E U P H O R I A

64 7 2
                                    

—Esto se está volviendo demasiado para mí—dijo entre sollozos un Hoseok demasiado desesperanzador a decir verdad. El muchacho no parecía estar en sí. Una tras otra, las lágrimas abandonaban sus ojos a pesar de mantener sus párpados cerrados con fuerza.

Jungkook miraba en silencio la situación. No le gustaba ver llorar a su Hobi hyung, de hecho no le gustaba ver llorar a ninguno de sus hyungs.

Namjoon se encontraba a cuclillas junto a este, consolándole mientras acariciaba su espalda.

No era el único entre llantos dentro del salón de práctica: Taehyung y Jimin estaban en una situación parecida mientras Seokjin los consolaba a ambos. O al menos trataba de hacerlo.

Kook lo único que quería era escuchar música, era una de las cosas que más le relajaba. Pero no podía irse, no era justo y no era una opción.

Yoongi había escapado hace ya varios minutos, el menor sabía su paradero pues se lo suponía. No era la primera vez que el grupo pasaba por un momento similar. Entendía el sentir de su hyung... o tal vez no. Quizá, solo quizá, Bangtan significaba algo distinto para Suga; no malinterpreten, no es que Jungkook tome en poco al grupo, sino que era un sentimiento diferente. Para Jungkook, BTS era su hogar, prácticamente había crecido allí y había aprendido tanto, sin contar el haber conocido a las personas más maravillosas en el transcurso. Para Yoongi... simplemente era su todo, junto con la música. Eran uno solo. Era su punto débil.

Y aunque Jungkook no lo admitiera y no llorase como sus hyungs, también era el suyo.

En conclusión, ¡De verdad era un caos!

¿La razón?

¿Acaso importaba ahora? Los tiempos en los que se sentía con ganas de llorar eran cada vez más frecuentes. Se dio cuenta que finalmente había llegado aquel anunciado instante en que los momentos pesados y frustrantes sobrepasaban los alegres y motivadores.

Pero ahora no era de esos momentos en los que todo se vuelve frustrante y te desanimas como muchos ya vividos y a los que estaban acostumbrados. No. Esta vez... era distinto y Jungkook tenía que admitirlo:

La idea había rondado sus mentes por varias etapas de su carrera musical, como la vez en la que un conjunto de personas se reunieron para sacar a Hoseok del grupo (recuerda claramente las palabras de Namjoon: Somos todos o ninguno*), o cuando amenazaron de muerte a Jimin, y sin olvidar cuando aún no habían debutado y parecía que nunca lo lograrían. Sin embargo, en cada uno de esos momentos se apoyaban entre sí y lograban salir rápidamente del problema. La idea había vuelto hace unos meses, de la boca de Taehyung tras su antepenúltimo comeback, habían dado tanto de sí que en varias ocasiones se sintieron morir.

Y esa sensación llegó, aquella cuando has hecho lo necesario e incluso más y siguen habiendo personas odiándote. Incontables veces repetían el tema de haters, cómo tratar con ellos y esas cosas, pero en ocasiones era más difícil de lo que parecía... siempre lo era. Y tenía que reconocerlo, era un veneno que lo mataba lentamente.

Sabía que en realidad nadie había pronunciado la palabra "separarse" o algo similar, pero no podía evitar suponerlo después de que los desenlaces de las prácticas empezaron a ser iguales, con discusiones, llantos y escapadas de varios miembros que no regresaban sino en horas.

Cada quien vivía su infierno personal. Jungkook solo trataba de ignorar la situación y concentrarse en el trabajo, aún con la palabra taladrando su cabeza.

Esa tarde había terminado igual... solo que esta vez definitivamente habían explotado... todos menos Jungkook.

¡Recorcholis! Esto de veras era importante, estábamos hablando de nada más ni nada menos que el fin de todo. No más canciones, no más giras, no más mensajes de sus fans, no más prácticas, no más conciertos. No más Bangtan.

Euphoria [BTS]Where stories live. Discover now