Capítulo 13

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Jurgen

¿Dónde estás Jurgen? — Me planteó mi agente desde el otro lado de la línea — No logro escuchar nada, hay mucho ruido.

— Dame un momento, voy a salir a la calle — le informé dirigiéndome a la salida — estoy en un bar.

Jurgen necesito que mañana me entregues el contrato que te dí — me dijo entonces. Logré salir a la calle para hablar tranquilo.

— Está bien. Ya firme el contrato después de leerlo. Puedes ir mañana en la mañana a buscarlo.

Perfecto. Mañana estaré ahí. Ah y debo hablarte de algo importante mañana. Cuídate, adiós — terminó rápidamente.

Me llamaba a esta hora de la noche por algo tan simple. Aunque ya me había dejado la incertidumbre por saber qué era eso tan importante que debía decirme mañana. Me di media vuelta para entrar y vi que estaba Samantha observándome con detenimiento a unos pocos metros de mí. Se veía reluciente con ese vestido y su peinado cuidadosamente recogido le daba un toque fantástico. Aunque su rostro denotaba tristeza.

— ¿Contrato? — Indagó juntando sus cejas — ¿En qué andas?

— ¿De verdad te interesa saber sobre mi vida? — le planteé para evitar hablarle del tema. Sam había escuchado y estaba curiosa, pero no podía decirle de que se trataba.

— No, la verdad. Olvídalo.

— ¿Por qué tus ojos se ven como si hubieras llorado? — le pregunté observando con cuidado.

— ¿De verdad te interesa saber sobre mi vida? — me respondió con la misma respuesta que le dí anteriormente.

— Sí — le dije tragándome el orgullo de no habernos hablado desde el día en que nos quedamos encerados en el armario. Ella no se había esperado esa respuesta y se mostró algo sorprendida y nerviosa. ¿Yo la estaba poniendo nerviosa? Sus mejillas habían tomado un suave color rosa, era adorable. Estaba sintiendo que no podía contenerme a estar alejado de Samantha.

— Ya no importa — dijo mirando el piso y pasando sus manos por su cara. Me acerqué un poco más a ella para tenerla un poco más cerca.

— ¿Es por Elioth? — supuse al recordar haberlo visto entrar con una extraña expresión en su rostro en el momento en que yo salí hablando por teléfono. Sam levantó la mirado enfocándose en mi con una expresión de pena — ¿Puedo ayudarte?

— Ni necesito tu pena, vete — soltó con enfado. No quise dejarla así, me quedé parado frente a ella con los ojos clavados en su mirada. Ella ya había captado que no me iría hasta que me contara algo, aunque eso fuese casi imposible — Se terminó lo que nunca empezó — dijo suavemente en un suspiro.

Esas palabras se clavaron en mi como estacas al sentirlas tan propias. Para mi también se había terminado eso que nunca empezó, se había terminado lo que nunca pude empezar con ella. Y aunque yo había decidido no seguir enamorándome de Samantha, había pasado noches sin dormir lamentando ser un cobarde. No había aprendido nada de los personajes de mis libros que se enfrentaban a impensables obstáculos por lograr concebir su cariño. Sentía la necesidad de abrazarla, de sentirla entre mis brazos y decir "todo está bien".

— Entiendo lo que dices — me sentía enojado con el idiota de Elioth, Sam había llorado por ese imbécil — ¿Qué es más difícil, terminar con una relación que duró muchos años o terminar con lo que nunca empezó? — Ella me miró con los ojos humedecidos — creo que es la segunda. Quedarse con lo que podría haber sido, con los momentos que nunca llegaron y con los sentimientos a la espera de ser extinguidos hasta no dejar rastro alguno de ellos. Y pensar en cómo habría sido caminar juntos de la mano, en cómo habría sido pasar los días juntos, en cómo habría sido compartir los recuerdos. Pero saber que no se puede, que es algo que nunca fue, duele.

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