Un día ella te dice llorando en la cama que no quiere llevarte a la clase de pintura, y te preguntas ¿Por qué llora? Y te duele, ella es la mujer que mas amarás en la vida y no sabes las razones de su llanto, así que te culpas, sientes que algo has hecho mal, que no haces lo suficiente para hacerla sonreír.
Ya no vuelves a tus clases de óleo, ella ya no puede llevarte, ella ocupa su tiempo llorando en la cama. Y tu la cuidas, le preparas la comida, a pesar de que jamás habías encendido la estufa y nunca habías cocinado, pero la amas y te das cuenta que ya no le gusta el alimento y su cuerpo a perdido más de 10 kilos, a veces a ella no le importa si tu comes, pero no importa, te has vuelto experta cocinera, también lavas la ropa y limpias la casa, administras los gastos y la cuidas, porque la amas.
Has dejado de asistir a tus ultimas horas de clase porque ella te necesita mas que cualquier profesor, porque a veces, cuando le das los regalos por los que tanto ahorras y te esfuerzas la hacen sonreir, porque cuando le hablas con alegría de cualquier cosa que haya pasado su rostro no parece tan triste y llegas a la resolución de que debes estar todo el tiempo posible con ella, por su bien, para que ella esté bien.
Pero, un día llegas a casa y no la encuentras en la recamara y dices en voz alta su nombre, ella no responde, luego lo gritas, ella sigue sin responder, entras a todas las habitaciones y la encuentras, ella está acostada en el helado piso, te acercas y le llamas por su nombre, ella no responde, la tocas por la espalda pero parece que tu no existieras, te desesperas y usas brusquedad para hacerla reaccionar, pero sigues sin existir para ella, y tu solo tienes 12 años, no comprendes que esta pasando, y corres con la madre de tu mejor amigo para que te ayude.
Pasan los días y nadie te dice nada, claro, eres una niña aun, aunque el ultimo año y medio has sido mas adulta que cualquiera de ellos, pero tu edad los hace pensar que no podrías procesar la información, y sigues en la nada, no sabes de ella, quieres solamente abrazarla, pero no puedes.
La vuelves a ver... la llevas a casa, los médicos la han obligado a permanecer a tu lado, a estar en un lugar en el que no quiere estar, y al ver su rostro recuerdas esas veces en que ella mencionó que no era feliz, tu apenas y tenias 7 años, son memorias borrosas, pero renacen en tu mente porque su mirada es igual a la de ese tiempo.
Entonces, alguien menciona la palabra suicidio, dicen que ella tomó mas de 40 pastillas para nunca despertar, y te preguntas porque ella nunca querría volver a verte si ella es tu motivo de despertar y lucir una sonrisa ¿Tan mala eres? ¿Qué has hecho mal? ¿No te has esforzado lo suficiente?
Y te esfuerzas por las mejores calificaciones, no das problemas, no pides nada, no tienes amigos, ella es tu todo y vez como día a día se va consumiendo y te culpas, no eres capaz de hacerla feliz, simplemente no puedes, pero sigues esforzándote por una meta inalcanzable.
Cada día que llegas de clases tienes miedo de encontrarla tirada en el piso, de encontrarla llorando, de que no te dirija la palabra porque es un mal día...
En un momento el dinero no alcanza y comienzas a trabajar después de clases, miras a tus compañeros de colegio pasear mientras tu estas obligada a estar en aquel local para recibir un sueldo semanal, se te han ido 3 años ya, jamás has ido a una fiesta, ni siquiera por un helado, no has pensado en amor, a pesar de que las personas de tu edad comienzan a experimentar...
Un día ella vuelve a cocinar, a arreglarse, a sonreír y ¡Dios! Amas esa sonrisa, podrías dar tu vida entera por verla así mas tiempo y la opresión constante en tu pecho comienza a desvanecer, parece volver a ser esa mujer que tanto admiras, la que tantas cosas te ha enseñado, la mujer inteligente y culta que leía libros a diario, que te inspiró a ser libre y única, la que te enseñó a jamás lastimar y que las groserías se escuchan muy mal.
La admiras, la amas, pero ella lastima, "Por ti sigo aquí" dijo una vez, y no fue en agradecimiento, ya tenias 15 años, y ella te culpaba por seguir viva, tu no dices nada, lloras en silencio en tu habitación, sabes que si lloras frente a ella las cosas no acaban bien, pues parece ser que tu tristeza le duele mas que la de ella misma, así que siempre estas feliz, al menos frente a ella, aunque tus pensamientos vaguen por muchas partes.
Pareciera que no se da cuenta el daño te ha hecho, no sabe que por las noches te atormentas, culpándote por lo que pasa, tu solo tienes 15 años y comprendes tanto de la vida, no te agrada la gente de tu edad, con problemas tan banales, tan estúpidos...
Ella nunca te ha dicho "te quiero" y a diario piensas si realmente lo hace, prometes jamás ser como ella, no sabes si es la rebeldía de la juventud, no sabes si es ver que ella ahora esta bien, pero te vas a de casa, huyes de todo ese dolor que ella te trae, y por primera vez te sientes en paz...
Eres tan joven intentado hacer una vida, te esfuerzas tratando de seguir tus sueños, finalmente conoces a tu primer amor, sientes lo que es dar un beso, lo que es amar, pero, entonces, el golpe más fuerte llega: tu hermano ha muerto.
Quieres pensar en él, pero primero piensas en ella, no va a soportarlo, regresas a casa después de todo ese tiempo, no pudiste despedirte de él, no lo viste, pensaste que iba a salir de terapia intensiva, estabas segura que el iba a vencer lo que estaba pasando, y a pesar de que pidió tu presencia tu no quisiste entrar al tercer piso de la clínica 21, tu querías verlo caminando y no entubado con los huesos rotos, probablemente nunca superaras el no querer escuchar sus últimas palabras.
No importa lo que duela, tu luces fuerte, entera, porque ella estaba ahí, y aun recuerdas que tus lagrimas le duelen mas que las suyas propias, y guardas el dolor, tienes que ser el muro que la sostenga, porque no aguantarías dos perdidas, y te das cuenta que jamás dejaras de ser esa niña de 12 años...
Vuelves a su lado, nunca vas a comprender su manera de pensar, nunca entenderás esa tristeza que la invade, los doctores dicen que la depresión es una enfermedad, que a veces los obstáculos nos vencen, pero la amas, a pesar del dolor la amas, la amas mas que a tu vida, aunque te sientas incomprendida por ella, aun así la amas, y sabes que siempre la amaras.
Sabes que por más que pasen los años y las experiencias te enseñen, nunca dejaras de ser esa niña de 12 años que ve a su madre tirada en el piso tras uno de sus intentos de suicidio, nunca dejaras de ser ese indefenso ser enfrentándose a magnitud de la realidad, nunca dejaras de tener miedo...