Comenzaba a ponerse el sol, las nubes tomaban un color rosado mientras lo escondían, tal vez en otro momento parejas enamoradas podrían disfrutar el atardecer, pero en ese instante, el silencio era sepulcral.
Incluso los inmortales llorarían viendo esta escena, una docena de guerreros pisaban cadáveres de los que antes habían sido sus hermanos de armas, con los que compartieron risas y llantos, en los que confiaron su espalda. Ya no importaba, era la guerra, y el vencedor siempre surgiría luego de pisar cientos o miles de cadáveres.
En el centro de esta escena, un joven se sostenía de una vara impregnada de sangre, a su lado, una cuchilla daba a entender lo sucedido, su preciada arma se había partido en dos. El odio por esa juventud herida era visible en la mirada de todos esos espadachines, aún así, lo comprendían, cada uno de ellos se comportaría igual, no por sí mismos, en cambio, lo darían todo por el hombre al que seguían.
El joven cayó de rodillas, la pérdida de sangre desvanecía su conciencia. Observando a su alrededor, finalmente buscó la cuchilla rota de su arma.
—Mi Señor, deberá cumplir sus ambiciones sin mí, disculpe mi incompetencia — Y con un suspiro, clavó la cuchilla en su estómago sin piedad alguna.
La mirada de los que lo rodeaban mostraban reverencia, independientemente del momento, todos respetarían a un guerrero honorable, más aún, uno que decidió dar su vida para que su Señor huyera.
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—Tu, ven aquí, de ahora en más serás parte del clan Kurosawa por órdenes del Señor —Una voz profunda venía desde la armadura del Samurái mientras señalaba a un niño de cabello oscuro, este se encontraba acurrucado en la entrada de una tienda, esperando mendigar comida.
El niño aún no entendía que sucedía a su alrededor, normalmente no tenía el derecho de siquiera mirar a esos valerosos guerreros, y ahora, el Señor de esas tierras lo llamaba. Pensando en eso, observó detrás del hombre y efectivamente allí se hallaba, montado en un imponente caballo negro de larga cabellera, sobre el, el Señor emanaba el aura de un soberano, de un conquistador. Delante de él, en el mismo caballo, un niño de edad similar lo observaba con curiosidad y algo de diversión, sacándole la lengua mientras el Señor no lo atendía.
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—¿Cual es tu nombre?
—Ryûnosuke —Su voz era temblorosa mientras levantaba la vista para observar al ahora dueño de su vida.
El Señor rió al oír su nombre, no parecía tan intimidante de esa manera, y cuando finalmente terminó, su mirada parecía observar todos los secretos del mundo.
—Así que hijo del dragón, Ryûnosuke, espero que tus habilidades hagan honor al significado de tu nombre —, Sacudió la cabeza mientras su aura de conquistador volvía allí una vez más, aún así, algo más estaba entre esa asfixiante situación, una sensación reconfortante, y cuando escuchó sus palabras, supo al instante de donde venía ese sentimiento—. De ahora en más, tu apellido será Kurosawa. Sirve bien a mi hijo.
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—Ryûnosuke, el día de hoy, siendo testigo de tu habilidad, tu nobleza, bondad y fidelidad hacia mi hijo, te entrego esta Naginata, sigue sirviendo a mi hijo cómo lo hiciste hasta ahora, pues en él está toda la esperanza del Clan.
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—Mi señor! Huya junto con los hombres y mujeres del clan! Se lo ruego, no puede morir aquí! No en manos de nuestros enemigos! —El samurái fuertemente armado se arrodilló frente a un joven de tez clara y ojos rasgados, en sus palabras se hallaba una preocupación sincera, una lealtad sin precedentes y la voluntad de todos los guerreros del clan—. Señor! La mitad de nosotros guardaremos el camino de huida, lleguen al río, escape con vida y termine sus días con felicidad, ¡mientras tu línea de sangre continúe en este mundo, siempre habrá esperanzas para el clan Kurosawa!
En ese momento, el joven notó la determinación a través de los ojos apenas visibles detrás de la gran armadura. Sabía que el guerrero que lo había acompañado toda su vida, su único amigo, moriría en aquel lugar. Finalmente una lágrima cayó a los pies del Samurái, el guerrero sabía lo que su Señor estaba sintiendo, aún así, solo tembló por un momento, ninguna cantidad de sufrimiento se podría comparar la importancia que tenía su vida.
—Mi padre tenía razón, el destino de un gobernante es solitario... te extrañaré Ryûnosuke, mi más leal guerrero —Los labios del joven señor susurraron esas palabras en un suspiro segundos antes de subir a su caballo, y así, con el corazón roto, huyó junto a una gran cantidad de mujeres, niños y guerreros, los vestigios de un clan del cual su nombre había resonado a través de todo Japón.
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Su rostro no tenía expresión, mientras tanto algunas lágrimas rodaban hasta caer sobre sus manos manchadas en sangre, la vida entera había pasado frente a sus ojos y aún así no vaciló ni un segundo, lo único que lamentaba era no poder ver la gloria del clan. había vivido bien, y su muerte sería gloriosa, protegiendo el clan que le había enseñado a vivir con honor.
Y así, entre los buenos recuerdos y tristes despedidas, cerró los ojos para lo que creía, nunca volver a abrirlos.
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Cyberpunk Samurái
Bilim KurguDecidido a redimir sus errores frente a su Señor, un joven y talentoso samurái acaba prematuramente con su vida a través del Seppuku. Cientos de años más tarde, un joven al borde de la muerte hereda sus recuerdos a través de un afortunado y casi inv...