Todo comienza en T/P, eres T/n Davis, hija del subdirector de una importante empresa la cual se origina y mayormente se desarrolla en el continente asiático.
Sin embargo, debido a esto, constantemente realizaba viajes de negocios considerablemente largos los cuales en su mayoría eran en fechas importantes como en nuestros cumpleaños, en el día de la madre, navidad, año nuevo, entre otras festividades.
A lo largo de tu vida, ya se habían mudado de país más de 4 veces, por lo cual hace un tiempo atrás junto a tus padres decidieron estabilizarse en Estados Unidos, ya que era la mejor opción tanto para él y su trabajo, como para ti, tu madre y próximamente tu tan esperado hermano Chris.A pesar de eso la comodidad no duró más que un par de años, ya que actualmente debido a la alta demanda de productos y la extensión de gran la empresa en Seúl, tu padre como mano derecha del director pasó a ser encargado de la gestión de operaciones y desarrollo de la misma.
Eso significa que debería acceder a trabajo de tiempo completo, residir en la misma localidad. No obstante él no estaba muy de acuerdo a pesar de que constantemente frecuentaba esos lugares, por alguna razón en ese momento presentó cierto disgusto ante la opción de tener que mudarnos definitivamente a Seúl.-Es una muy buena oportunidad. Además no todos los días te reconocen mundialmente.-Expresó su esposa sonriendo cálidamente.
-¡Exacto!. Mamá tiene razón, también debes tener en cuenta que así podríamos estar más juntos.-Comentaste.
El suspiró con pesadez, acto seguido pasó sus manos por su cabello como si estuviera tratando de controlarse.
-Soy yo quien decide eso. No estoy seguro de este cambio sea bueno para la familia, ni siquiera estoy seguro de aceptar esa oferta de trabajo.-Acto seguido se levantó para tomar su teléfono que estaba sobre la mesa de centro y constantemente vibrando.
Le echó un vistazo a al mismo y se retiro de la sala algo enfadado. Minutos después volvió con una expresión mucho más aliviada.
-Tu padre tiene razón. Ya demasiada presión tiene en su trabajo, deberíamos respetar su decisión.-Mencionó tu madre.
-Ya habíamos accedido a mudarnos, nosotros si queríamos mudarnos.-Su tono de voz cambió notablemente.
-Pues, acaban de llamar y por lo visto no me queda más opción que aceptar o ceder mi cargo.-Vociferó el mayor.
-Mamá, ahora si, solo falta que estés de acuerdo tú, si dices que sí, haré todo lo que tu quieras, limpiaré la casa durante un año si es necesario.-Añadió T/n recibiendo una mirada de desconfianza de su padre.-Tenemos que tener en cuenta la decisión de tu padre, a final de cuentas, el tiene la última palabra.-Dijo arrebatando el poquito de esperanza que aún te quedaba-
-¿Qué más da?. A el le van a pagar mucho no se puede quejar.-Acto seguido te cruzaste de brazos-
-Hija... ¿Te estás volviendo loca?.- preguntó tu padre juzgando con la mirada.
-¡NO ME PUEDES ACUSAR DE NADA!.
No tienes pruebas, soy inocente. ¡JAMÁS PODRÁN CONTRA MÍ!-Tus padres te miraban raro mientras te reías descontroladamente así que te adelantaste.-Nah, no se la crean.Se miraron entre sí, generando un silencio un poco incomodo, pero tu padre decidió por fin hablar.
-Bueno, yo solo estaba esperando su desición, ya que todos modos iba a aceptar.-Sonrió levemente mientras rascaba su nuca.
Festejaste junto a tu hermanito, imaginandote ya caminando por las calles de Seúl, visitando el río Han, utilizando el uniforme de estudiante.
Te hacía muchísima ilusión ya que hacía un par de años que comenzaste a sentir interés por dicha cultura, el idioma, sus costumbres, el arte. Esa noticia para tí fue como haber ganado la lotería, pero tu minuto de felicidad se vió interrumpida.-Pero me limpias la casa durante todo año, tú lo dijiste.-Comentó sonriendo victoriosamente .
-¡Eres malo!-Inmediatamente lo fulminaste con la mirada.
Los días pasaban demasiado lento, tus nervios iban en aumento así como tú nivel de felicidad. Las ansías eran muy notables de parte de todos, aún estaban con los preparativos, asegurandose de que llevaban todo lo necesario, pero a muy pocas horas de embarcar.
Una vez en el avión, tras 17 largas horas de vuelo, llegaron al aeropuerto de Incheon- Seúl.Con el mayor deseo de bajar del avión cuanto antes y conocer de una vez su nuevo hogar se dirigían a buscar sus pertenencias, seguidamente se encaminaban hacia la salida en el momento en el que tu padre sintió falta de su maletin, el cual no habia recogido al desembarcar.
-¡Tengan cuidado, no se vayan a perder!- Advirtió tu madre antes de ir donde tu padre.
Asentiste a la par que notaste como la gente comenzaba a encimarse, notaste camaras y gente que comenzaba a gritar y alborotarse dirigiendose hacia una misma direccion, por curiosidad y con precaución te acercaste lentamente a ver.
Cada vez se acercaban más a la multitud, cuando comenzaron a moverse. Inconcientemente tu también diste unos pasos más en lo que la gente cambiaba de dirección, sin darte cuenta, las personas comenzaron a empujaron entre sí, siento así tu rehén de la mala suerte, tropezando, inmediatamente cerraste los ojos esperando el impacto, pero para tu sorpresa, sentiste como te sujetaban.
-¡Justo a tiempo!. ¿Estás bien?. ¿Te hiciste daño?.-Preguntó.
Con rapidez trataste de acomodar tu ropa y tu cabello lo mejor posible.
-Sí, perdón. Es que estaba curiosa de saber por qué hacían tanto alboroto, asi que me acerqué y cuándo llegué hacia aquí me empujaron.-Respondiste nerviosa.
Levantaste la mirada rápidamente al sentir que la voz te era muy familiar, sin imaginar que el maravilloso ser que había salvado si hermoso rostro era nada más y nada menos que el mismísimo Minho.
Admiraste su belleza, durante unos segundos, incrédula, te paralistaste unos segundos, hasta que a lo lejos comenzaste a escuchar nuevamente gritos llamándolo.
-Perdón si te incomode-Dijiste apenada.-No hay problema, ahora,si me disculpas, debo irme. Adiós -Hizo una reverencia.
De igual manera te despediste con una reverencia, mientras lo veías alejarse poco a poco y a los chicos mirando hacia donde estabas tú.
Toda aquella gente que hasta unos minutos atrás permanecía allí, desaparecieron en cuestión de segundos. Consiguiendo así un mayor campo de visión, me dirigí donde esperaban mis padres.