Hojas a medio escribir esparcidas por la mesa, tres tazas de café vacías apilonadas en el desgastado mueble y ropa tirada de cualquier forma por el piso era parte del desorden que tenía Ashley en su habitación. Ella dormía profundamente en su pequeña cama, y horas después agradecería haber echado una siesta, ya que últimamente descansaba poco buscando inspiración para escribir su nuevo tema. No quería algo romántico, ni algo muy personal, tampoco algo deprimente -lo que habitualmente escribía-. Quería salir un poquito de su zona de confort y escribir algo animado, pero al haber estado siguiendo siempre las mismas pautas, abrirse a cosas nuevas le estaba pasando factura.La paciencia se le estaba acabando, tenía que culminar su trabajo antes del 1 de Abril si quería mantener su humilde apartamento. Se ganaba la vida con eso y a pesar de que no le disgustaba, quería algo mejor. Era un trabajo temporal, no pensaba limitarse a eso ya que no le pagaban bien...ni siquiera le daban créditos cuando las canciones eran publicadas.
Abrió los ojos al sentir la luz que se filtraba por la ventana encima de ella. Miró el reloj colgado en la pared y supo que había dormido unas 7 horas. Se desperezó y se levantó para ir al baño, después cogió el cepillo y empezó a peinarse mientras miraba su reflejo en el espejo.
La marcas violáceas debajo de sus ojos la hacían ver como una muerta viviente, y eso le hizo recordar a su progenitora, quien siempre lucía cansada y desgastada.
Entonces empezó a hacer lo que más odiaba, pensar. Además de ser a veces ser una pérdida de tiempo, le hacía recordar los viejos tiempos, en donde era ingenua y feliz. Donde nada aún le atormentaba.
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando un insistente llamado a su puerta rompió la afonía de la casa. Salió del baño, esperándose lo peor. Debería haber prestado atención al aviso que recibió la noche anterior, cuando una bala con su nombre grabado llegó a la puerta de su casa. En ese momento pensó que sería otra de las infantiles bromas de su vecino, caracterizado por hacer estas mismas.
Se había acabado todo, la habían encontrado.
Se quedó estática en su sitio, sin saber muy bien que hacer. ¿Debería fingir que no hay nadie?, ¿tal vez abrir la puerta aparentando ser alguien más? No, mejor no, se darían cuenta. ¿Eran ellos realmente?
Su corazón latía con ímpetu en su pecho, y todo fue a peor cuando vio una silueta humana a través de la cortina. La lentitud con la que le pareció que sucedía todo, la puso más nerviosa de lo que nunca había estado. Alguien había entrado por la ventana, la misma que ella dejó abierta por un simple descuido. La había cagado, ¿Cómo es posible ser tan estúpida?
No sabía cómo reaccionar, se había imaginado en esta situación mucho más de una vez, sin embargo, estar viviéndola era muchísimo más estremecedor y pavoroso.
Era solo uno, llevaba una bolsa negra colgada en el hombro e iba vestido enteramente de negro. Acto seguido, miró rápidamente por la ventana y se recostó en la pared, soltando un suspiro. Enseguida notó a la chica a dos metros de él, con la boca abierta. Cuando vio que estaba a punto de gritar, se precipitó a taparle la boca y le miró directamente a los ojos.
—No hagas ruido, alguien me persigue. Cuando se vayan, prometo desaparecer y olvidarás esto —la chica hizo un esfuerzo por soltarse, pero él no iba a ceder antes de estar seguro de que no iba a gritar— Promete que no gritaras y te soltaré, ¿entendido? —Ashley respondió asintiendo con la cabeza. El aún desconocido, cumplió su palabra y segundos después se encontraba bajo Ashley, inmovilizado.
Ella esperaba sonar convincente, a pesar de estar cagada de miedo.
—¿Cómo puedo saber que realmente no vienes a hacerme daño y te están persiguiendo?
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Refreshing
ActionTres inadaptados sociales que solo buscan la libertad. Un ladrón con el complejo de Robin Hood, una asesina con un pasado que la consume y un suicida marginado por la sociedad. Tres jóvenes con un cálido corazón envuelto en hielo que se deshace al c...