Capítulo Único

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Jungkook secó el sudor de su frente, agotado. Se encontraba en la cocina con un sencillo delantal de color verde atado a la cintura. Su novio, Seokjin, había salido a hacer unas compras y le había dejado solo en casa, encargado de todas las tareas que debían estar listas esa misma Noche Buena.

Ahora decoraba unas galletas con pasta de azúcar de colores y, lo que debía ser un árbol de Navidad, terminó por ser un churro azul y amarillo ya que todavía no sabía cómo mezclar colores. Una bandeja con un enorme pavo rodeado de patatas cortadas se encontraba en el horno y tendría que ser sacado en unos pocos minutos, así que estaba pendiente de ello, mirando el reloj cada dos segundos.

El teléfono sonó, asustándolo. Se levantó rápidamente y caminó hacia él. Lo cogió y, al tener las manos cubiertas por restos de pasta de azúcar, se resbaló de sus dedos cayendo al suelo. Entró en pánico al ver como el dispositivo yacía entre los cables del árbol de Navidad, todavía sonando, persistente. Respiró hondo y alargó el brazo para recuperarlo, teniendo cuidado con no estirar de ningún cable, aunque, quizás, no demasiado.

Cuando acercó el aparato a su oreja, el árbol se movió, inclinándose hacia él. Ahogó un grito y lo sostuvo para que no cayera al suelo. Sin embargo, muchos de los adornos se cayeron. Y el teléfono dejó de sonar. No tuvo tiempo de arreglar aquel desperfecto, pues un intenso olor a quemado lo invadió.

—¡El pavo!

Horrorizado, regresó a la cocina. Apagó el horno y lo abrió, encontrándose con una enorme humareda que le hizo retroceder. Ni siquiera se preocupó de usar un trapo, trató de sacar la bandeja con las manos desnudas, quemándose en el intento. Sopló sus dedos con desesperación y los vertió en un vaso de agua. Luego sí, sacó el carbonizado pavo.

—¿Qué voy a hacer ahora? —sollozó.

Y no podía ser peor momento cuando su novio abrió la puerta del departamento, con sus brazos llenos de bolsas de compra y una enorme sonrisa por boca.

—¡Kookie! —llamó— ¡Ya volví! ¿Está el pavo listo?

Entrecerró los ojos cuando vio el árbol con sus luces apagadas y torcido y, ¿que era ese olor? Colocó con cuidado las compras en la entrada y se asomó por la puerta de la cocina, donde su pequeño Jungkookie se encontraba.

—¿Qué pasa, Kookie? —cuestionó al verlo decaído.

El menor se asustó, estaba avergonzado.

—Jin... Yo lo arruiné... —terminó por decir.

—¿Qué arruinaste, bebé? —Se acercó a él y secó sus pequeñas lágrimas con dulzura.

—Todo —sollozó—. ¿Viste el árbol? ¡El pavo ya no es comestible!

El pequeño colocó sus manos sobre las de su novio, tratando de apartarlo y fue entonces cuando Seokjin vio aquellas quemaduras en sus dedos.

—¿Estás bien? —preguntó inspeccionando cuidadosamente esas heridas.

—¡Eso es lo de menos, Seokjin! ¿Qué comeremos ahora? ¡La nevera está vacía y están a punto de llegar!

—Jungkook, cálmate un momento y respira hondo, ¿sí? —pidió.

El otro así lo hizo y Seokjin lo envolvió en sus brazos.

—Perdón —Su llanto era tal que comenzó a hipar.

—No pasa nada. Tranquilo, bebé —dijo acariciando los cabellos del menor—. Habría sido mucho peor si te hubieras herido, ¡o si se hubiese quemado la casa! Podemos arreglarlo.

—¿Cómo? —Jungkook no sabía qué podían hacer, todo estaba perdido para él.

—Pediré comida a domicilio, tú puedes recolocar los adornos en el árbol —señaló—. Pero primero te curaré esas quemaduras, ¿vale?

El menor asintió y caminaron juntos hasta uno de los cuartos.

***

—¿Esto será suficiente? —preguntó Jungkook mirando los platos de comida.

—Claro —contestó el mayor.

—¿No había nada mejor?

—A todo el mundo le gustan las hamburguesas.

—No es verdad.

—Sí lo es.

El menor suspiró. Su novio era persistente, ¿quién podría negarle nada?

—Pero, ¿hamburguesas en Noche Buena?

—¿Qué estás diciendo? —Se acercó a su novio y pellizcó sus mejillas— Lo importante de esta cena no es la comida, sino la reunión, ¿no crees? Y estaremos juntos, eso es suficiente —Miró la reacción del pequeño, inexistente—. ¿Por qué estás así? No lo estabas el año pasado.

—Bueno —comenzó a decir, tímido—, es la primera Navidad que voy a pasar junto a tu familia y supongo que estoy algo ansioso, Jin —admitió.

—Ah... Así que es eso —Sonrió debido a la ternura del menor—. No te preocupes, mi familia solo se reirá del desastre, no creo que diga mucho más.

—Pero yo quería darles una buena impresión.

—¡Y la darás! —exclamó, totalmente convencido— ¡Eres el chico más bonito de la ciudad! Les vas a encantar.

—No creo que...

Negó con la cabeza, callándolo.

—Si te sientes abrumado por causa de mi familia, solo dímelo —comentó luego—. Seokjin hyung te salvará —Jungkook rió como siempre hacia cuando su novio usaba la tercera persona para referirse a él mismo—. Son nuestras primeras Navidades juntos, disfrutémoslas.

Seokjin entrelazó sus dedos con los de su novio para después acercarse a él y besar sus labios.

Y, eso; permanecer unidos, eso es la Navidad.

Sorry for ChristmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora