XXXIII- Nueva vibra.

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~ "Y corto las cuerdas y rompo los seguros pero soy impotente a tu esclavitud. Y maldigo este infierno y odio tus agallas y juro que nunca más volveré a pagar por este deseo intenso. Nunca más, nunca más. Pero estaremos haciendo el amor como salvajes."- Savages- Kerli.~


Quizás había sido un sueño, el más real y grandioso que una persona podía tener. No podía ser cierto, sería una locura. Definitivamente era un sueño, en la realidad él estaría muerto luego de intentar hacer algo así. Pero me sentía llena, me sentía real. Era un sueño, sino la casa estaría en ruinas. Aunque se sentía tan real, podía sentir su calor en mi espalda y sus brazos alrededor de mí cintura. Me acomodé bajo las sábanas y tomé noción de que si era un sueño aún seguía en él.

Cuidadosamente me di vuelta hasta quedar frente a él. Harry todavía dormía profundamente. Su rostro mostraba tanta paz, tanta luz, tanta belleza. Sus cejas reposaban sobre unos ojos cerrados y sus labios rosados, suaves y entre abiertos me hicieron caer en la realidad. No hizo falta pellizcarme, estaba despierta y todo era un recuerdo de anoche.

Nos movimos a la cama con lentitud, disfrutando de cada paso, de cada fracción de beso. Él me acostó suavemente, sin romperlo. Su aura invadía cada espacio vacío en mí, llenándome, ahogándome. Nuestra respiración era errática y aún con mis manos congeladas el calor se hacía presente tomando todo. Harry se apretaba contra mí con ímpetu y aumentaba mis niveles de descontrol. Su miembro había crecido notablemente entre su toalla y yo comenzaba a fastidiarme por esos pedazos de tela. 

Con atrevimiento, baje mis manos por su espalda atlética hasta llegar a la orilla del paño. Era el límite, la raya que si cruzaba no podría recomponer. Sabía del peligro inminente pero en ese momento la cuerda floja se volvía más irresistible. Acaricié  su piel justo donde comenzaba la toalla, donde terminaba su abdomen, donde terminaba su espalda. Su cuerpo tonificado y su piel suave parecían haber sido creados por el mismísimo Dagda. Jugar así lo perturbaba y eso tenía un efecto inmediato en mí.

Impaciente, atacó mi cuello. Besos cada vez más mojados me cubrían desde la parte trasera de mis orejas hasta el límite de la toalla. Él también jugaba pero inconscientemente esperaba mis pasos. Me moví debajo de él, acomodándome para siguiente avance. Mi mano tomó el cruce de la toalla decidida a liberarlo y como si hubiésemos contado hasta tres las toallas cedieron al mismo tiempo.

Sus besos bajaron hasta mi pecho donde se detuvo por un momento. Agitado se apartó unos centímetros para observarme. Su mirada verde quemaba con una fuerza inexplicable y yo estaba dispuesta a arder en ella por cientos de años. Sus ojos viajaron por todo mi cuerpo, el cual, comenzaba a mostrar nudos celtas más nítidos y extensos. Lamió sus labios y tomó uno de mis pechos con arrebato. Sus toques eran dignos de las islas del paraíso. Su boca se divertía con mi pezón, mordiéndolo, succionándolo. Las corrientes de electricidad que me recorrían se volvían cada vez más intensas y un mordisco hizo que mis manos se sujetaran del cabello de Harry con fuerza mientras gemía por más.

"Me tienes loco" Las gemas verdes se posaron sobre las mías y su voz profunda como la noche hizo que mi piel se erizara a su tono.

Le respondí con un jadeo y volví a besarlo con fiereza y el me llevó al centro de la cama. Sus fuertes brazos me manejaban como si mi peso igualara al de una pluma. Me sentía protegida debajo de él. Necesitábamos más, nuestros apetitos estaban insaciables y actuábamos como animales.

Dorchadas Álainn ||H.S|| a.u (Wattys 2019)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora