Prometí no llorarte, me convencí de siempre guardarte en mi memoria y no soltarte en la mínima debilidad, despedirte en fuego sin irte de mi refugio.
Y lloré.
Decidí inventar amoríos y buscar lo que diste en otra fuente con aguas insípidas, agua brotaba de tus labios y se bebía, vivía y sentía.
Y perdí al único.
Pensé en dejarte ir y perder mi alma en un silencio seguido de un amar a gritos con voces agrietadas y besos de piedra que me causaban el dolor mas intenso.
Y gritaba tu nombre al explotar.
Pero uno ama con la piel ¿O no?
Lo que sabe es lo que dice.
Lo que observa es lo que gusta.
Lo que siente es lo que expresa.Y no dije, hablé.
Un íntegro adios es lo que puedo ofrecerte ahora, que de tantas cartas escritas al alba esta es la única escrita al sol por su brillo más que por su fuego abrumador.
Quisiera que tu color fuera morado como cuando te ví por primera vez.
Me gustaría que tus ojos color vino regresaran, así como cuando te tenía cerca.
Intenta ser amarillo por dentro porque tu nube negra no me deja más que crujirme los dedos.Y yo seré lo mejor para cuando decidas volver a verme a los ojos.
Te deseo ser tú.
Te deseo ser.
Te deseo.