Capítulo 37:
SPOILER EN COMENTARIOS.
Mi mejilla descansaba en la almohada, mientras que poco a poco parpadeaba para acostumbrarme a la tenue luz filtrada por la ventana.
Tallé mis ojos y removía la blanca tela que me cubría, estaba en un punto intermedio entre la lucidez del sueño y la realidad.
—¿Dónde estabas? — había murmurado esas palabras el chico detrás, despertándome por completo.
Cuando lo vi, hasta la esquina de mi cuarto, entre la oscuridad y la claridad del día, le sonreí.
—Jev— me senté apartando por completo la sabana a punto de ir hacia él.
—¿Dónde estabas? — preguntó de nuevo y mi sonrisa flaqueó al escuchar su tono desagradable.
Me quedé mirando el suelo fijamente, ¿Dónde había estado? Mis manos temblaron y lentamente las giré hasta ver mis palmas, en el centro de ellas había quemaduras y rasguños, al ver esto mi cuerpo comenzó a doler.
—La aldea— miré sus ojos azules —está des...
—¿Dónde estabas?
—¿Qué? —sus pasos eran lentos, pero cada vez más cercanos, hasta que salió por completo de la oscuridad, sus ojos lucían demacrados, sus manos hechas puños y en sus nudillos había sangre, su mejilla era manchada por un moretón.
—¿Qué te pasó? — me puse de pie, y cuando quise ir hacia él, los pasos de Jev se detuvieron, no me quería cerca.
—Eso es algo que debería preguntarte a ti —miré hacia sus manos, y luego a su cara, había peleado —Te buscamos, te buscamos toda la maldita tarde y toda la noche, ¡desapareciste!
Tanto mis pasos como los de él se congelaron.
—¿Y aun así te niegas a responder dónde estabas? —me sonrió, pero sus ojos reflejaban ira.
—Jev...
—Te hacías la inocente y me juzgaste por un mísero error, y ahora desapareces de la nada cuando la manada fuego te necesitaba ¡huiste como una cobarde! — golpeó el peinador de vidrio con tanta fuerza que se rompió, los vidrios rugieron y di un paso hacia atrás.
—¡¿Qué te pasa?!
Los ojos de Jev no eran los mismos de siempre, el tono oscuro reemplazaba el color celeste de ellos.
—¿Eres tu mi Luna? ¿Eres mi compañera? —susurró calmado mientras que mi corazón se detuvo fragmentándose.
El chico se acercó a mí, su rostro se aproximaba y pude ver las ojeras en sus ojos, se acercó tanto que retrocedí, ahora su cercanía me producía miedo en vez de emoción.
Caí sentada en la cama mientras sentía la respiración agitada de Jev, el sudor bajando y su mente sumergida órdenes.
—¿En verdad eres mi Luna Azul? — mordí mi labio inferior mientras que la primer lagrima cayó, tanto para mí, como para Jev.
Y cuando sentía que no podía más, el rostro lleno de dolor de Jev fue apartado de mi con rapidez.
—¡¿Qué diablos te pasa?! — Iker lo había empujado —¿Cómo te atreves a decirle eso a mi hermana?
—Iker...— sorbí mi nariz mientras que limpiaba con rapidez mis mejillas —estoy bien.
—No— habló rápido —no está bien, no voy a permitir que te hable de esa manera, ni hoy, ni nunca, y tu— se giró hacia Jev —en verdad, Jev, no te atrevas arruinar lo que tienen, por que va a costarte mucho cuando la veas marchar.
ESTÁS LEYENDO
Mi Luna Azul
Kurt AdamEl Renacer de Illazki. "El pelaje negro resurgirá entre las cenizas ciñéndose en el delicado cuerpo de una mujer, sus ojos rojos por la furia, grises por el dolor, azules por la felicidad y cafés por la tranquilidad. Los cuatro elementos a su m...