Vigésimo quinto.

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Abro los ojos algo desconcertada de donde estoy, las estrellas están sobre mí como nunca en la ciudad. Parpadeo buscando dispersar un poco el sueño.
Los audífonos pesados que llevo tienen una canción desconocida vibrando mi cuerpo.
Es algo viejo... ¿Bach? No sé mucho de música clásica. Y prestarle atención es algo nuevo para mí.
Volteo mi rostro para mirar a Rhett, sus ojos están cerrados... ronca, está dormido.
Suspiro.
Entiendo, esto relaja demasiado el alma y la suya se siente pesada en este momento.
No dejo de mirar a Rhett, su tan odiosamente perfecta nariz, sus pestañas del mismo tono oscuro que su cabello.
Me siento como Ícaro.
Estoy mirando al sol y ya sé como termina esta historia.
Con mis alas y piel en llamas.
Suspiro.
Quiero pensar que es solo el hecho de que he estado sola por mucho tiempo y que él es lo más cercano para aferrarse.
Pero dentro de mí, sé que no.
Sé que ya estoy demasiado cerca del sol.
Me siento, en busca de distancia.
Mi panza gruñe.
Miro mi teléfono, el reloj marca casi la media noche.
Coloco mi mano sobre un hombro de Rhett, comienzo a moverlo.
Él hace un sonido de queja, sus ojos se abren pesadamente, su mirada busca quien quitó el descanso de su ser.
-Hey.-dice, hace una mueca mientras se sienta y queda frente a mí. Tapa sus ojos, suspira y luego se estira.-Me quedé dormido. Lo siento.
-No hay problema, parecía que te hacía falta.-
Él asiente, la sonrisa que me enseña es como la de un niño a quien obligan a sonreir para una foto.- Tengo hambre. Busquemos donde conseguir algo.
-¿Qué hora es?
-Media noche.
-Wow, creo que se descontroló el descanso.-se levanta, lo imito. Y comienzan a recoger las cosas, le ayudo a doblar la manta.
Suspiro, porque todo comienza a sentirse extraño. Y sé que solo soy yo.
-¿Crees que encontremos algo abierto?
Él medita un momento, ambos entramos al auto.
-Sí, conozco un lugar.



Otra vez desconozco el camino, es extraño que tan poco conozco este lado de la ciudad.
Quizá por que es el área al que alguien sin auto no puede acceder fácil. No sé.
Comienzo a ver faros y autos agrupados.
Gente a esta hora significa comida o alcohol. Y mi estómago espera sea lo primero.
El auto gira a la derecha, entramos a un patio de camiones de comida.
Rhett estaciona y ambos bajamos del auto, el olor que me llega es la gloria.
Huele a carne a la parrilla. Con la promesa estar jugosa y lista.
Siento como se me hace agua la boca.
Yo sigo a Rhett, que supongo sabe donde está la mejor de todas. Nos detenemos frente a un camión lleno de colores, en grande letras resaltan: "El crujiente".
Una chica de inmensa sonrisa nos mira, me parece algo conocida. Le tira un beso a Rhett con ambas manos.
Él hace como que lo golpea.
-Hola, Vale.-dice Rhett, ella me guiña. Eh, sí a mí.
-Hola, chicos. ¿Cómo han estado?, no los había visto desde la boda. ¿Qué tal ser un adulto casado y eso?- su sonrisa es tan coqueta, es como si no se diera cuenta de que brilla. Así que la conozco de la boda...
-Todo bien, puedes ayudar con una urgencia. Mi esposa aquí necesita llenar su estómago.-¿cómo es que le sale tan natural?
-¿De qué tienes ganas, cielo?-pregunta ahora dirigiendo su voz aterciopelada a mí.
-Una hamburguesa.-mi voz suena insegura, ella se ríe y se pone unos guantes.
-Ya sé lo que necesitas, ¿Algún ingrediente que te moleste?- Niego. Ahora me tira un beso a mí.-me encantas. Y ¿tú, Gutiérrez?
-Lo mismo.
Me río de su reacción, Rhett me señala unas sillas de madera, nos sentamos uno junto al otro.
Yo ni corta, ni perezosa digo:
-¿De dónde la conoces?
-¿A Valentina?- pregunta y yo asiento.- Ella es la hermana de mi ex, Carolina. Y actualmente una de las personas a las que puedo llamar amiga.
-Me gusta su sonrisa, se ve totalmente genuina.
Él se encoge de hombros.
-Aunque no lo creas Vale es la oveja negra de la familia, nunca encajó en la idea de princesita mimada de su madre. Aunque ella dice que Carolina llena totalmente esa parte.
-O sea que ella podría...
-Ella podría estar durmiendo o estudiando en el extranjero. Pero prefiere ser activista de día, vendedora de hamburguesas de noche y otras noches... bailarina de Burlesque.
-¿Qué?-digo abriendo mis ojos desorbitamente.
-Está loca, pero es lo máximo.-la manera en que lo dice da a notar el aprecio que le tiene, Valentina es una princesa guerrera.
Estoy totalmente asombrada, Valentina aparece junto a nosotros con dos bandejas en sus manos.
Acomoda frente a mí una hamburguesa, una cola y unas papas con algo encima. Hace lo mismo con Rhett y delante de ella.
-Tranquila, son papas con chili y queso.-dice al ver mi incógnita.-entonces... aun no conoces a mi dulce hermana, o ¿sí, Camila?-.Niego con la boca llena de la fabulosa hamburguesa.-me sorprende que no hiciera un escena de celos.
Rhett la fulmina con la mirada.
-¿Qué?-continúa ella.-Sabes que es cierto, está loca. Y quiere todo lo que ya no puede tener.
-No va a ocurrir nada.-dice Rhett con su voz de "no jodas".
-¿Por qué? Por que tú lo dices. No. Sabemos que ella es una showgirl. Le encanta hacer dramas que no encajan. Y ahora que sí te perdió de una vez por todas... ya sabes como se pondrá.
-Hablas como si no fuera tu hermana.-digo. Ella ríe.
-Es mi gemela. La versión perfecta y vanidosa que nuestros papás siempre soñaron.-se ríe ante mi reacción.-Tranquila, yo soy la guapa.
Me guiña.
Gemela...
Su corte en bob rosa sus mejillas, es totalmente un ángel. Así se ve la ex de Rhett... wao.
Menos sonriente quizá, pero así de angelical.
Una sombra me sorprende, un chico aparece y se sienta junto a Valentina. Él besa su cuello al mismo tiempo que la rodea con sus brazos.
Tiene el cabello lacio y perfecto. Sus rasgos son bastante asiáticos, pero no del todo.
Cuando la suelta nos sonríe.
Él extiende su mano a Rhett y se saludan con un apretón. Luego la extiende hacia mí.
-Quizá no te acuerdas de mí, soy Sam.-yo estrecho su mano y le sonrío.
-Camila, por si no te acuerdas de mí.-él ríe.
-Ya estás lista o hace falta empacar algo.-pregunta Sam a Valentina.
-Todo listo.


Terminamos de comer entre historias de Sam y Vale. Ambos no dejan de sonreír, son el tipo de persona que tienen hijos enojados por que sus padres ya le han sonreído suficiente al mundo.
Son demasiado hermosos, hasta dan ganas de vomitar azúcar y arcoiris.
Nos despedimos y ambos me abrazan... como si fuéramos amigos de toda la vida.
Rhett y yo subimos al auto y dejamos el patio de camiones.
Rhett se ve calmado, esto es lo que le hace falta: ser una persona de su edad.
No el papá de su hermana adolescente.
El camino se hace algo rápido, las carreteras están despejadas, la gente está en casa o bailando. Pero no en medio de la carretera.
Llegamos a casa en menos de un álbum de una banda de la que nunca había escuchado.
Ambos bajamos del auto, nos dirigimos a la cocina.
Abro la nevera, saco mi botella de agua y la suya. Se la entrego.
Ambos tomamos en silencio.
Él deja su botella vacía sobre la isla de la cocina y me mira, yo dejo la mía en el fregadero.
-Quiero hacer algo antes de decir: buenas noches.
Él se aproxima a mí, yo aguardo. Sus manos se posan sobre mis mejillas, pasa sus pulgares sobre mis pómulos.
Siento como comienza a llegar el calor. Está tan cerca, me está dando tiempo de apartarme.
Pero no quiero. Quiero seguir.
Avanzo una milésima del espacio entre nosotros, él nota la invitación y termina colisionando nuestros labios.
Al principio es tan nuevo, como si estuvieran conociéndose nuestras respiraciones, hasta que ya parece algo llevado por la desesperación.
Sí, llegué al sol.

____________
Hola, ¿Cómo están?, ¿Qué piensan del cap?
No sé si les interese, pero les de aca abajo como me imagino a Camila y Rhett.

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Nos leemos pronto, xox

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