-Te odio, ¿cómo has sido capaz de hacerme esto? Di todo por ti, dejé mi familia, me vine a vivir a la otra punta del mundo porque a ti te apetecía, dejé mis estudios, ya que, según tú, no servían para nada, me distancié de todas mis amigas porque "eran una mala influencia"... ¿No te das cuenta? Te has convertido de uno de esos novios controladores que solíamos odiar... ¿y me vienes con esto? ¿A un día de nuestra boda?
-No creí que fuera a pasar... siempre habíamos sido la típica pareja a la que envidiar, y ahora somos un puzle que se ha roto. Yo me he acostado con Laura, y lo siento, pero ¿tú te das cuenta de que te has convertido en una novia celosa? Será mejor que anulemos la boda y cada uno se vaya a vivir donde le apetezca, pero bien lejos.
Vaya mierda. Una sensación de dolor me acongojó. El pecho me dolía, sentía las mejillas temblar, los lagrimales calientes y los ojos inundarse. Me había destrozado. Esa era la sensación de un corazón roto.
Cogí mi chaqueta, el paquete de tabaco que había encima de la mesa y salí, a respirar aire puro, o a llenar mis fosas nasales de humo, que relajaría esa ira. Izan se quedó callado mientras salía, supongo que mi reacción le bloqueó.
Me senté en un banco alejado del vecindario, encendí un cigarro y me paré a observar como algo tan preciado, y caro, se convertía rápidamente en ceniza, en algo sin valor. Di caladas largas, intensas, que hubieran mareado a cualquier fumador novato. Pero mis años de universidad y relación destructiva, me habían metido de lleno en el mundo de los fumadores expertos, esos que te dicen cual es el mejor tabaco y no aceptan uno que no sea ese.
Pasé unos minutos sentada mirando a la nada, cuando acabé mi cigarro. Encendí otro. Lo acerqué a mis labios, que estaban doloridos y rasgados por el frío. Recordé todas aquellas cosas que había conseguido con Izan.

YOU ARE READING
Quizás nunca debimos intentarlo
RandomSólo es la historia de una pareja, formada por ____ e Izan. Ella, 21 años, en la universidad. Él, 27, trabajando. ¿Que podría salir mal?