AMOR INDESEABLE

Apaga su móvil, lo deja sobre su mesa, cierra la puerta de su habitación, y como de costumbre empieza a llorar como si no hubiera un mañana. ¿Cuál es el problema? Arturo, su novio. Miranda no sabe cómo ha llegado hasta ese punto, ni como salir de él, tan solo sabe que lo tiene difícil. Todo empezó tan bien y ahora está tan mal. Ojalá nunca se hubiera enamorado de ese tipo, ahora no tiene nada, es que por no tener, no tiene ni personalidad. Ha perdido a todas sus amigas, e incluso a su familia; Arturo también le ha prohibido tener amigos. Suena otra vez el bip bip de su móvil, que le anuncia que tiene un wathsapp nuevo. Tiene miedo de si leerlo o no, porque antes ha estado discutiendo con él ya que no le gustaba una falda que se había puesto; ahora él es el que decide cómo debe vestirse. Al final, decide coger el móvil para ver quién es, ya que Arturo se podría enfadar por tardar tanto en responder a sus mensajes. - Ufff, qué alivio.- Piensa en voz alta Miranda. Es una compañera preguntando qué deberes había para el lunes, por el grupo de clase. Decide apagar la luz e irse a dormir, mañana será un nuevo día.

Suena el teléfono y despierta a Miranda. Rápido coge el teléfono antes de que vaya a despertar a sus padres o a su hermana. Ve la hora y se percata que aún son las ocho y cuarto de la mañana. ¿Quién será tan temprano un domingo? Descubre la tapa de la carcasa del teléfono y aprecia el nombre que sale en la pantalla; Arturo. ¿Qué querrá ahora? - Hola Arturo, ¿qué te ocurre? - ¿A mí? Qué te pasa a ti. ¿ Qué haces con esa voz de dormida? ¿No sabes que ya es tardecito para estar durmiendo? - Perdón, el próximo día me despertaré más temprano... Ehhh, ¿ y qué más quieres? - Vas a salir esta tarde a dar una vuelta conmigo, ¡¿verdad?! - Mmm... Había pensado en quedarme en casa estudiando un poco.Responde Miranda. - ¡¡¡Nunca pasas tiempo conmigo, parece que no me quieres!!! Por un día que no estudies no va a pasar nada, inútil. - Ok, ok, saldré contigo, no te pongas así.- Contesta Miranda con voz temblorosa. - Vale, muy bien. Así me gusta. A las siete en el parque. A Miranda no le apetece salir pero no tiene otro remedio, no sabe de lo que sería capaz de hacerle si se negara. Decide levantarse ya, desayunar y ponerse a estudiar para que "no le pille el toro". Son las seis en punto y suena la alarma que le avisa que tiene que empezar a arreglarse para ir al parque, donde ha quedado con Arturo. Miranda se da una ducha y elige la ropa, aunque no está muy segura de lo que ponerse por lo que pudiera pensar Arturo; se decide por unos pantalones vaqueros y una camiseta de cuello vuelto de color azul. Se despide de sus padres diciéndoles que va a una fiesta de una amiga y se dirige al lugar de encuentro. Cuando llega, ve a Arturo sentado en un banco, muy serio y mirándola fijamente. Se sienta a su lado y Miranda le pregunta qué le ha pasado para que tenga esa cara. - ¿Acaso no lo sabes?- Responde agresivamente. - Ehhh, ¿ ahora qué he hecho mal? - Acabaríamos antes diciendo qué has hecho bien.

Miranda agacha la cabeza y se queda mirando fijamente al suelo. Está harta de aguantar sus desprecios. De repente, ve venir la mano de Arturo hacia su cuello y ella la detiene. - ¡¡¡Ni se te ocurra ponerme una mano encima, ya he aguantado demasiado!!!- Le grita Miranda. - ¡¡¡A mí no me grites estúpida!!!- Contesta Arturo sin creer lo que está oyendo y empieza a insultarla y a pegarle. Por suerte, una mujer que pasaba por allí para ir a una asociación de víctimas de violencia de género, vió al joven pegándole a la muchacha. Rápidamente sacó el móvil de su bolso y llamó al 016 y a la policía. En pocos minutos llegaron dos agentes de la policía y arrestaron a Arturo y atendieron a Miranda. Afortunadamente, no tenía heridas físicas graves, pero sí muchas heridas psicológicas. Miranda empezó a ir a la asociación de la mujer que le salvó la vida para cicatrizar la herida de su mente y de su corazón. Hoy en día Miranda es una mujer feliz, con un marido que la quiere, la respeta y la hace sentir única.