Capítulo 1

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Bueno, siendo sincero el regreso a clases no me molesta tanto; lo que me molesta es que nos hayan quitado una semana de vacaciones simplemente porque a los altos mandos escolares en el país se le ocurrió. Como sea, ya no puedo quejarme, lo hecho, hecho está. No importa cuánto insistí, mi madre no me dejó quedarme: me jaló de las patas y me saco de la cama, no importo cuanto suplique, ella me hizo de todo para levantarme, como sea, ya no tiene caso quejarse.

El clima ha estado actuando muy raro últimamente, pese a que sí nevó al principio del invierno, justo en estos momentos la nieve ha comenzado a disiparse; supongo que debe ser el calentamiento global, o algo por el estilo. Solo espero que no sea otro ser inter dimensional haciendo de las suyas, no quiero tener más problemas de los que tengo en estos momentos.

Hay rostros nuevos en clase, y claramente palabras y frases que yo no entiendo, el japonés es complicado, pero no tanto como el mandarín, supongo. Al entrar a mi salón, me siento feliz de ver a mi mejor amigo sentado; ah, y ahí también está Rajá, es el chico sentado al lado del de pelo azul. El de pelo azul es Dániel; él ha sido mi mejor amigo desde que tengo memoria, mi padre conoció a su padre en la fábrica en la que trabajaban; mi padre era un administrativo y el padre de Dániel un trabajador. Ustedes dirán, ¿Qué amistan puede surgir de eso?, bueno, no tengo ni idea, solo sé qué pasó así, y la verdad, es que estoy muy agradecido por eso; como sea, mi padre ni siquiera está con nosotros ahora, el desgraciado nos abandonó a mi madre, y hermana y a mí; y para colmo, murió mientras huía por la autopista principal de la ciudad.

Y bueno, sé que el nombre de Rajá puede parecer algo extraño; a este último apenas lo conocí hace dos meses, en noviembre, en lo aquel suceso que les conté anteriormente, ambos nos enfrentamos al líder del punto B del universo; después profundizaré más en eso.

Sinceramente, me sorprendió el verlos juntos, Rajá ama hacer exasperar a Dániel; pero aún me sorprendió más, saber que alguien como Rajá, que apenas conocí y que apenas entable una relación de amistad hace unos días, estaba justo en la misma escuela y en el mismo salón que yo. Eso damas y caballeros, sí que es una gran coincidencia, como sea, no pensaré más en eso.

— Hola, ¿Cómo han estado? — pregunto mientras escojo una de las butacas para sentarme; este será mi espacio por el resto del semestre, o eso espero yo.

— Yo muy bien, — me contesta Dániel con una sonrisa — mira, es Rajá, creí que no lo volveríamos a ver. — es claro que él se ve igual de sorprendido que yo.

— No será tan fácil desacerté de mí, a fin de cuentas estamos unidos por un mismo destino. — la forma en como Rajá dijo eso, es inquietante, ¿Debería llamar a la policía?

— Eso se escuchó muy raro, — claramente le hice saber lo que opinaba — como sea y bien ¿Qué hicieron en sus vacaciones de invierno?

— ¿Qué aparte de ser arrastrados por un viejo loco a Japón?, nada ¿Y tú? — Dániel se escucha sincero.

— Igual nada, todo estuvo tranquilo en casa, solo unas cuatrocientas cenas navideñas, la familia de mi madre vino de visita como cada año; te juro que aún estoy empalagado de tanto comer pasteles...

— Pues yo estuve conociendo chicas. — La voz de Rajá interrumpe mi exposición; tanto Dániel como yo, lo miramos bastante incrédulos.

— Rajá di la verdad.

Rajá se encojé de hombros y hace una mueca de fastidio, poco después, deja salir un suspiro.

— Estuve lleno de apapachos de tías por todos lados, — contesta, ahora sí, con mucha sinceridad — ¡Ah, no es justo! Ni siquiera pude conocer a nadie, ni siquiera en Japón... mi oportunidad de conocer chicas se esfumó cuando este tipo del universo llego a querer destruirnos...

— Lo sé... — responde Dániel, mientras yo me pregunto, ¿Oportunidad? Este tipo ni siquiera tuvo oportunidad con nadie — aunque tenemos que admitir que fue divertido...

¿En serio?, ¿Ver a todos esos maestros de las artes místicas morir de formas horribles te pareció divertido? Creo que tu concepto de diversión difiere mucho del mío.

— Y tu Esteban ¿Qué opinas de lo que paso en Japón? — pregunta Dániel.

— Como ya se los había dicho... prefiero no recordarlo ahora...

Seguimos así por un rato, durante la conversación decidí echar un vistazo a mi alrededor. Si, había muchas chicas japonesas, y chicos, pero de entre todas ellas me llamo la atención una, la que entro por la puerta justo en este momento; ella sí que era hermosa, no pude quitarle la mirada de en sima, era casi perfecta. Tenía el pelo castaño más hermoso que hubiera visto antes, uno bastante largo, este estaba algo ondulado, aunque no pienso que lo ondulado sea natural sinceramente. No considero que mida más que yo, sus ojos eran del mismo color de su pelo; su piel era de un todo durazno, muy claro y vaya que el uniforme negro se le va muy bien. La miré demasiado; desde que ella entró, la seguí con la mirada, doblándome el cuello por baboso, hasta que me caí de la butaca, ¡Vaya, sí que era preciosa!

Paso el día, clases aburridas y esas cosas, se nota que ni los maestros querían comenzar a trabajar, se les notaba la cara de "Ah, que alguien me mate" Aaaah, el sentimiento es mutuo. Bueno, ya conocieron a Dániel, el chico de pelo azul; que solo es un poco más alto que yo, y a Rajá, un chico de tez morena, de descendencia Hindi, profundizaré en eso más tarde. Bueno, pues, aquí se le restan dos a los cuatro más que mencione al principio, nos quedan Makoto y Marco.

Makoto es japonés, y pese a que el día de hoy hay bastantes japoneses aquí, él ya se encontraba aquí antes de que ellos llegaran. Makoto tiene el pelo algo largo, no es que le llegue a los hombros, pero si es algo largo; extrañamente su pelo tiene una tonalidad morada cuando lo expones a la luz del sol, siendo sincero, me gustaría tener el pelo así. Por cierto, si se lo preguntaban, si es más alto que yo, debe medir como uno ochenta y algo así, pero que envidia.

Marco es latino, y pese a sus raíces, él se crio aquí en Canadá, ¿Qué no lo había mencionado?, bueno, pues vivo en Canadá. La piel de Marco es morena, su cabello es negro y es mucho más corto que el de Makoto; a diferencia de Dániel, Raja y yo, que tenemos quince años, ellos tienen diez y siete, y están en el último año de la preparatoria. Todos nosotros somos especiales, ya explicaré por qué. Dániel y yo somos de Canadá, como ya lo había mencionado; Rajá, tiene origen hindú, pero eso es solo por parte de su abuelo, el cual murió hace unos años. Rajá vive con su abuela, que es estadounidense, la cual, no práctica nada de lo que la religión de su esposo inculcaba, pero ella y Rajá le tienen un gran respeto a esta; no quiero hablar de estos temas ahora, no quiero que me cancelen en Twitter, no otra vez.

Este es el instituto Ricter, fundado por el profesor Ricter hace al menos cien años, o que sé yo, un instituto de prestigio y bastante diferente a los otros ubicados en esta parte del globo; el cual está ubicado en la ciudad no muy grande de San Felipe, como a tres horas de la ciudad de Toronto, no lo intenten buscar en el mapa, créanme solo perderán su tiempo. Solo resta esperar a que pase el día, y ver qué pasa mañana, como sea, solo espero que no me vengan más problemas, creo que ya tengo suficientes problemas como para que la vida me atribuya uno más, ¡Ah!, solo quiero descansar.

 Solo resta esperar a que pase el día, y ver qué pasa mañana, como sea, solo espero que no me vengan más problemas, creo que ya tengo suficientes problemas como para que la vida me atribuya uno más, ¡Ah!, solo quiero descansar

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