Las Ovejas Son Tan Débiles

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Bryn se despertó, sudorosa y asustada, observó alrededor, ahí estaba todo en su lugar, sus muñecas, posters, estantes exactamente iguales a como recordaba antes de mudarse.

-¿Qué pasó anoche?- dijo, a la vez que sentaba y tocaba su cabeza pero notó algo, mientras la chirriante puerta se abría, ella ya no vivía en esa casa, el escalofrío que sintió cuando la puerta chocó con la pared, solo se intensificó cuando nada sucedió. Fue consciente del horrible silencio que llenaba la habitación. Sintió como las lágrimas se agolpaban detrás de sus ojos. Había alguien en la puerta, observándola.

Él vió como ella se congelaba y miraba fijamente a la puerta, pudo sentir el sorbido de su nariz, "se avecinan lágrimas" pensó mientras disfrutaba ver como su propia mente la internaba en un laberinto. No pudo contener las ganas de atrofiarla aún más, soltó una carcajada, observó cómo daba un brinco y "finalmente" pensó, las lágrimas salían de los ojos de la oveja a borbotones, al ver ese cuadro, sonrió y ella lo pudo sentir en lo más profundo de su ser, no tenía escapatoria.

Viéndose acorralada, pero aun aferrándose a cualquier esperanza de vida, se levantó de la cama. El piso estaba frío, a medida que avanzaba hacia la puerta, examino con detalle la habitación y vio su posible salvación, lo agarro con manos temblorosas y estando frente a la puerta solo pudo ver la oscuridad.

Avanzó por el lugar sintiéndose observada y escuchando ruidos aquí y allá. Estaba jugando al gato y al ratón con ella pero aun sabiéndolo no podía hacer más que seguir avanzando. Notó la luz de la luna y divisó la escalera a unos metros. Los sonidos se incrementaron, eran más fuertes, más ruidosos, casi como si se avisara que se estaba llegando al éxtasis. Al llegar casi al final de la escalera, vió la puerta abierta y esa silueta, agarro con más fuerza el bate y su respiración se aceleró aún más cuando apareció esa sonrisa tan depravada. Sintió como toda la fuerza de su cuerpo fue remplazada por frío, tan congelante y placentero.

Él se acercó y ella, en vez de alejarse, se aproximaba también. "Talvez no es tan malo morir" pensó Bryn, mientras sonreía al ver esos ojos de depravación. Escuchó esa voz majestuosamente corrompida, antes de entregarse:

-Las ovejas son tan débiles, ¿no?

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