Prólogo

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Tres hombres enmascarados veían escondidos desde un punto oscuro del bosque, nacer a un hada. No entendían cómo podía verse un parto de un ser maléfico tan parecido al de una mujer humana. La hada tenía las piernas abiertas y lloraba sin emitir ningún sonido. Estaba sola, apoyada a una gran roca, mirando la luna llena brillando en todo su esplendor.

-Ahhhhh- Gritó el hada, cerrando los ojos. Enterrando con fuerza las manos en la tierra.

De la nada, sucedio una especie de explosión de luces de todos los colores. Los hombres tuvieron que esconderse entre la maleza para no quedarse ciegos. Y luego... Un llanto. Uno del tipo que te sumerge en miles de sensaciones, todas felices. Al desaparecer la luz, los hombres volvieron a subir las miradas, encontrándose con un bebé de rubios cabellos entre los brazos del hada. La mujer veía al recién nacido con un amor que no pensaron fuera posible sintiera ella. Aunque notaron que estaba muy cansada, le temblaban las manos y los ojos se le intentaban cerrar.

-¿Qué hacemos Roth? - le preguntó uno de los hombres a su jefe.

El jefe de los hombres no sabía que responder. Ellos eran ladrones, malas personas. Ese ser delante de ellos, era un hijo del diablo. Eso les habían enseñado ... Ayudarla estaría fuera de las creencias de unos hombres creyentes. Pero aún más importante... Qué podrían hacer.

-La mujer está por morir, dejemos que la naturaleza decida sus destinos - Dice el tercer hombre, Fergus.

-Por favor, lleven consigo a Geillis - Dice el hada mirándolos con suplica.

Los tres hombres, al ser descubiertos salieron de entre los árboles. La mujer se arrastró a los pies de Roth y empezó a besarlos mientras lloraba. Conocían la leyenda de los niños cambiados, las hadas robaban a los bebés humanos y los cambiaban por uno de su especie, encubierto con el aspecto del niño robado. Pero un humano llevarse a un niño hada con ellos, por su propia voluntad... Inaudito. Tendrían que estar muy locos para hacerlo.

-Llevensela, se los suplico... - paso la mujer de besar los pies de Roth a Jefferson.

-Jefe... -Susurro Fergus -Vámonos, qué haríamos con un bebé.

-Cuando crezca puede ser su criada... -susurro entre suspiros la hada.

-¿Un hada? - habló con rabia, Fergus.

-Por favor, no la dejen sola ...- Dijo en el último suspiro de vida, el hada. Cayendo sobre los pies de Roth.

Cuando la mujer cerro los ojos, todo el bosque se volvió un poco más triste. Los pocos animales que se oían, parecía que también se habían ido con ella. El bebé, cuando el pecho de su madre perdió movimiento y calor, empezó hacer pucheros, moviendo traviesamente los cabellos de el hada muerta. Jefferson se acercó con cuidado al cadáver y tomo en brazos al hadita.

-Es niña - Dijo Jefferson sonriendo.

Una brisa al rededor suyo empezó a llegar. En volviendo al cadáver, desapareciendolo de a poco. Hasta hacerlo parte del mismo bosque. El viento susurraba triste, adiós reina.

-Bienvenida al equipo, Geillis. -Dijo fuerte Roth.

La niña hada ahora era parte de un singular grupo de ladrones. A los cuales su madre fallecida, les había dado. Sin embargo se la estaban robando al bosque, siendo que la niña es parte de el. Estos ladrones no saben la vil travesura que cometieron.

Vil Travesura [Hadas Oscuras] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora