Se dirigen al supermercado y la emoción en Frank es inexplicable, ama ir de compras, se convirtió en uno de sus pasatiempos favoritos desde que se casó con Gerard.
Gerard conduce el carrito de compras y observa cómo Frank deposita en éste una gran cantidad de cosas, cosas que a lo mejor ni siquiera necesitan pero Gerard ama tanto a su esposo que no puede negarle nada.
Entran al pasillo de los artículos para bebé y Frank siente que se enamora por segunda vez, toma unas calcetitas de color amarillas y se las muestra a Gerard.
-Me gustan para nuestro bebé.
-Frankie, ya hablamos de esto- El semblante de Frank cambia a uno más serio, Gerard suspira, abraza a Frank por la cintura y deposita un pequeño beso en su mejilla- ¿Te gustan mucho?
-Sí, ¿a ti no?- Gerard asiente.
-Está bien, hay que comprarlas.
La alegría de Frank regresa, se dirigen a la caja a pagar todo lo que escogieron y habrán unas nuevas calcetitas en el guardaropa de su bebé.
*
Llegan a su pequeña casa y ambos se sienten felices, el lugar está muy bien acoplado, la sala, el comedor y la cocina están en la planta baja, en la parte de atrás tienen un pequeño jardín y ahora hay tres cuartos en el segundo piso, uno es la habitación principal, el otro es para las visitas y el último es la habitación del bebé, petición de Frank.
Mikey, el hermano de Gerard se encuentra en la habitación del bebé cuidando de él tal y como Gerard y Frank se lo pidieron antes de ir de compras.
-¿Cómo se a portado?- Pregunta Frank desde la puerta.
-Bien, ahora está dormido.
Frank se acerca a la cuna y mira a su hijo como cualquier padre amoroso lo haría.
-En un momento bajo, quiero estar con él.
Mikey cierra la puerta en silencio y baja a la cocina junto con Gerard.
-Gee, ¿cuánto tiempo más seguirán así?
-El tiempo que sea necesario Mikey.
-Date cuenta que más daño les hace.
-Tú no puedes opinar, cómo está Rowan, me enteré que Kristin está embarazada de nuevo- Gerard toma las latas y las guarda en la alacena- Felicidades, pero para Frank y para mí no es tan fácil.
Mikey se queda sin palabras, tal vez su hermano tenga razón, igual y lo menos que puede hacer es apoyarlo.
Al caer la noche y estando solos Gerard observa a Frank desvestirse y eso le excita de sobremanera.
Gerard se acerca a Frank y baja sus manos hasta su miembro.
-Oh Gee...- Frank cierra los ojos y Gerard comienza a masturbarlo- Espera...
-¿Qué sucede?
-El bebé.
Frank se coloca una bata de dormir y se dirige a la habitación del bebé, Gerard por su parte trata de entender a su esposo y se acuesta a dormir.
Frank no tarda en regresar y toma lugar junto a Gerard en la cama.
-Esta noche no, pero te prometo que te lo recompensaré- Le dice Frank a Gerard, este asiente con una sonrisa y lo abraza para así quedarse dormidos.
*
El llanto del bebé despierta a Frank que en seguida corre a la habitación, se acerca a la cuna y cuando intenta tomarlo alguien lo toma de los brazos y lo sientan en una silla de ruedas.
-¿Qué sucede?, ¿a dónde me llevan?, ¿quién eres tú?
Una enferma conduce a Frank por todo un hospital hasta llegar a una habitación en blanco, las preguntas de Frank son ignoradas y comienza a desesperarse.
Cuando por fin cree que puede levantarse vuelven a jalarlo pero ahora se encuentra en una camilla, el abdomen comienza a dolerle y la sábana se mancha de rojo.
-¿Cómo está mi bebé?, ¡ayúdenme!
-Enfermera, aplique más anestesia al paciente por favor- Escucha al doctor decir pero no puede verle el rostro- Esto será rápido...
-¡No!
Frank se levanta entre lágrimas, observa a su alrededor, Gerard está dormido y el reloj marca las dos de la madrugada, todo a sido una horrible pesadilla.
Acaricia su estómago y no hay dolor, suspira, se coloca de nuevo la bata y en silencio se dirige a la habitación del bebé.
Entra y todo está en silencio, por la poca luz de la luna puede ver en las paredes los estampados de carritos, aún recuerda cuando le dijeron que tendrían un varón.
Se acerca a la cuna y toma al bebé entre sus brazos, hace frío por lo que se encarga de abrigarlo bien con la sábana y mueve sus brazos muy lento para arrullarlo, está tan atento a lo que hace que no escucha a Gerard llegar junto a él.
-Cariño, ¿qué haces?
-Cargo al bebé- Gerard observa a su esposo y lo toma de los hombros.
-Frank, sé que esto todavía es muy difícil para ti pero hay que comenzar a olvidarlo.
-¿Qué tonterías dices?- Pregunta Frank molesto, Gerard toma la sábana de entre los brazos de Frank y se la arrebata dejando un vacío en el aire.
-Ya no hay bebé, Frank, entiende, hace mucho dejó de existir.
Frank observa la cuna vacía, rompe en llanto y es cuando recuerda todo...
Él y Gerard se enamoraron cuando eran jóvenes, la química entre ambos fue de inmediata, comenzaron a salir y no tardaron en hacerse novios.
Todo parecía estar perfecto, aunque Gerard fuera cinco años mayor para Frank qué importaba si para el amor no hay edad.
Frank cursaba su tercer año en la universidad y Gerard ya trabajaba para The Umbrella Academy en un cómic de superhéroes, se sentían tan enamorados que no tardaron en entregarse uno al otro.
Al poco tiempo Frank comenzó a sentir molestias, Gerard lo llevó al médico y la respuesta los dejó perplejos a ambos.
Frank formaba parte de un 0.1% de hombres que podían embarazarse pero nadie se lo dijo.
Sintió miedo, Frank no estaba listo para cargar con una responsabilidad tan grande y mucho menos ser criticado o juzgado por ser hombre y poder dar vida, así que con el apoyo de Gerard decidieron abortar.
Cinco años después de lo sucedido se casaron, Gerard compró una casa a las afueras de la ciudad, pero era tanto el remordimiento que había quedado en Frank que pidió hacer una habitación extra para que fuera la de su bebé.
Dicen que el infierno no es fuego ni un espíritu maligno que te dice qué hacer, nadie sabe qué es con exactitud pero se dice que es una representación de algo que en vida hiciste y que te persigue toda la eternidad por el mal que causaste.
Y aunque ya hayan pasado los años y seguirán pasando, Frank ya vive su propio infierno en la tierra.