|Carta 1|

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Día 365.

Lo intento. Intento no pensar cómo fue el momento en que la idea de irte comenzó a tomar fuerza dentro de tu mente, de tu corazón. Llegamos a un punto en el que la grieta por donde la oscuridad de nuestra depresión comienza a crecer es imposible sellarla; pero a veces, mi brillante luna, noches como ésta en la que apareces en tu esplendor creciente en este cielo que compartimos, es inevitable pensar en tus últimos días: si comiste bien, si abrazaste a tus amados, si cantaste hasta llorar por dentro, si tus velas estuvieron encendidas...


Me salvaste. Podemos llamarle casualidad, destino, maktub o simple circunstancia, pero realmente me salvaste.

Te contaré una historia: Hace trece años dos adolescentes se conocieron; él, con enormes ojos negros, cabello rizado igual que sus pestañas, con una sonrisa inquietante, sincera y encantadora. Ella, de ojos cafés y lacio cabello castaño, con una carga de sueños e inseguridades demasiado pesada para sus hombros, más inteligente que bonita. Con los días, los saludos cortos se convirtieron en conversaciones que fluían como lluvia en agosto y así comenzaron las primeras experiencias: la electricidad corriendo por los brazos al tomarse de las manos, la emoción contenida en el estómago al abrazarse, la sonrisa al descubrir que la cabeza de ella no pesa cuando se recarga en sus hombros, el placer de respirar un perfume entre limón y madera que provenía de sus rizos. La complicidad de miradas sinceras que entienden todo sin explicarlo.

Las semanas pasaron hasta convertirse en meses de amistad que, a ojos ajenos, era más que sólo amistad. Hasta una tarde de abril de 2008. Cuando, entre gritos de auxilio, ella lo vio entrar a un mar embravecido que alejaba de la orilla a varios nadadores que, cansados, comenzaban a darse por vencidos. Él entró para ayudar. Él entró para salvar. Él no regresó.

Ella gritó su nombre hasta quedarse sin voz; y aún en silencio seguía gritando. Respiraba con el corazón destrozado y la certeza de haber perdido media vida. Pidió por días que el mar le devolviera su cuerpo para poder despedirse. Pero nunca volvió.

Los meses pasaron. El dolor fue entumeciendo cada emoción; decían que los ciclos tenían que cerrarse, que las despedidas son necesarias, pero ¿cómo te despides de los recuerdos? Eso es imposible. El olor a limón y madera seguía despertándola por las noches. Noches en las que el sonido de las olas golpeando la arena provocaba terror y llanto. Llanto sin lágrimas porque tal vez, éstas ya se habían agotado. Y es en este limbo de existencia, donde el vacío lo llena todo, en el que ella se encuentra con tu sonrisa.

Tu sonrisa traviesa, abierta, sincera... como la de él. Y no puedo negar que comencé a seguirte por las razones equivocadas, porque ¿sabes? dentro de mí rogaba por verle en todos nuestros sitios: en la calle que llevaba a mi casa, en el jardín donde me abrazaba antes de despedirnos, en todos los ojos negros que me encontraba; pero fue contigo y tu sonrisa donde realmente pude comenzar a deshacerme del vacío y comenzar a sentir, a respirar profundo, a disfrutar como cuando el limón y la madera llenaban mis pulmones.

Cada canción fue bálsamo que curó heridas profundas. Tu voz fue guía para volver a encontrar mi propia voz. Una voz con la que, como tú, pude expresar mi dolor y mi alegría. Y aunque la sombra de la culpa seguía latente, con tu voz acompañándome, el camino de la depresión fue llevadero.


Hace 365 días desperté y, de golpe, el miedo se instaló en mi estómago, un nudo cerró mi garganta y me negué a creer que te habías ido por voluntad. Tus luchas eran las mías, entendí tu dolor y el cansancio de llevar un peso que no es tuyo pero que debías cargar... pero no podía dejarte ir. Otra vez sentí mi suelo derrumbarse.

Estoy intentando no sumergirme nuevamente en la profundidad de ésta oscuridad que me rodea. Es difícil, te escucho y aún estás aquí, pero sigues salvándome como hace años: resistir a las tormentas, sonreír otra vez, cantar con mi propia voz... dejar el tiempo pasar.

Hoy enciendo una luz para ti. Hoy te recuerdo sonriendo. Un día tras otro.

Espero volverte a ver, Jonghyun.

P.M.


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⏰ Última actualización: Dec 17, 2018 ⏰

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