Capítulo 1

23 2 1
                                    


Entonces! Existe este adorable chico de ojos pequeños, cabello negro, piel morena, nariz redonda y labios perfectos, que me tiene loca ya desde el once de agosto del 2018. Recuerdo cuando entró a la clase. Lo había visto salir del elevador con ese aire misterioso y reservado. Era atractivo, algo, realmente no tengo idea del que, me llamó la atención. Sin levantar la vista caminó de largo para tomar asiento en el aula. Sin dudarlo ni un instante más y luego de haber quedado atontada, caminé con rapidez para buscarlo. No estaba segura de ser su compañera de curso. Perfectamente podía estar en otra clase, pero mis intenciones eran verlo, ver sus hermosos y profundos ojos oscuros. Me detuve un momento frente a la puerta de cristal, viendo la sala vacía. Solo él, viendo su celular y el profesor sentado en un escritorio de la esquina. Entonces fue cuando entré sin tener ni una mínima idea de lo que estaba haciendo. Puedo escuchar a mis espaldas las voces de mis amigas pronunciando mi nombre pero toda mi atención  estaba perdida en él. Mis piernas corrían en dirección al muchacho. Tomé asiento a su lado e intenté calmarme a mi misma. Dejé mi mochila a un lado y en un segundo ya me había presentado. No tenía intenciones de asustarlo, al contrario! Quería mostrarme lo más amable posible, a fin de cuentas, él era el nuevo. ERROR! Sus ojos se clavaron en mí, parecía que analizaba mi alma de la manera más exacta posible en una milésima de segundo. Y después, apartó su mirada, así, como si nada hubiera pasado. Estaba completamente confundida pero aún no conocía  su nombre, así que insistí preguntando. Sus labios dibujaron una hermosa sonrisa y de su boca salió la palabra que me mantuvo en las nubes unos treinta minutos más, "Alexander". Ese era su nombre. Calzaba tan bien con él que hasta asustaba. No era un nombre para nada común pero sí un nombre extraordinario. Con mejillas sonrojadas me dispuse a saludar al profesor y sacar mis materiales.Él realmente estaría a partir de ahora en mí clase de francés, cada sábado, a partir de las ocho de la mañana. 

Minutos después mis demás compañeras buscaron asientos y claro, mi mejor amiga debía estar a mí lado, aún cuando sabía que ella no vendría esta clase. Había reservado un espacio para ella. Todo continuó con total normalidad exceptuando el hecho de que debía retirarme pronto para completar un examen en mi instituto. Recogí mis cosas y en ese momento me di cuenta que Alexander no tenía los libros de francés. Dude en prestarle el mío. Fui demasiado cobarde, olvidando ese pensamiento. Me fui y al llegar al instituto, le comenté a mi mejor amiga apenas pude. Me escuchaba más que emocionada, o al menos eso dijo ella. 

No pude sacarme aquella sonrisa de mí mente. Toda la tarde mi cabeza estaba fija en aquel chico. Al revisar mi celular, una notificación de un nuevo chat grupal, de francés. Toda la clase estaba agregada, incluyendo al profesor, lo que significaba que su número telefónico también debía estar agregado. Bajé contacto por contacto, poniendo atención a los nombres hasta toparme con el suyo. Presioné aquellos números junto a su foto de perfil y finalmente, después de contemplar mi teclado por un tiempo, le envié un texto. Expliqué quién era y agregando una disculpa por el atrevimiento. Él no se molestó en lo absoluto y hablamos el resto de la tarde. Empezamos a conocernos, me dijo sus gustos, pasatiempos y metas, al igual que yo le conté las mías. Quería recordar su voz pero me era imposible. Bueno, no era tan grave, solo me había dicho una que otra palabrita. Sentía que hablaba con un pared, una muy amable. Recordé cada oración y dato como si fuera el primero. No recuerdo el porqué del fin de nuestra conversación pero sabía que quería más. Nuevo día, nuevo texto. Toda la semana, hablábamos por horas enteras. Un día, le propuse hablar por llamada. Así fue, concordamos una hora y ni un minuto más ni uno menos, escuchamos nuestras voces de nuevo. Era preciosa y dentro de mi se produjo una toma necesidad de escucharlo hablar el día entero. 

Llegó de nuevo el fin de semana y creo que nunca me había emocionado tanto por levantarme temprano y asistir a clase. Había un pequeño problema. Todo este tiempo tenía muy en claro una sola cosa. No debía enamorarme. Una amiga gustaba de este chico desde hacía mucho tiempo. Hasta ahora lograba saber quién era porque para mí, todas las veces que me lo describía, eran puras fantasías. Mi cabeza me torturaba, no podía expresarle como realmente me sentía por no destrozar el joven corazón de Jane.

  En las lecciones mis ojos estaban puestos en él y comencé a garabatear en mi cuaderno. Al no estar consciente de la clase y estar viajando entre planetas, pasó lo que debía pasar, el profesor llamó mi atención. No tenía ni la más remota idea de lo que sucedía y lo único que pasaba por mi mente era PÁNICO. Miles de preguntas  aparecieron pero ninguna conectada a lo que aprendíamos, todo parecía a "me vió?" "Me quitaran la libreta con todos estos garabatos de amor?" Maldita sea, estoy jodida. Tenía miedo de que el profesor notara mi nerviosismo, o mis amigas o peor aún, él. Los ojos del maestro me amenazaban directamente a mi. Y sí, es en estas situaciones en las que es mejor que la tierra te trague, ojalá literalmente. En fin, nunca logré responder correctamente y quede en ridículo frente a todos. Ya poco a poco esto volvía costumbre en mi vida.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 30, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

AgostoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora