Capítulo 74.

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Volví a callar. Era todo lo que yo pensaba pero aun me dolía más si me lo decían ellos. Les devolví los teléfonos.

- Tomad - dije mirando al suelo.

- ¿Ya está? ¿Nada más? - preguntó Bill indignado.

Le miré confundida. ¿Qué más quería?

- Como siempre haciéndote la víctima... - Tom rodó los ojos hasta encontrar a su hermano. Ambos estaban con la misma expresión de decepción.

- ¿Que.. que me hago la víctima? - dije aun sin comprenderles.

- Sí! - gritó Tom

- Vienes aquí de gallita buscando pelea y en cuanto lo soltamos todo te callas y nos haces parecer a nosotros los malos! - gritó esta vez Bill.

- ¿Pero qué dices? - eso me molestó.

- Siempre haces lo mismo. No puedes tener una conversación después de que alguien te diga algo que te molesta! Para eso olvídanos ya - soltó Tom. 

Olvídanos ya. Esas dos palabras sonaron con eco en mi cabeza un par de segundos.

- Y no, no vamos a sentirnos mal ahora. Solamente tú eres la única mala aquí! - Bill se veía realmente enfadado. 

ME callé. Quería contestarles para hacerles ver que no tenían razón pero era imposible. La tenían. Espera... No. Esta vez no.

Me senté encima de mi rodilla para ponerme mejor de cara a ellos. Noté como mi rabia subía hasta mi cara y lo dije.

- Está bien. Sí, soy yo la mala. Soy yo la que ha conseguido que ahora estemos así. Soy yo la que ha hecho daño a alguien. Pero.. Por eso mismo dejé las cosas claras hace un rato! por eso mismo os pedí perdón! Por eso mismo he estado todo el día de mi cumpleaños sola y llorando. Por eso mismo me sinceré con los dos esta mañana.. Porqué quería recuperar a mis mejores a amigos. Quería que este fuera el mejor cumpleaños de mi vida ya que estaba con las mejores personas. Sé que era díficil lo que pido pero... - recapacité y lo pensé mejor - Sí, tenéis razón. No merezco teneros cerca, ni si quiera miraros a la cara. La he cagado y lo he hecho mal. No os echare nada en cara si decidís no perdonarme y no volver a verme nunca. Mañana por la mañana haré mis maletas. Lo siento - 

Llegamos justo cuando acabe mi discurso haciendolo quedar épico. Bajé del coche pensando en todo lo que había dicho y lo cierto que era todo. 

Subí al bus. Volví a mi rincón entre cojines e intenté dormirme. 

La luz del sol  que entraba entre las cortinas me despertó. Estaba tapada con una manta la cual no tenía al dormirme. Me extrañé. Di media vuelta y noté que estaba encima de un colchón. Se estaba cómodo. Estaba encima de una cama. Como..? Me puse de pie y me di cuenta de que era la cama de Tom. ¿Dónde estaba él? 

Fui hacia mi rincón y, efectivamente, ahí estaba él. Sus rastas rubias asomaban por entre los cojines. Decidí no decirle nada para evitar empeorarlo más. 

Bajé a desayunar y ahí estaban todos. incluido Bill. El sitio de su lado era el único libre, no sabía si sentarme. No sabía si le molestaría. Me quedé de pie.

- Puedes sentarte, no voy a comerte - dijo, a mi sorpresa, Bill con la voz seca y sin ni siquiera apartar sus ojos de la caja de cereales. 

Me senté. En ese momento apareció Tom, quien se fue de cabeza a la nevera. 

- Puedes pasarme la le- le pedí a Bill, el cual sin apartar su mirada ni dejándome acabar mi frase me plantó el tetabrick delante - Gracias - dije segundos antes de descubrir que estaba vacío. 

Él se levantó dejándole el sitio libre a su hermano. Éste se sentó en seguida y me puso un cartón de leche nuevo delante. Cabe añadir que el tampoco me miraba a la cara. 

- Gracias - dije en voz baja.

- De nada - contestó, al menos. 

Los demás terminaron y se fueron, dejándonos a Tom y a mi solos. La tensión era demasiada.

- Tom... - me costó empezar - gracias por lo de anoche, pero no hacía fal- me interrumpió

- Lo sé, olvídalo - dijo acabándose lo más rápido posible su desayuno - tu espalda me debe una grande - 

Dicho esto, aun sin mirarme, se levantó y fue a dejar los platos al fregadero. Se giró quedándose de cara hacia mi, como si quisiera decir algo. Pero no dijo nada. Solo levantó un par de segundos su vista hacia mi y se fue. 

Ese pequeño gesto me dio esperanzas de que al menos pudiera despedirme como Dios manda esa tarde. Esa tarde en la que me iba. 

Mientras Tom estaba en la ducha y los otros chicos abajo jugando empecé a hacer mi maleta. 

Cada cosa que metía era un recuerdo diferente. Cosas que me habían regalado los chicos, fotos... Empezaba a ponerme sentimental pero la voz de Tom me cortó la primera lágrima que iba a caer.

- ¿Qué haces? - dijo desde atrás.

- Dios! Que susto! - dije después de un pequeño sobresalto.

- Que qué haces? - repitió

- La maleta - dije obviando el momento

- Por qué? - Tom seguía super serio.

- Me voy... Os lo dije ayer... - 

- Como?! No! - se acercó a mi maleta alterado - No puedes irte! - dijo mientras sacaba las cosas de dentro

- Tom! Para! - intentaba frenarlo

- No puedes irte! - repetía-

- PARA! - grité. Eso hizo que dejara de desordenarmelo todo - Me voy a ir esta tarde. Ya tengo el billete de autobús - 

- Pero no puedes... Quiero decir, no estando así conmigo - 

- Debo irme - dije calmada

- Es por lo que te dijimos ayer? Si era eso, no lo pensamos de verdad! - dijo poniéndose nervioso.

- Tranquilo, no te justifiques. Teníais razón.. Os he hecho demasiado daño, y también me lo hago a mi. Por eso debo irme - esbocé una pequeña sonrisa esperando otra suya como respuesta. 

- No hay manera de cambies de opinión? - 

- No.. Y tranquilo, seguro que con... Pat y Sora... - me costó llamarles de esa forma tan "amistosa"- a penas notareis que no estoy - volví a sonreirle, de nuevo en busca de una sonrisa suya. 

Me sonrió. Esta vez sí. Me sonrió tiernamente y me abrazó. 

Me abrazó. 

Let's Make A Pact Tonight  3a Temp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora