¿ERES STACIA?

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—Me vas a decir ¿Quién es Stacia? —preguntó un joven con cierta intriga sentado en el borde de la cama

—¡Es Stacia-sama! —recriminó una voz a cierta distancia

—Si si, entonces ¿Quién es Stacia-sama? —corrigió con aburrimiento

El joven que estaba leyendo con suma concentración suspiró con pesadez, cerró su libro y le explicó

—Existen cuatro Diosas y un Dios en este mundo: la Diosa Stacia, la Diosa Terraria, la Diosa Solus, la Diosa Lunaria y el Dios Vector.

—Terraria-sama: es la Diosa de la tierra que ofrece bendiciones a las plantas, protege a los metalúrgicos y a los artesanos y es capaz de hacer crecer cualquier vegetación del sueldo.

—Solus-sama: es la diosa de la estrellas, ofrece bendiciones al mundo en forma de rayos solares.
Dicen que posee el poder destructivo del sol y la capacidad de volar

—Lunaria-sama: controla los sueños de todos los habitantes de este mundo

—Vector-sama: el Dios de la Oscuridad, el gobernante del Territorio Oscuro y el único dios adorado allí. Se dice que ama hacer bromas a los seres humanos, en forma de enfermedades o secuestrando personas y quitándoles la memoria.

—Stacia-sama: es la diosa de la creación y la diosa principal, así como es la diosa de la vida.
Gobierna la existencia de todos los objetos animados e inanimados en la forma de vida, la cual se muestra en la ventana Stacia, y convoca a su lado a aquellos cuya vida expira.

Según las leyendas es amable con todas las personas, con su presencia podría iluminar fácilmente a la mismísima Solus, declararla bella es poco, eso sería robar su encanto.

—Ya veo... —Pero Eugeo, parece que me estuvieras describiendo a alguien que conozco —dijo el azabache con cierto tono de gracia

—¿Eh? ¿A qué te refieres? —preguntó el ojiverde sin poder creerlo, para él era imposible aquella confesión

—No puede existir alguien más con esas características ¿Estás seguro Kirito? —lo miró detenidamente a los ojos

—Aunque no lo creas si existe, pero eso no importa —soltó con cierto tono de nostalgia

El rubio se puso de pie en un instante, se acercó al azabache, lo sacudió un poco de los hombros y exclamó —¡Claro que importa Kirito!, tal vez conociste a Stacia-sama y no lo sabías

El pelinegro negó con gestos, desvió su mirada y dijo con un tono de gracia y nostalgia —No lo creo, la persona de la que hablo puede tener esas características, pero no puede ser una diosa, aunque lo parezca...

—¿Por qué estás tan seguro de eso? —indagó el rubio regresando a su lugar de hace un momento

—...

—Kirito, ¿Me estás ocultando algo?

—...

—Ki-ri-to

—Hay que dormir, Eugeo —respondió con cierto nerviosismo que el ojiverde logró detectar; el azabache decidió ir a dormir como había mencionado. Se adentró entre las cobijas, cerró sus ojos y suspiró con pesadez, ya dispuesto a dormir, intentó entrar al mundo de los sueños, pero antes de hacerlo susurró algo que el ojiverde logró escuchar.

—Asuna...

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—¡Kirito! ¡Kirito! —llamó el rubio con un tono de inquietud

—¿Qué sucede Eugeo? —respondió el pelinegro cambiando la página del libro que estaba leyendo