No abras los ojos

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Este pobre joven estaba acurrucado en su cama, casi en posición fetal, abrazando sus propias rodillas, temblaba y hacía un esfuerzo sobrehumano por no gritar, por no sollozar, por no romper a llorar, las razones de su presente estado son más que justificadas, él mantenía los ojos cerrados por necesidad, se hacía el dormido, pero incluso, entre sus pestañas; podía ver el rostro de horror de su madre y de su padre, que lo miraban de vuelta, el trataba de no hacer ningún sonido, pues él sabía que en el momento que hiciera el menor sonido que revelaba que estaba en realidad despierto: su vida se iba a acabar de la manera más atroz existente.
Te tengo que pedir disculpas porque me estoy adelantando en esta historia, aunque vale la pena contarte lo que pasó cuatro horas antes.
Este jovencito se despierta en medio de la noche, tiene ganas de ir al baño, así que se quita las sábanas de encima, se pone de pie, pero cuando abre la puerta con la intención de dirigirse al sanitario de la casa, escucha un ruido extraño y algo pesado cayendo sobre el suelo, ese bulto pesado cayendo con violencia al suelo, inerte, era su madre. Su padre ya estaba ahí sobre la alfombra, miserablemente muerto, el charco de sangre era inmenso y se aproximaba lentamente hacia él, el charco de sangre crecía y crecía como un río espeso, como una especie de caramelo fundido y rojo manchando todo el piso de madera, pero más importante todavía que el cadáver de su madre y de su padre era aquella cosa inmensa que caminaba como una especie de cavernícola, pero no era ningún cavernícola, era infinitamente más inteligente que cualquier cavernícola, no tenía pelos, poseía de hecho una especie de joroba y era tan repugnante y grotesco que tal vez las palabras no alcancen siquiera a hacer una descripción medianamente acertada, aquella cosa arrojó el cuerpo de su madre, eso fue lo que escuchó, y cuando esa cosa comenzó a darse la vuelta, él inmediatamente se metió a su cuarto, ahí fue cuando hizo el primer esfuerzo sobrehumano por no gritar, y vaya que se arrepintió por las horas siguientes, hubiera sido menos doloroso tirarse de clavado por la ventana y no importa si se hubiera roto el cuello contra la cara hacia abajo, quizá eso hubiera sido mejor. Él en cambio se metió de vuelta en su cama, se puso las sábanas encima temblando, queriendo llorar a gritos, pero se apretó sobre sí mismo con las rodillas a la altura del pecho y cerró los ojos, segundos después escuchó que la puerta de su habitación se abría lentamente, él la había dejado abierta, pero ahora se abría más, alguien la empujaba en completo silencio, solo se oían las bisagras.
¿Alguna vez has sentido esa sensación de que alguien los mira o de que algo los observa? Bueno eso fue lo que sintió él pero cien veces más por lo menos, aquella cosa se quedó mirándolo, él lo sabía, él tenía los ojos cerrados; se estaba haciendo el dormido, debajo de las sábanas temblaba, entonces aquella cosa empezó a dar pasos, pero no hacia él, sino hacia afuera, esto puede sonar como un alivio pero no, definitivamente no, lo que había hecho era ir a buscar el cadáver de su madre y de su padre para traerlos al cuarto, a su padre lo colocó ahí en el piso y le torció el cuello de modo que las vértebras sonaron, todo para que el rostro del señor, para que aquellos ojos llenos de pavor, muertos; miraran al chico. Y lo mismo hizo con la madre sólo que a ella la sentó en la silla y también le puso la cabeza de modo que mirara al chico, él se había dado cuenta de esto ya que de vez en cuando los abría de una manera que era imposible notar que estaba viendo algo por el rabillo del ojo. Y así estuvo horas.
Hay una última cosa que hay que decir, aquella cosa se manchó la mano de sangre, él lo supo porque pudo escucharlo manoseando al padre, la cosa se acercó a la cama en dirección a él, pero no le puso un dedo encima, sino que más bien se apoyó hacia adelante y empezó a manotear la pared, y se escuchaba como un gigantesco pincel nada más con la yema de los dedos; escrachando la mano sobre la pared. Terminada esta tarea; aquella cosa simplemente se echó al piso, el chico podía escuchar su respiración profunda, la respiración de aquella cosa, aquella respiración grave, y la cosa se metió debajo de su cama.
Vaya que tuvo ganas de chillar, vaya que tuvo ganas de gritar con todas sus fuerzas cuando lo sintió metiéndose debajo, cuando lo sintió debajo de la cama acomodándose, aquel mounstruo, simplemente se había metido debajo de su cama a esperar.
Ya estaba a punto de amanecer, los primeros rayos de sol entraron por la ventana, el chico abrió un poquito los ojos, vió a su mamá y vió a su papá, y tenía un plan: era tratar de salir corriendo o nada.

Trató de reunir valor, se sentó sobre su cama intentando hacer el menor ruido posible para evitar alertar a esa cosa que estaba abajo, y entonces lo recordó, giró un poco la cabeza y vió la pared, resulta que aquella cosa había escrito algo con la sangre de su padre:
“Sé que estás despierto”.

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⏰ Última actualización: Dec 21, 2018 ⏰

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