—¡Alba, Alba! —gritaba María corriendo a enseñarle una sudadera negra enorme que le había llamado la atención.
—Pero es gigante, ¿No? —preguntaba Alba mientras la tocaba para comprobar el tacto.
—Ya, pero es que me gusta que cuelgue.
—Entonces cógela. —contestó Alba.
Habían decidido ir de compras aquél día puesto que les apetecía pasar algo de tiempo juntas. Estaban en el centro de Madrid, yendo de tienda en tienda mientras apreciaban los crecientes adornos de Navidad que ya empezaban a ocuparlo todo. Hablaron de muchas cosas, entre ellas los planes que tenían pensado hacer ahora que pronto llegaban las vacaciones, y comentaron la posibilidad de hacer un amigo invisible con todo su grupo, para "mantener viva la ilusión" como decía Alba.
—Sí, estaría guay. A Marta le flipa la Navidad, está todo el día cantando villancicos. —María sonrió mientras negaba con la cabeza. Alba sonrió también, mirando extraña a su amiga. María había empezado a unirse mucho a Marta, y pasaban tanto tiempo juntas que a veces parecía... «Bueno, no. Eso es imposible» Pensaba Alba frenándose a sí misma.
—Oye, ¿Y esa chica con la que hablabas? ¿Qué fue de ella? —preguntó María sacando las manos de sus bolsillos para ajustarse el gorro y, seguidamente, volverlas a meter.
—De vez en cuando me contesta a alguna historia de Instagram. Sin más. —contestó ella—. Después de lo del día en el campo casi mejor que no hablemos más. Me sentí ridícula, joder. —Hacía tiempo que no veía a Natalia, lo que le parecía extraño porque a veces sí que la escribía, pareciendo incluso que quisiera siempre alargar la conversación. A Alba la desconcertaba, cuando pensaba que quería acercarse a ella de alguna forma, Natalia se alejaba y se volvía un tanto fría, lo cual era difícil de entender. Alba intentaba quitarle importancia al asunto, pero aún así pensaba mucho en ella, y siempre esperaba encontrársela de nuevo. En el parque, en una cafetería, donde fuera.
—No sé. En el fondo no la conozco nada, y a veces no sé ni cuál es la impresión que tengo de ella. Es como si se escondiera detrás de sí misma. Un día me hace una cobra y pienso que no le intereso lo más mínimo, y al siguiente parece que sí. No sé. —Alba miró hacia el frente con brillo en los ojos.
—Lo que tenga que ser será, cariño. No me parece mala tía. Quizá tenga muchas movidas en la cabeza. —opinó María—. ¿Te apetece un café? —señaló una cafetería cercana.
—Siempre. —sonrió la pequeña.
Alba removía con la cuchara el café caliente delante suyo, mientras apoyaba la cara en su otra mano. María seguía en la barra esperando su pedido, absorta en el móvil. Tanto que casi ni se enteró cuando el camarero la llamaba para dárselo.
—Oye, ¡Llego a saber que no me haces ni caso y vengo sola! —dijo Alba cuando María, ya sentada delante suyo, miraba su pantalla. Al instante ésta bloqueó su móvil.
—Lo siento de verdad, ya está. —cambió su tono por uno indescifrable.
—¿Estás bien? —Alba puso una mano sobre la de su amiga—. ¿Ha pasado algo?
—Nada, que Pablo quiere venir esta noche a casa y le he dicho que no me apetece. Y bueno, se lo ha tomado un poco mal. Yo le entiendo, pero es que me apetece descansar. —comentó ella frunciendo el ceño de la manera tan característica en la que lo hacía.
—No te preocupes, que en un rato se le pasará. Seguro que cuando lo vea de otro modo lo entiende, sabe recular pronto. —Alba dió su punto de vista antes de dar un sorbo a su café—. ¡Ah! —cerró los ojos y sacó la lengua al quemarse, pues seguía caliente.
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Twist of Fate × ALBALIA
FanficAlba siempre ha vivido inmersa en sus cuadros, su arte, sus pensamientos y su torpeza. Siempre sensible como un ser de luz, atrae cosas bonitas, entre ellas una nueva vida en la capital. Natalia nunca ha hablado demasiado de sí misma, sólo en canci...