El poema más viejo del mundo

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¿Cómo describir lo desconocido? ¿Cómo medir el alcance de lo que devora cada suspiro, cómo sondar el amor?

Vanas son las palabras, me amargan, no dicen nada, las detesto, es como ladrar al viento, frustración, a mis venas veneno.

Desesperadas, ideas confusas y descartadas, escapan, un salto suicida a través de la única ventana, dolor, escapan de la alta prisión y mueren estalladas, impresas, estampadas, hechas tinta, hechas nada, mueren recién liberadas de esa prisión con mas huesos que carne, irrigada con sangre, que poco a poco va perdiendo su valor.

¿Sangre devaluada, cómo sondar el amor?

Caminar descalzo de madrugada con la mirada al frente pero sin ver nada, como con los ojos dentro, contemplando el vacío oscuro que avanza.

Infección del alma, huésped maldito, la llaga que no se sacia, llaga con la perfecta silueta de lo que me hace falta, pues ¿Cómo bajar al infierno sin depender de dios?

Tarde me di cuenta, que decadencia es al deleite lo que el amor al odio.

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