Capítulo 9

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Marinette fue por un recipiente donde puso un poco de agua tibia. Sabía que la temperatura no podría bajarla de una con agua muy fría, debía ser de a poco.

Tomó dos paños y los hundió en el agua, despejó la frente de su compañero y puso uno ahí, luego abrió un poco el tapado levantando su camiseta para posar la otra en su vientre.

Chat Noir frunció el ceño a la vez que soltaba un quejido seguido de una tos seca.

—Ya te pondrás mejor... No dejaré que nada te pase. —peinó su cabello con sus dedos, hablando en un susurro. —es raro verte sin tus orejas... —lo observó en silencio, sintiendo el impulso de ver dejado del antifaz que le había puesto, pero rápidamente negó con la cabeza poniéndose de pie. —mejor iré a cocinar algo para cuando despiertes... Tikki, ¿puedes verlo mientras estoy abajo? — preguntó a la pequeña kwami y esta asintió. —si despierta avísame.

—Claro, estaré al pendiente. —le sonrió.

—Gracias, no tardaré mucho.

Marinette bajó a la primera planta, sus padres atendían la panadería así que podría cocinar tranquilamente sin interrupción. Buscó todos los ingredientes necesarios para hacerle un caldo de pollo al felino, sin duda eso le serviría bastante. Estuvo casi media hora ahí y cuando ya tenía todo a fuego lento, apareció su kwami con sigilo.

—Marinette. —susurró.

—¿Qué pasó?, ¿está bien? —preguntó alarmada.

—Es que se está quejando mucho, pero aún no despierta...

Ella se quitó el delantal, dejándolo sobre una de las sillas y se encaminó a su habitación cerrando con seguro después de entrar. Cuando llegó a la cama, tomó asiento al lado de su compañero quitando el paño de su frente y vientre.

—Papá... lo siento. —se escapó en un quejido angustioso de la boca de Chat Noir. —Mamá...mamá... —llamó repetidas veces y el corazón de la chica se estrujó bajo su pecho.

Shh... tranquilo gatito, estoy aquí contigo. —acarició su rostro con cuidado y este volvió a toser frunciendo el ceño.

—Marinette... —habló por lo bajo tragando con dificultad y ella se acercó un poco.

—¿Qué sucede?, ¿estás despierto? —preguntó. Él abrió sus ojos lentamente, encontrándose con las azuladas gemas que portaba la chica.

Marinette sintió como su corazón comenzaba a latir con más fuerza al momento de enfocar aquellos ojos verdes que la veían decaído. Jamás imaginó que los ojos de su compañero fueran literal de color verde, creía que era sólo efecto del traje. Una ola de nervios acudió a ella al darse cuenta que ya no la veían esas pupilas felinas, sino que sus ojos reales, unos ojos con los que en más de una ocasión se preguntó como serían sin la transformación.

Por alguna razón que ella desconocía, tener tan cerca a su compañero de batallas provocaba una lucha interna entre una paz inexplicable y un torbellino de sensaciones, mezcladas con la inquietud.

<<Sus ojos son más bonitos de lo que imaginé.>>

—Chat... ¿cómo te sientes? —preguntó en suavidad aún a la escasa distancia, atreviendose a tomar su mejilla.

Él guardó silencio intentando asimilar que ocurría y porqué se encontraba ahí con la chica de coletas.

—¿Qué fue lo que pasó? —cerró un momento sus ojos para sentir aún más profundo las caricias de la joven.

—Te encontré en mi balcón inconsistente y te traje aquí, ¿recuerdas algo de lo que te pasó?

—No lo sé... Sólo recuerdo que peleé con un akuma y luego llegué aquí porque me sentía mal, pero ya no se que mas pasó... lo siento si te preocupé. —ella negó con la cabeza, despejando su frente húmeda por el sudor y el paño mojado que tenía anteriormente.

Following The HeartbeatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora