Jasper sonrió antes de soplar las velitas de su pastel de cumpleaños. Las velas, con formas de número veinticinco, eran de color naranja y resaltaban sobre el merengue blanco del pastel. Vio a sus sobrinos, los hijos de Ian y Jezziel, hundir "con sigilo" sus pequeños dedos en el merengue, recibiendo regaños de parte de sus padres.
Sintió a su padre acariciarle el cabello, y sintió el brazo de su madre pasar por sus hombros, ambos acomodándose para la foto familiar que normalmente seguía después del pastel. La manada entera se reunió alrededor de él para la foto. Diez segundos después, todos tenían ya una copia de la fotografía.
Sonrió al ver llegar a Stefan con un pedazo de pastel.
—Ten —el vampiro le dio el pastel, para después darle un suave beso en los labios—. Feliz cumpleaños número veinticinco, Jasper.
Jasper le dio las gracias. Era el primer cumpleaños en su vida al que se sentía ajeno. Quería estar feliz, porque estaba en familia y tenía a su lado a su compañero, pero precisamente ese pensamiento era lo que le hacía infeliz. Tenía veinticinco, y su novio era un vampiro con la apariencia de alguien de veinte.
¿Cómo podría estar feliz sabiendo que era un año más viejo? ¿Cómo podría estar feliz sabiendo que le quedaban por lo menos otros 80 años de vida? Claro, tenía veinticinco y parecía de 18, pero eso no significaba nada, porque sólo era apariencia. Algún día moriría y dejaría solo a su compañero.
Su día transcurrió increíblemente bien para los estándares de un cumpleaños aceptable. Cuando se hizo de noche, Jasper regresó a la casa de Stefan. No vivían juntos aún, pero de vez en cuando Jasper se quedaba a dormir unos cuantos días antes de regresar a la universidad, porque justo después de terminar su carrera de derecho, decidió comenzar a estudiar administración.
Al llegar a la casa, encontró a Stefan en la cama leyendo un libro. Su espalda daba al respaldo de la cama, tenía unos pantalones deportivos, una playera gris y estaba descalzo. Se veía increíblemente guapo. Se quitó toda la ropa, excepto sus bóxers, y subió a la cama. Stefan acarició su brazo cuando lo pasó a través de su cadera y el vampiro soltó una risa al sentir el cosquilleo de la nariz del lobo levantar su playera para olisquear su cintura. El silencio reinó unos cuantos minutos. Luego Stefan habló:
—Haz estado muy raro todo el día. ¿Qué sucede? —murmuró mientras hundía una mano en el cabello del lobo sin despegar la vista de su libro.
—Soy un año más viejo —susurró. Stefan, con sólo escuchar eso, comprendió. Dejó el libro a un lado y miró a su novio.
—Lo sé, pero no hay nada que podamos hacer.
—También lo sé, pero eso no evita que piense en ello. Constantemente pienso en que moriré y te dejaré vivir la eternidad en soledad.
Stefan se acomodó en la cama de manera que ambos quedaron cara a cara, sus narices separadas por unos cuantos centímetros.
—No sé qué decir para calmarte.
Jasper torció la boca en una mueca.
—¿Crees que Magnus pueda ayudarnos a buscar algo? Una cura, tal vez.
—Había una cura —dijo el vampiro en un suspiro—. Pero no creo que sea posible conseguirla de nuevo.
—¿Podríamos intentar? —inquirió el lobo. Stefan asintió, tomando la mano de su novio y llevándola hasta sus labios para besar el interior de su muñeca. Acarició con la nariz su piel, deleitándose en el proceso con el olor de su sangre.
Tenían esta especie de ritual de olisquearse justo antes de beber la sangre del otro. La última vez que habían hecho esto fue hace unos meses, cuando Jasper había tomado un vuelo a Italia para ver a la familia de parte de su madre. Ambos sabían que no se verían en unas cuantas semanas, y lo habían hecho.
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Teen Wolves [En Edición]
Hayran KurguAdvertencia: Esto NO es Sterek. La pareja sólo aparece brevemente en un par de capítulos Ser un adolescente de por sí es bastante complicado, pero ser un lobo adolescente lo es aún más. Sobre todo cuando perteneces a la familia Hale-Stilinski, donde...