Me pongo la gorra y me dirijo al coche. Hoy estoy completamente cansado y lo único que quiero es acostarme. Miro mi teléfono y veo que Lía no me ha enviado ningún mensaje. Junto mis labios en una fina línea y me monto en el coche.Pasarme por el bar no está en mis planes hoy, por lo que pongo rumbo a casa, pero no a la mía.
Aparco frente a su bloque de pisos y me bajo. Me quito la gorra y la sostengo en mi mano. Ni siquiera sé si está trabajando o no.
La puerta del portal está abierta y aprovecho para entrar y subir a su planta. Me pongo frente a la puerta y toco el timbre.
Espero un poco a que abra y cuando decido irme, una Lía en albornoz y el pelo mojado aparece detrás.
Su rimel está corrido y sonrío de lado.
— Hola —saludo.
— Hola. No iba a abrirte.
— ¿Y por qué lo has hecho?
— Pensé que podría ser alguien interesante.
— ¿Y...? —Apoyo mi brazo en el quicio de la puerta.
— No lo era tanto.
Sonrío un poco y avanzo hasta entrar en su casa y cerrar la puerta. Ella ha retrocedido y tengo su mirada sobre mí.
— Luces cansado.
— Lo estoy —digo y paso mis dedos por su mejilla—. Te dejo que te vistas y te quites —señalo mis ojos—. El maquillaje.
— Oh —ella se ríe—. ¿Vienes a que te haga de cenar? —Se pierde por el pasillo.
— Has acertado —tiro la gorra en el sofá—. ¿Estamos solos?
— Sí —la escucho decir desde el cuarto de baño.
Me acerco y veo que la puerta está entre abierta. La empujo un poco haciendo que se abra y la veo quitarse el maquillaje con una toallita. Tira la toalla en la papelera y me mira.
— Me voy a vestir —dice poniendo la mano en la puerta.
— Lo sé.
— Y voy a cerrar la puerta.
— ¿Es necesario? —Me apoyo en el quicio de la puerta y cruzo mis brazos.
Ella parpadea y se queda mirándome fijamente. Su mano sigue en la puerta y sonríe un poco.
— De acuerdo. ¿Qué tal tu día?
Se gira y la veo coger su ropa interior.
— Agotador, ¿y el tuyo?
Ella se pone el tanga sin quitarse el albornoz y sonrío.
— Me encantan los turnos de mañana —dice quitándose el albornoz.
Veo su espalda desnuda y su pelo húmedo caer por ella. Bajo mi vista por su trasero y la observo ponerse su camiseta.
— Me gustaría hacerte una foto así —le digo.
— Pensé que solo fotografiabas paisajes.
— Tú eres una excepción.
Se pone unos pantalones y se gira. Se seca el pelo con la toalla y pone todo en el cesto de la ropa.
— Quizás algún día me deje.
— Intenta que sea más pronto que tarde, ángel.
— ¿Qué me asegura la privacidad de esas fotos?
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Goodnight and go (Disponible en Dreame)
Genç KurguNunca lo entendí. No llegué a saber qué quería, cómo se sentía. Era un misterio. Ese chico alto y moreno de ojos azules y verdes, era un enigma. Su corazón lo era.