Subaru se despertó cuando Shu se removió contra el.
Su cabeza estaba cómodamente apoyada contra su pecho haciendo que le fuera difícil querer levantarse. Hacia tiempo que no estaba tan cómodo durmiendo. Sentía el calor de su hermano, su pulso resonando en sus oídos y como sus brazos lo rodeaban como si tratara de protegerlo.
Realmente quería permanecer un rato mas junto a el pero su estomago no se lo permitió.
—Shu ¿Estas despierto?
El rubio no contesto lo que le hizo entender al menor que seguía dormido y que antes solo se había movido en sueños.
Suspiro.
Tenia mucha hambre, salvo la sangre de Shu no había comido nada en los últimos dias. Pero no quería bajar y encontrase a un vengativo Reiji o a un violador con sombrero.
Aun así le hambre le estaba matando y si no quería devorar al rubio antes de que este despertara tendría que comer algo.
Logro zafarse de los brazos de su hermano pero cuando se levanto de la cama una mano lo detuvo.
—¿Adonde vas?
Se giro para encontrarse con unos ojos zafiro entreabiertos mirándole con preocupación.
—Abajo, a comer algo.
—Ni lo sueñes.
—Veo que no lo entiendes—el alvino le lanzó una mirada sombría—Si no quieres ser tu el desayuno te sugiero que me sueltes.
—No vas a bajar—repitió cortante Shu—No al menos sin esto. —Tomo su daga blanca que estaba en la mesilla. Subaru no recordaba haberla dejado hay, juraría que la llevaba en cima cuando se durmió. —Te la saque porque me la estabas clavando. —explico el mayor.
—Como sea—le quito la daga al mayor y se la guardo en su cinturón bajo la camiseta, donde nadie podía saber si se encontraba hay o no.— Hasta luego—se despidió encaminándose hacia la puerta.
—Espérame, voy contigo—dijo el rubio levantandose perezosamente de la cama.
—Haz lo que quieras. Iré a cambiarme, te espero en el pasillo.
Subaru salió de la habitación y se metió rápidamente en la suya.
Su cuerpo estaba algo pegajoso por el sudor de ayer y olía algo mal, por lo que decidió ir hasta el cuarto de baño de su habitación y se pego una ducha rápida. Se vistió lo mas rápido que pudo con una camiseta negra que encontró por hay y unos pantalones oscuros. Termino de ponerse sus botas blancas y se colocó su daga y su collar de llave.
Salió de la habitación esperando que con lo que tardo el rubio se encontrara al final del pasillo esperándolo. Pero no estaba.
—Tch, maldito vago, seguro que se quedo durmiendo otra vez.
Se dirigió de nuevo hasta la habitación del rubio y entro en ella esperando encontrarse al vago durmiendo pero en su lugar, se encontró a un Shu sin camiseta con su pecho al descubierto.
El mayor estaba a punto de colocarse un jersey de lana azul cuando el alvino entro por sorpresa en el cuarto haciendo que se detuviera y se girara a verlo. Sonrió al verlo con su cabello húmedo pegado a la cara, se veía demasiado adorable para ser un vampiro.
—¿No se suponía que debías esperar en el pasillo? —pregunto con una sonrisa picara el rubio—si hubieras llegado un poco antes me hubieras visto sin ropa.
Subaru no fue capaz de articular palabra. Su rostro era fácilmente confundible con el color de sus ojos.
¿Por qué se ponía así con solo ver al mayor sin camiseta?—V-vine porque tardabas demasiado—logro responder— Termina de vestirte, te espero.
Se dio la vuelta y salió de la habitación hecho un amasijo de nervios. Realmente su hermano tenia buen cuerpo a pesar de que el unico ejercicio que le veía hacer era tocar el piano o el violín. Pero aun seguía sin entender por que se ponía así, puede que se hubieran besado la noche anterior y que el le hubiera correspondido. Aunque comenzaba a sentir algo por el rubio, eso no incluía que tenia que sentirse de esa manera nada mas verlo en esas circunstancias.
—¿Que? ¿Tirasteis el cadáver de Chichinasi a la basura?— pregunto un pelirrojo.
—Si sabes lo que te conviene Ayato, lárgate. —se contuvo el alvino de saltar sobre el y golpearlo hasta destrozarlo por completo.
—Vi lo que le hiciste a Reiji, padre no se lo va a tomar muy bien.
—¿A si, y crees que se lo tomara aun mejor si en lugar de un hijo tuerto tiene a dos? —amenazo el menor. Si tenia que matar a todos en la mansión para que le dejaran vivir tranquilo lo haría, y empezaría por el pelirrojo.
—Inténtalo—le provocó.
Rubí y esmeralda chocaron como dos tsunamis que amenazaban con destruirlo todo a su paso. Subaru realmente quería matarlo, vengar de una vez la muerte de Yui y mostrarle a todos el verdadero monstruo que podía ser. Todos en la mansión verían que con el no se debe jugar.
—Sera un placer.
Le asertó un puñetazo en la cara y mientras estaba aturdido sacó su daga con la otra mano y la alzo dispuesto a hacerla descender sombre su hermano.
Pero una mano lo detuvo.
Shu había salido de su cuarto y al ver la pelea decidió intervenir. Sujetó al alvino del brazo evitando que apuñalara a Ayato.
—¿QUE DEMONIOS HACES SHU? —grito el alvino con rabia, esta era su oportunidad podría haber vengado la muerte de la humana si no fuera por que el rubio lo paro.
—No hagas tanto ruido—Se quejo el ojizafiro por grito que pego el menor.
—¿Qué NO GRITE TANTO? ¡VETE A LA PUTA MIERDA VAGO! PODRIA HABER VENGADO A YUI Y POR TU CULPA NO LO HICE. ¡Y SUELTAME DE UNA VEZ! —se quito de encima la mano de Shu haciendo uso de su daga.
El rubio gruñó de dolor cuando el filo de esta le hizo un grueso corte en la palma de la mano. Miro sorprendido al su hermano, no se esperaba que el hiciera algo así, aunque realimente se lo merecía, le había impedido vengar la muerte del que fue su unico amor. Pero no podía dejar que matara a Ayato, si lo hacia era probable que esa persona lo matar a el por ello.
En cierto modo le había salvado la vida aunque él no lo comprendiera. Podía soportar que Subaru lo odiara, pero no que este muriera.
Sin él ya no tendría ganas de despertar nunca.
—Subaru…
—¡DEJAME EN PAZ! —volvió a gritar. Sus ojos enfurecidos se habían oscurecido hasta adoptar el color de la sangre. Realmente se sentía traicionado. Shu debería ser la persona que mejor podría comprender el dolor que estaba sintiendo. El perdió a su mejor amigo, un humano, por culpa de uno de sus hermanos. Debería poder entender su sufrimiento y su deseo de querer vengarse.
Subaru se teletransporto. No quería seguir viendo a ambos imbéciles a los que se suponía que debía llamar hermanos.
Le dolía la traición de Shu como le dolió tener su propia daga clavada en el estomago cuando Ayato le apuñaló. Quería llorar y golpear esta mansión hasta conseguir que se viniera abajo.
Pero no lo haría, no le daría el gusto a ninguno de sus hermanos de llorar por ellos.
Sabia que no debería haberlo besado, no debería haberse hecho ilusiones con que realmente había alguien que lo apreciaba.
Tal vez solo le dijo aquella cosas por que quería ganarse su confianza, hacerle creer que el jamás le haría daño, para luego apuñalarlo por la espalda y matarlo como pretendían hacer todos sus demás hermanos.
Subaru comprendió al fin que nunca abría nadie que lo quisiera de verdad, su familia jamás dejarían de hacerle daño, no permitirán que el sea feliz.
El siempre estaría solo
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La Daga Blanca (Shu x Subaru)
Hayran KurguSubaru vive con sus cinco medio hermanos en la mansion de su familia junto con la humana Yui, quien es asesinada por Ayato y esto despierta la ira del alvino. Pero sus hermanos no piensan permitir que el menor sea feliz y para ello cada uno trata de...