parte unica

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Un intento de sonrisa tiraba de la comisura de sus labios. Sus ojos, una pantalla de inconformidad y celos. Erick miraba fijamente la escena que se desarrollaba, descarada e injusta, frente sus narices.

Y, es que ¿Por qué diablos ésa chica posaba sus manos en Joel? Su trabajo ahí era entrevistarlos, no manosear a su antojo la anatomía de su novio.

La sonrisa falsa que Erick se negaba a sacar de su rostro, se hacía cada vez mas insoportable con cada segundo que marcaba el reloj, en el que permanecía allí sentado, finjiendo estar bien, ocultando la ráfaga de celos qué lo carcomia por dentro.

Renato, de pie, justo detrás de los hombres encargados en grabar cada movimiento de los chicos más aclamados del momento, miraba cómo el más joven de los chicos, que consideraba sus pequeños gatos hormonales, quería sacar sus garras para así enterrarlas en los ojos de la entrevistadora, sonrió burlón, otra víctima de aquellos efectos colaterales que venían ligados al amor. Aún recordaba el día que aquellos dos pendejos sacaron fiereza y, en una conversación un poco trillada, le confesaron que tenían un romance. Lo recuerda tanto, recuerda que sintió una gran tristeza por ellos, sus dos gatos más jóvenes, enamorados.

Enamorados en un mundo dónde su amor era incorrecto ante los ojos de muchos y comprendido por muy pocos.

Quería protegerles de ese mundo injusto, quería encerrarlos en una burbuja dónde no serían lastimado y podrían amarse sin condiciones, pero no podía, y sintió una inmensa tristeza. Eran dos niños enamorándose por primera vez, dos niños que querían amarse libremente, dos niños que tendrían que enfrentase, tarde o temprano, a las consecuencias de estar enamorados, entre ellos, dos personas del mismo sexo.

Renato los mira, sus ojos fríos clavados en aquellos cinco chicos que se metieron en su alma, su rostro, mayormente inexpresivo, se veía complacido con una sonrisa enternecedora dibujada en sus labios.

Joel se removía incomodó, trataba de alejar la mano de la entrevistadora, la cuál descansaban en su pierna derecha. La chica estaba inclinada sobre él, dejando entre ver su escote, tenía el micrófono tendido hacía Richard, preguntando un sinfín de cosas sin sentido para los oídos de Joel, pues, en ése momento lo único que le importaba era estar con Erick, hacerlo reír y besarle, quería dejarle en claro lo mucho que lo quería. Pero de momento debía soportar la larga entrevista, a la coqueta entrevistadora, los celos de Erick y sus ganas de abrazarlo.

La chica se alejó de Richard, apartándose por fin de Joel, suspiro aliviado.

- Y díganme ¿Cómo cinco chicos tan guapos soportan el acoso de las chicas? - pregunta la entrevistadora.

Una carcajada amarga abandona los labios de Erick, que ironía que ella éste preguntando éso.

- Hay que preguntarle a Joel ¿Joel, cómo haces para soportar el acoso de la entrevistadora?- cuestionó mirándolo, por fin, sus ojos conectándose en una miranda intensa, mirada en la que Erick le dijo cómo se sentía.

Christopher no tardó en soltar una carcajada, le divertía la situación y, ver a su mejor amigo apuntó de atacar y reclamar los suyo era, sin duda, la cosa más divertida y a la vez incómoda que había presenciado.

Los tres eran conscientes de lo que sucedía entre ese par, lo sobrellevaban a su manera, los apoyaban y, era agradable saber que estaban enamorados. Pero cargar con ese secreto era incómodo y difícil. Verlos actuar cómo unos tórtolos detrás de cámaras y cómo unos completos desconocidos ante ellas, éso sin duda era... raro.

La entrevistadora quedó de piedra al escuchar la pregunta que fue gestionada por el más jóven de la banda, ése cubano de ojos cautivadores, la dejó desarmada. Fingió una risilla torpe, su cara ardía en ese momento ¿Tan obvia era? Ahora tendría que solucionar el problema, salir librada de su error, era una profesional y, estar coqueteando en el trabajo significa despido.

la realidad. joerick  OSWhere stories live. Discover now