Hola. Aquí comienza el antes y él después. ¿De qué? Te preguntarás. Te remonto 730 días antes de morir. Y no lo digo literalmente.
Era un día cualquiera de marzo. Y no, ni los pájaros cantaban ni el sol brillaba. Era el puto mes más nublado que había visto en mis 21 años. Llevaba unos pantalones agrietados y el frío se aprovechaba para penetrarme las piernas. Mis deportivas estaban húmedas por culpa de los charcos que formaban las grietas de la carretera. Se me hacía imposible caminar sin parecer más torpe de lo normal. Solamente era las 9 de la mañana. Me tocaba día de plancha y losa. Cuando ya mamá no te hace las cosas, la vida parece estar más desordenada. Pero, al mismo tiempo, agradezco saber dónde está cada objeto que busco y no tener que averiguarlo semanalmente jugando al escondite. Es difícil cuando te despegas del núcleo familiar. Es una sensación la mar de extraña y sobre todo, un sentimiento agrio. Desde que cumplí los 18 años, me fui de casa. Mi madre y yo chocábamos muchísimo y era imposible convivir juntas. Soy hija única y eso para mi madre era la excusa perfecta para justificar sus errores como "madre primeriza".No me podía aguantar las ganas de ir a la nevera a beberme un vaso de zumo fresco. Jacob lo había dejado preparado desde las 7:00 am antes de irse a trabajar. Siempre me preparaba zumo tropical casero, estaba en contra de los zumos de los supermercados y como norma de convivencia, estaba dispuesto en "ley" que no se compraban zumos de bote.
Jacob es mi compañero de piso. El típico chico alto con buen cuerpo que todas se quieren llevar al huerto, moreno de pelo y una piel tan bronceada que parecía que iba a todas horas a la playa. Padece de autismo, un transtorno neurológico que le dificulta relacionarse con otros. Sí, ¿dónde está su madre? ¿Por qué no vive con ella? Ya irás adentrándote en esta historia. Poco a poco, tranquilo.
Jacob muy pocas veces habla o sonríe. Y de las pocas que lo ha hecho, fue para decirme que no quería zumo de bote. Llegó a mi casa a través de una amiga de mi madre. Una manera reiterada de entrometerse en mis asuntos -sin pedírselo-.
Por así decirlo, me lo metió de cabeza. La verdad, es que no me ha dado ningún tipo de molestias. Pero, si me fui de casa de mis padres es porque no quería verme envuelta en historias ajenas. Y aunque con Jacob es como vivir sola, a veces se vuelve una comedura de cabeza. Se va desde temprano a trabajar con su cuidador personal y hasta las 16:00 pm no llega. Yo entro a trabajar a las 15:00 pm hasta por la noche, no nos vemos. Por suerte, su cuidador no es interino, pero como "persona autista" tiene que tener atención las 24 horas, por lo que tiene un chisme de esos colgados en el que pulsando un botón aparece como si fuese Flash.
Como él me deja zumo natural hecho para desayunar todos los días -de las pocas cosas que hace en la casa-, yo le dejo sus almuerzos favoritos preparados en la nevera. Alicia, su madre, desde que él era pequeño y le detectaron autismo, tenía menús especiales para él y cuando se vino a vivir conmigo, seguí la misma dinámica (por hacerle un favor a su madre). Lunes, miércoles y viernes sí o sí comida seca. Nada de salsas. Nada de caldos. Todo a la plancha. Martes y jueves tocaba potaje de col. No sé qué ser humano puede conseguir que le baje eso por el estómago, pero Alicia me dijo un día: "Cuando come potaje de col, te sonríe unas tres veces en el día e incluso te mira".
Aunque te suene extraño, un autista difícilmente te mira a los ojos, él vive en un mundo paralelo al tuyo y tienes que acostumbrarte a no entrometerte.
No he podido comprobar si sonríe o si me mira por el trabajo. Debe ser un incentivo para él. Los sábados y domingos no cocino. Por temas de mi oficina, viajo fuera de las islas y le toca a Alicia quedarse con su hijo en mi casa. Sí, en mi casa. Jacob no puede cambiar de rutina. Si le cambias las rutinas, le da ansiedad.
Aunque desde un principio, no entendí porqué no vive con él a diario, y no digo en mi casa, sino en la suya. Una vez me dijo: "Es lo mejor para Jacob".
Y teniendo en cuenta que se vino a vivir conmigo recién cumplí los 19, hace mucho de esa vez...
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Calíope
Teen FictionMe llamo Calíope. Y aún no sé porqué estoy contándote mi historia. Pero, si algo tengo claro es que hay un motivo. Un motivo por el que he querido que te pares a leerme. A mí y a mis letras. Te contaré algo: no vas a leer una historia de amor. No...