EL PEQUEÑO VAMPIRO EN
LA BOCA DEL LOBO
ANGELA SOMMER-BODENBURG
Traducción de José Miguel Rodríguez Clemente
Ilustraciones de Magdalene Hanke-Basfeld
Título original: ANTON UND DER KLEINE VAMPIR IN DER HÖHLE DES LÖWEN
Edición digital de kamparina y el gato para Biblioteca-irc
en septiembre de 2.005
http://biblioteca.d2g.com
Este libro es para Burghardt,
que es valiente como un león;
para Katja, con su melena de león,
y para todos los fans del pequeño vampiro
... sean valientes como leones o no.
Angela Sommer-Bodenburg
Muy espontáneo
Era viernes por la noche. Anton estaba sentado en su cama leyendo El vampiro de Amsterdam..., aunque no tan concentrado como otras veces, pues no hacía más que mirar una y otra vez hacia la ventana abierta, con la esperanza de ver al pequeño vampiro.
Sus padres se habían marchado hacía ya media hora. En realidad no tenían previsto salir aquella noche, pero luego, de forma «muy espontánea» -como tanto les gustaba decir últimamente-, habían decidido ir a bañarse a la piscina cubierta.
Por supuesto, habían instado a Anton a que se fuera con ellos, pero él había respondido que aquello para él era «demasiado espontáneo». Y que, además, se sentía demasiado agotado porque había estado toda la tarde jugando al hockey con Ole.
-Está bien, ¡si no tienes ganas de hacer nada con nosotros!... -había contestado su madre, indignada como siempre que a Anton no le entusiasmaba una propuesta de sus padres-. ¡Pues entonces después iremos a tomarnos un vino!
-Por mí... -había dicho Anton riéndose para sus adentros.
Sin embargo, ahora el tiempo pasaba y pasaba y el pequeño vampiro no aparecía Anton empezó a tiritar de frío. Se levantó para cerrar la ventana.
De repente, sin embargo, una pequeña figura vestida de negro aterrizó en el alféizar de la ventana y entró de un salto en la habitación con una alegre risita. Era... ¡Anna!
-¡Buenas noches, Anton! -le saludó.
-Hola, Anna -contestó él... abochornado por el hecho de que sus pensamientos hubieran estado puestos sólo en Rüdiger.
Anna tenía un aspecto diferente al de otras veces; así como... más cuidado. ¿Sería acaso por la cinta de color rojo oscuro que llevaba en la frente? Su blanca piel tenía un brillo rosado y desprendía un agradable olor a jazmín, su nuevo perfume.
-¿Tienes algo previsto para esta noche? -preguntó Anton con la voz ronca.
Anna sonrió misteriosamente.
-¡Nosotros tenemos algo previsto!
-¿Nosotros?
-Sí, Lumpi, Rüdiger y yo... y tú también, si quieres.
-¿Lumpi también va?
Anton se estremeció al recordar que la última vez que habían estado juntos en la bolera del Valle de la Amargura Lumpi se había roto una uña... y le había amenazado a Anton con que se las iba a pagar.
-Pero... ¡es que se va a vengar de mí!
-¿Quién se va a vengar de ti?
-¡Pues Lumpi!