Todo Pavia estaba reunido en ese campo a las afueras de la ciudad. El Rey había decidido festejar la boda de su hermana con un multitudinario Torneo de Caballeros.
Ese día, en especial, estaban organizadas las batallas en solitario, uno contra uno.
El sistema de la competencia era simple pero tajante.
Cada uno de los caballeros que competían luchaba con otro en la primera ronda y el que ganaba avanzaba a la siguiente mientras que el que perdía quedaba automáticamente eliminado. Y así sucesivamente hasta la ronda final, donde quedaban solo los dos mejores. El ganador se llevaba el reconocimiento del público y un sustancioso premio en oro y plata.--¿Cree que usted pueda ganar?--Preguntó Lazzaro observando las brillantes y costosas armaduras de los demás caballeros.
Gian miró en la misma dirección que Lazzaro y sonrió.
—No los mires a ellos muchacho-- dijo poniendo su mano en el hombro del escudero--Mira mejor a aquellos otros-- señaló a unos hombres con caballos flacos y armaduras oxidadas--Incluso cualquiera de ellos puede ganarle a alguno de esos ricos nobles mequetrefes de la corte.—¿Porqué Giovanni no pudo venir?---Preguntó cambiando repentinamente de tema.
--El Barón lo necesitaba en el castillo--dijo el hombre molesto porque sabía que era una mentira--Y cuando gane ese premio te daré una buena parte-- dijo con seguridad.
--¿Está hablando en serio?-- preguntó sorprendido
--Pues claro-- respondió el caballero-- Trabajas para mi y debo pagarte, hablando de eso ve a buscar al juez de cuadra para que evalúe mis armas.
Lazzaro asintió con la cabeza y se marchó con pasos apresurados a buscar al juez de cuadra.
El hombre estaba ocupado pero le prometió ir en cuanto terminara, así que Lazzaro decidió recorrer un poco el lugar.
—¡Oye!— escuchó una voz femenina que lo llamaba y volteó para ver quien era. Gratamente descubrió que era la muchacha bonita que había causado un montón se sensaciones extrañas en él, tan sólo un día antes—Ven aquí un segundo por favor.
Lazzaro caminó hasta donde estaba la muchacha batallando inútilmente para ensillar un enorme caballo manchado.
--¿Necesita ayuda?-- preguntó con respeto al notar la vestimenta noble de la joven
--Pues si-- dijo la joven frustrada--Mi prometido tuvo problemas con su escudero y me pidió que lo ayudara con el caballo, pero no tengo idea de cómo hacerlo.
Lazzaro asintió con la cabeza y se acercó al hermoso animal, puso su mano en la nariz peluda del caballo y lo acarició para tranquilizarlo.
En seguida y sin mayores inconvenientes, le puso la silla y el freno.
--Ya está hecho-- le dijo con una sonrisa a la muchacha--Es un buen animal.
—Gracias...— dijo arrastrando la palabra esperando a que el muchacho completara la oración con su nombre.
—Lazzaro— dijo el muchacho extrañamente ruborizado— Soy Lazzaro, de Petra.
—Perfecto—dijo con una sonrisa cortés — Gracias Lazzaro ¿Como puedo pagarte?
—No hace falta que me pague— dijo obedeciendo a las lecciones de modales del señor Gian— Ayudarla fue un placer.
—Pues entonces esto te lo has ganado—dijo la joven y sin un ápice de vergüenza se lanzó al rostro del muchacho y le robó un corto beso en los labios.
Lazzaro frunció el ceño en un gesto de consternación ¿Qué no estaba aquella joven comprometida? Volteó a los lados para asegurarse de que nadie los hubiera visto.
—Disculpe— dijo lleno de cortesía— debo retirarme.
Y sin más, volteó y regresó por donde había venido.
—Espera— susurró la joven, pero Lazzaro ya se había marchado.
El muchacho caminó rápidamente hasta donde estaban los de Petra, no estaba preocupado pero si se encontraba algo nervioso. Una bella joven, de la que ni siquiera sabía su nombre lo había besado sin más.
—Oye— dijo uno de los caballeros que habían venido desde Petra— La joven que acabas de besar es Francesca, la prometida del hijo del rey, pero no te sientas especial, todo el reino sabe que ella es una zorra.
Lázaro fingió no escucharlo, si le contestaba iba a hacerlo enojado, no le gustaba que los hombres hablaran mal de las mujeres.
Y menos de una joven dama tan bella como esa.
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Los Bastardos del Señor de Petra
Fiction HistoriqueSólo eran niños. Sin tener ninguna culpa, fueron obligados a crecer respirando la basura de la sociedad feudal en que vivían. Pero así como los árboles mas fuertes son los que han soportado mas tormentas, ellos creceran y harán que el mundo sepa qu...