- ¡Eres un idiota, era una jodida broma y mira en que la conviertes! ¡¿Sabes que más?! ¡Vete a la mierda Iwaizumi! - dijo el castaño de forma exasperada antes de cruzar la puerta e irse, cortando todo contacto de un solo portazo.
Si existiera el botón para retroceder el tiempo, Tooru lo hubiese apretado más de mil veces, y no solo para remediar sus constantes errores en su relación. Su cabeza, sus ojos, su corazón, su pecho, sus manos dolían de tanto llanto causado por un intenso dolor en su interior, que quemaba como el mismo infierno. Jamás debió haber leído aquello, jamás debió haber dicho esas palabras suponiendo que serían las últimas.
"Idiota, idiota, idiota" era lo único que su mente emitía una y otra vez, como un disco rayado y mal cuidado.Cinco de la mañana, una pesadilla y de por medio un mal augurio presente. Sin rodeos se reincorporó sobre la cama, desconectando su móvil del cargador y encendiendo la pantalla para comenzar a leer el mensaje que había preferido ignorar por parte del ojos verdes.
- "Voy camino al aeropuerto, perdón por no decir adiós, es solo que se me hace difícil hablarte luego de peleas. Te traeré dulces o algún recuerdo." 23:46
- "Iwa-chan, ¿has llegado? ¿ya me has comenzado a extrañar? Espero no olvides mi regalo. Te quiero~♡" 5:06
Tres de la tarde y aún sin respuesta, siquiera el doble verificado para saber si su mensaje había sido entregado con éxito. Un vuelo desde Tokio hacia Osaka no debería de durar más de un par de horas y él lo sabía muy bien. Tenía conocimiento sobre los horarios de partida y supuesta llegada, se mantenía optimista ante la situación "se le habrá acabado la batería".
Cuatro y treinta de la tarde. Desértico, no tenía información, solo un par de llamadas por parte de su suegra que no contestó. No quería alimentar esa sed de curiosidad, revisar las últimas noticias no le daba más que dolor de estómago por los nervios, sabía que algo malo sucedía; pero aún así, como dicen por ahí "la curiosidad mató al gato", dando como resultado a un Oikawa con el corazón partido en mil pedazos, rodillas flexionadas y apoyadas en la fría cerámica del baño, sus mejillas decoradas por finos caminos líquidos producidos por sus saladas lágrimas. Trataba de ahogar su dolor con pensamientos positivos, pero eso no funcionaba, intentar apaciguar el recorrido de la lava es inútil.
No asistió a su funeral, sabía que no podría soportar encontrarse frente a frente con su amado inerte y dentro de un cajón. Las lágrimas fluyeron sin cesar durante semanas e incluso meses. Su carrera deportiva desplomó y su beca fue eliminada. ¿Qué más le quedaba? Se seguía sintiendo un completo inútil, quemar su garganta con fuertes grados de alcohol no le traería a su compañero con vida.
Estaba tumbado en la cama, con una foto de ambos entre sus dedos y su mirada perdida en la nada.
- Ahg, levanta tu perezoso trasero de ahí, ese es mi lugar - oyó ese tono de voz demandante que aún no olvidaba, cerró sus ojos tomando asiento.
- Has tardado Iwa-chan ¿Acaso no tienes idea de lo solo que me has dejado?
- Oh mierda, cállate. - Oikawa se limitó a sonreír.
- Abrázame ¿quieres? - extendió sus brazos, envolviendolos alrededor de la robusta espalda del moreno. Sin darse cuenta, el líquido salado ya se asomaba por sus cuencas y su visión se hizo borrosa.
- ¿Por qué lloras?
- No estoy llorando.
- No soy idiota.
- Me arden los ojos, se tornan llorosos por sí solos.
- Voy a la cocina, ya vuelvo.Las "visitas" fueron diarias, Tooru mantuvo en secreto la situación. Muchas veces olvidaba que él era el único que lo podía ver y lo tachaban de loco, pero nunca tuvo relevancia en su vida. Se sentía mal, algo le decía que no estaba dejando descansar en paz el alma de Hajime, pero admitía que estaba siendo egoísta y no le importaba si lo tenía que hacer con tal de no acabar algo que ya estaba más que terminado. Se traicionaba así mismo cada vez que su mente divagaba entre sus recuerdos y desenterraba cada descripción pulcra del físico de Iwaizumi, cosas que aún seguían consumiendolo por dentro.
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Hostage {IwaOi} / Oneshot.
Short Story"I wanna steal your soul and hide you in my treasure chest" Uno nunca piensa en las consecuencias de los actos, cuando ves que nada era como lo imaginabas, te arrepientes de los hechos. Oikawa lo amaba, pero simplemente desapareció de su mapa. Se ar...