Era noche, yo estaba haciendo tarea, quizá eran las diez y por fin terminé. Pero tenía la intención de hacer algo, así que tomé mi celular y busqué en tu perfil una foto tuya. Curiosamente la foto que más me gustó sería la que más le gustara a todos. La descargué en mi celular y en una hoja de mi cuaderno, comencé a dibujarla con una pluma. Mis expectativas no me elevaron tan alto, lo más probable era que arruinara el dibujo en cualquier momento y decidiera no mostrártelo, pero increíblemente todo (salvo la nariz) salió conforme al plan. Lo terminé, lo hice con tanto empeño y con mucho cariño. Al hacerlo me sentía extraña, ¿mariposas? no lo sé, pero no me había sentido así en mucho tiempo.

Te envié un mensaje "te hice un dibujo", decía. "A ver A VER A VER A VER a veeeeer", tu entusiasmo no me dejó arrepentirme y sin pensarlo envié la foto del dibujo. Me sentí bien al saber que te había gustado. Dijiste que era lindo. Ah. Tú lo eras. 

Después escondería ese dibujo en un libro de la biblioteca y te daría "pistas" para que fueras por él. Creí que tal vez sería tonto, pero interesante. No he comprobado si fuiste por él. 


Invisible, intangible y amarillo #PGP2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora