Parte única.

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Los oídos le zumbaban, sentía como si un taladro le destrozara la cabeza, trató de moverse pero no pudo, intentó de nuevo y no lograba moverse.

Cada maldita célula de su cuerpo dolía como el jodido infierno.

Se sentía cada más perdido, lo único que escuchaba eran los sonidos de las ambulancias, de las patrullas de policía, de la gente gritando, todo se escuchaba como un lejano eco.

¿Qué había pasado?

Se obligó a si mismo a recordar.

Y en cuanto lo hizo algo más le dolió terriblemente pero este era un dolor tan grande que no se comparaba con el dolor físico.

~•~

-Hey, Blasty.–Le llamó Eijirou, asomándose por su puerta.

-¿Qué quieres, pelo de mierda?–Respondió Katsuki tan cariñoso como siempre -nótese el sarcasmo-.

-Necesitó ir a comprar algunas cosas que olvidé traer de casa ¿Me acompañas?–Al saber la respuesta que este le daría simplemente hizo un puchero tratando de comprarlo así.

Pero su “víctima” ni siquiera quitó la mirada del teléfono para responderle.

-No me jodas.

-Anda, Bakugou, no seas así, acómpañame.

-No.

-Pero...

-No.

-Eres cruel...–Le había dicho, tratando de comprarlo con aquella mirada de cachorro abandonado.

-Vete a la mierda.

Al ver que no tenia mayor opción, decidió utilizar el plan B aunque este sea un poco bajo pero al final siempre lograba su objetivo.

-Bien, le llamaré a Midoriya para que me acompañe.

El cuerpo del rubio se tensó al oír el nombre de ese idiota, algo más se tensó en su interior con la simple imagen en su cabeza del pelirrojo saliendo, solo, con ese inútil. Y casi como si fuera un resorte se levantó con rapidez.

-Ah, yo también debo comprar algunas cosas ¿Qué? –Dijo al ver como el pelirrojo ahogaba una risa, maldito sea.–Mueve el culo, Kirishima.

Bingo, Eijirou.

Sabia que Bakugou mentía sobre tener que comprar algo pero estaba tan feliz de que aceptará acompañarlo que no le importó.

-Sip, ya voy.–Dijo con una sonrisa que hizo que el corazón de Bakugou se derritiera, aunque no lo dijera.

Habían salido a comprar las cosas que Kirishima necesitaba, curiosamente Bakugou compró unos guantes nuevos.

«Al menos no mintió del todo» pensó Kirishima.

Al terminar sus compras habían salido a comer un helado que se le había antojado al pelirrojo pero tuvo que rogar bastante y soportar muchos sermones de parte de Katsuki.

-¡Acabas de salir de un puto resfriado, no comeras un jodido helado ahora!

-¡Pero quiero helado, Blasty!

Soló Una Vez MásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora