Bucciarati el paciente, Abbacchio la ira en persona (Capitulo único)

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  Nuevamente estaba ahí, en medio de un ataque de nervios provocado por haber sido regañado por su jefe enfrente de ese mocoso nuevo, ya era insoportable el tener que tratarlo como uno más del grupo, el ser regañado simplemente por qué él cumplió un trabajo que le pertenecía le enojaba aún más, era increíble como ese mocoso lo sacaba de sus casillas de un segundo a otro.

-¡Abbacchio! ¿Me estas escuchando?- la voz suave de Bucciarati salio acompañado de una sonrisa pequeña, conocía esa cara, su compañero estaba irritado, y eso desencadenaba en un ataque de ira, seguramente se descargaría con la pequeña lampara que vio desde que ingresaron a la oficina -¿Enserio te vas a molestar por qué te regañe delante de Giorno? ¿Qué motivos tienes para odiar tanto a ese niño?-

-¡Ese es el motivo! ¡Giorno es un mocoso de quién hay que desconfiar y lo sabes demasiado bien!- dijo aquello señalando a su jefe, ya una vena se hinchaba en su sien muestra clara de que paciencia, no le quedaba ni un pizca, por suerte, para Bruno, la paciencia era un don con el que había nacido y dominaba a la perfección. El jefe de Passione tomo lugar en el pequeño escritorio, mirando a aquel hombre de cabellos violáceos, con su mentón apoyado en su palma de su mano sonrió de manera divertida, esperando la explosión del ex-policía.

-¿Se te hace divertido esto?- dijo aquello apretando los dientes, y tal como se predijo, la pequeña lamparilla voló al suelo haciendo un ruido estruendoso que retumbo por toda la pequeña oficina, el ambiente para Abbacchio era algo denso, su enojo le estaba haciendo arder la cara y si no se detenía ahora mismo bajaría y le rompería la cara a ese niño bonito de Giovanna, en verdad estaba muy enojado con él, por su culpa se encontraba en esa situación.

  Mientras tanto, en el piso de abajo, la situación era un poco más animada, Narancia estaba jugando a las cartas con Fugo y Trish que por fin se había decidido a socializar, mientras que Mista estaba acostado en el sofá más grande, a su lado, estaba Giorno, dejándose mimar sus hebras rubias que bailaban en los dedos de Guido, siendo besado de vez en cuando en el rostro, viendo como éste se coloreaba en un rojo precioso.

  Aún así, el ruido de algo rompiéndose alerto al rubio, pero Mista le hizo una seña de que no era nada, después de todo, Giorno era nuevo en ello, no sabía que tipo de peleas tenían esos dos.

-¿Todo eso es normal?- su entre cejo se frunció, en señal de que no creía aquello, Mista le beso los labios a modo de hacerle entender que se quedara tranquilo, decidió creer en el acto de ese muchacho, después de todo, el regaño de Abbachio se lo tenía merecido, por haberse puesto a sermonearlo e intentar mandonearlo por ser mayor, casi se les escapo un objetivo, para Giorno, era complicado entender el porque del enojo de ese hombre de larga cabellera.

  Volviendo donde estaban el jefe de Passione y el subordinado, el ambiente estaba un poco más calmado, pero la irritación de Abbacchio seguía presente, gruñidos escapaban de sus labios los cuáles tenían la pintura algo corrida por haberse limpiado de golpe cuando tomo agua, todo aquello era visto por Bucciarati que no se había movido, en ningún momento de su posición inicial, viendo los cambios de humor que tenía aquel muchacho, sonriendo bobamente de vez en cuando.

-¿Qué te causa tanta gracia?- pregunto aquello, respirando profundamente percatándose de que la puerta que los separaba del pasillo estaba floja, ésta se azotaba y se abría con la más mínima brisa, en teoría eso aumento el enojo de Leone, pero con darle un simple azote quedo trabada, esperaba que no se abriera hasta que al menos se hubiera ido de aquella sala.

-Me da risa como te pones por un niño pequeño- soltó aquello, esta vez mientras miraba fijamente a esos ojos violetas con tintes amarillos, perdiéndose en ese brillo salvaje que tenían.

La mía bellezza~Where stories live. Discover now