Capítulo 1:

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Después de la noticia, Nicholas había insistido en quedarse por el resto del día a mi lado, más necesitaba estar sola... o sentirme al lado de... mi chico.

¿Qué haría yo con un bebé a mis cortos 18 años de edad? Siempre había escuchado decir a mi madre que tener un hijo era una bendición, pero se contradecía de todas maneras al ver en las noticias a muchachas de mi edad quedar embarazadas. Todo esto sería un camino muy largo y duro.

Me senté en la cama y miré el suelo fijamente durante varios minutos, tratando de imaginarme que sería de mi vida.

Terminé por estirarme en el acolchado y quedar de costado, con las manos hundidas en la almohada y observando la cantidad de fotografías en la pared.

Me daban unas ganas tremendas de tomar aquel rostro entre mis manos, mirarlo directamente a los ojos y decirle lo estúpido que fue... y al final de eso, besar sus dulces y acaramelados labios, para luego susurrarle que lo amaba, que nuestro final sería uno de cuentos de hadas.

-Supongo que ya te enteraste... -Musité distraída, con una minúscula sonrisa en los labios y sin despegar mis ojos de su imagen- vas a ser padre -Llevé una de mis manos hasta mi vientre y lo acaricié suavemente- ¿Qué crees que será? ¿Niño o niña? Podría apostar que será igual a ti -Carcajeé levemente y cerré los ojos. "-Te amo -Susurró sobre mis labios y mi cuerpo se estremeció enseguida. Las mariposas iban y volvían, los nervios no parecían querer desaparecer y con su mano sujeta a la mía, parecía volar al país de nunca jamás.

Sus labios volvían a capturar a los míos, con esa exquisita sensación de amor y me sentía orgullosa y enormemente feliz al poder afirmarlo sin temor alguno. Suave, exquisito, delicioso y placentero jugaba con mis labios, a pesar de ser uno de los momentos más dolorosos, era el más dulce y sincero, era el beso que sellaba nuestro amor"

Fue imposible evitar que mis ojos se cubrieran de lágrimas y al instante derramara una.

Los recuerdos iban y volvían, lastimando mi corazón, haciéndome sentir culpable, haciéndome sentir frustrada.

Como lo extrañaba, lo necesitaba y ahora más que nunca.

- ¿Por qué? -Sollocé abrazando la almohada, posicionándome en la cama de forma fetal- ¡¿POR QUÉ MALDITA SEA?! -Grité mientras me estrujaba la almohada en mis brazos.

No sabía cuánto tiempo resistiría viviendo una vida sin Joseph. Una vida nueva y vacía.

Mientras entre los gritos y el llanto que inundaban mi habitación, la puerta se abrió de un golpe y Nicholas entró con el rostro serio y frío.

- ¿Qué no entiendes que no puedes estar sola? -Se sentó en un borde de la cama y me tomó delicadamente de un brazo para conducirme a los suyos.

-Lo necesito -Sollocé mientras abrazaba sus piernas y a la vez acomodaba mi cabeza sobre ellas.

-Jessica... Por favor... -Sentí su voz temblar y mis sollozos cesaron enseguida ¿Estaba tan mal como para transmitírselo a Nick?

Me levanté y cargué todo mi peso en mis manos apoyadas en la cama. -Nick... ¿Estás bien? -Sequé las lágrimas que corrían por mis mejillas y traté de encontrar su mirada. Creí que se quedaría en silencio. Cada segundo que pasaba se me hacía infinito. -Sí, si... estoy bien -Suspiró y levantó el rostro. Sonrió desganado, llevó su derecha hasta mi nuca e hizo presión hasta que sus labios chocaron suavemente con mi frente- no me hace bien... escucharte llorar, saber que te sientes mal y que no hay nada que pueda hacer para ayudarte -Sus palabras arrastradas me dejaban ver con claridad la frustración que sentía. -Sabes que estaré así por un buen tiempo -Miré hacia la puerta de mi armario y sentí nuevamente el nudo en mi garganta, ahogándome una vez más. -Si sacaras todo eso... por lo menos por un tiempo -Susurró inseguro. De seguro mi respuesta no iba a ser la mejor. - ¡¿Cómo crees que podría sacar todas esas fotos, todos esos recuerdos?! ¡Si te molestan vete! ¡Nadie te obliga a estar con una pobre depresiva! -Exclamé poniéndome de pie. Mis padres y mi hermana insistieron días en quitar todas las fotos de mi habitación y todas las veces que me lo recomendaron, tuvieron que salir de mi pieza antes de que comenzara a quebrar todo lo que estuviera a mi alcance.

El último mes me había vuelto una persona llena de rabia, de furia. Sentía que ya nada tendría sentido y que acabar con mi vida sería la mejor decisión que podría tomar... más luego, al estabilizar mis emociones, sabía que sería una actitud cobarde frente a la vida y que debía salir adelante, sobre todo cuando contaba con tanto apoyo. - ¡Jess! ¡Escúchame! -Ni siquiera me fijé en que momento llego hasta mí y me tomó de ambos brazos- Relájate ¿Si? Todo esto... es malo para él bebe, no puedes seguir comportándote así -Sus manos en mis brazos me soltaron para dirigirlas a mi rostro y lograr un punto de contacto visual altamente fuerte. El llanto aparecía nuevamente y solo se tornaba peor con la vista desesperada de Nick. - ¡Mi bebe no tiene padre Nicholas! ¡¿Qué quieres que le diga cuando nazca?! ¿Qué su padre fue mi mejor amigo y que por mi culpa ya no está? -Mis piernas temblaron y fue tarde para que los sentidos de Nick reaccionaran. Caí al suelo de rodillas. Nicholas, me tomó en sus brazos en el mismo suelo y me abrazó con fuerza. -No digas estupideces... Joseph te amaba y si ya no está -Sollozó- fue por un maldito accidente, no por tu culpa -Besó mi cabello y apoyó su mejilla en mi cabeza. Lloré en sus brazos, esperando a que pronto las lágrimas se agotaran y a que las palabras volvieran a mi boca.

-Si es... difícil ser madre soletera a tan corta edad... como lo será si no está el padre -Musité con la vista fija en un punto muerto de la habitación. -Tranquila, no estarás sola... sé que... no soy el padre, pero estaré ahí como uno, Jessica, prometo que yo me haré cargo -Suspiró acariciando mis brazos. Mis pensamientos se esfumaron por completo al escucharlo decir tales palabras, mis ojos se abrieron como platos y me alejé de él para mirarlo sorprendida. Era increíble que el hiciera algo así por mí.

In Another Life IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora