Jungkook se paró frente a la imponente casa de tres plantas a la que hacía años que no se acercaba. Estaba distinta a como la recordaba, se notaba que su madre ya no vivía allí desde la desaparición de su marido y las plantas y flores tenían un aspecto descuidado entre la maleza. A él esa casa le traía los peores recuerdos y también los mejores, por eso prefería mantenerse lejos de ella para no revivir viejas heridas ni atraer viejos fantasmas consiguiendo que solo le causasen dolor.
Se bajó de la moto y caminó hacia la entrada mirando hacia la ventana de la habitación de Jimin donde solía sentarse con una adorable sonrisa esperando a verle llegar, o como más tarde lo hacía solo para quedarse mirando a la nada sumido en sus pensamientos. Respiró hondo y picó al timbre casi esperando que su padre abriese la puerta y le recibiese con un cariñoso revolvimiento de pelo como solía hacer.No podía quererle más de lo que le odiaba.
Su hermano abrió la puerta con un cigarro entre los labios y guiñando un ojo a causa del humo, se cerraba los botones de los vaqueros y su pecho desnudo estaba lleno de arañazos.
Suspiró mirando hacia otro lado, Yoongi si que vivía bien. Toda su vida había estado exenta de preocupaciones y lo único en lo que pensaba era en follar, hacer dinero, beber y colocarse. Tenía el perfil vicioso de una estrella del rock. Vio como se quitaba el cigarro de la boca para dedicarle una sonrisa de medio lado.— No te esperaba hermano, o al menos hubiese adecentado la casa.
— Seguro que sí.
Jungkook entró golpeando su hombro y miró a su alrededor. La decoración era la misma, pero todas las botellas de alcohol vacías y los ceniceros llenos a rebosar hacían que la casa pareciese completamente diferente, por no hablar de la música de reggaetón que sonaba a todo volumen. Se sentó en el sofá no sin antes levantar a uno de los cinco gatos que pululaban por la sala y se lo puso en el regazo acariciando su cabeza.
— ¿Puedo preguntarte a que se debe esta agradable sorpresa? ¿Quieres algo de beber?— dijo el moreno sentándose en la mesa enfrente a él.
— Déjate de gilipolleces Yoongi, no voy a estar mucho tiempo.
— Te escucho.
Yoongi sacó molesto la lengua y se quitó un largo pelo verde, Jungkook puso cara de asco, a saber lo que estaba haciendo.
— Tengo algo que pedirte.
— ¡¿En serio?! Eso era lo último que me esperaba. Podrías venir a insultarme, a pegarme, a reclamar la mitad de la propiedad de esta casa, a follarte a mi gato, yo que sé... pero... ¿a pedirme algo precisamente a mí? ¿Es que ya no me odias enano?
— No me hables como si no la hubieses cagado Yoongi, no te atrevas.
— Ya sabes como soy— dijo dejando el cigarro a medias en el cenicero y encendiendo otro—Te quiero a pesar de todo.
— Y deja de hacer eso también.
Su hermano nunca había sido una persona admirable, le puteaba y le culpaba de todas sus fechorías en cuanto tenía ocasión pero después era de las personas más cariñosas que había conocido nunca, al menos con él. No tenía escrúpulos y no pensaba mucho las cosas antes de actuar, era egoísta por nacimiento y si quería algo luchaba por ello hasta conseguirlo sin importarle a quien se llevase por delante, aunque eso no significaba que no le quisiera, solo que se quería mas a él.
— Bah... tengo mucha intriga, en serio.
— ¿Has visto a Zoe últimamente?
— ¿A Zoe...? ¡Oh!— dijo dejando salir una gran nube de humo— a la muñequita de ojos dorados. No, hace dos noches que no. Tendrá la regla.
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MUÑECOS ROTOS [+18]
FanfictionOscuro, excéntrico, lujurioso, peligroso e inestable. Sé bienvenido al Etéreo. No olvides guardar el secreto. ADVERTENCIA ⚠️ Alto contenido sexual explícito y delicado, lenguaje obsceno. Mención de abusos y enfermedades mentales. Pareja principal:...