Desperté esta mañana desubicada y muy caliente. Unos minutos atrás en mi sueño estaba situada en el salón de casa, expectante, mirándote con deseo. De repente, nos quedamos a solas. Me miraste y ya sabía lo que ibas a hacer. Con tus manos musculosas me sujetaste por la cintura y me arrimaste a la pared para dejarme sin movimiento. Después de eso me empezaste a besar, con ansia, con intensidad y sobre todo con mucha humedad. Nuestros cuerpos se rozaban, notaba tu miembro caliente y creciendo rozando mi monte de venus. La temperatura subía, pero mi cerebro estaba volviendo a la realidad a pesar que yo me resistía.
PD: es curioso como la sensación de besarte la recordaba igual que el día que nos acostamos. La misma humedad, tu lengua jugueteando, tus manos fuertes pero a la vez delicadas... Parecía que fuese real.
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Relatos eróticos
RandomApartado dedicado a múltiples relatos eróticos de todo tipo. lgtb y variados.