Capitulo 1

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—Tierra llamando a Vicky. —Lucas me pinchó el rostro con un dedo intentando llamar mi atención.

La mente me había llevado lejos, pero Lucas me trajo devuelta a la tierra.

Sentados uno frente al otro con un gran tazón de helados en mi heladería favorita, era la quinta cita que tenía con ese él.
No era un mal chico, de uno noventa de altura, con ojos color miel que daban la ilusión de ser una piscina de la misma y un cabello rizo bastante claro como para poder llamarlo rubio, pero no tanto como para que realmente lo fuera.

Era el típico chico músico que atraía a todas las chicas con sus canciones y su físico. En realidad me sentía intrigada con él, los músicos solían tener un efecto en mí, pero él se estaba convirtiendo en la excepción a esa regla. Empezaba a no soportarlo.

—¿Qué decías? —Me llené la boca de helado para pretender escuchar. Lucas como mucho es la persona más ególatra que te podrás encontrar.

Solía hablar de él y solo de él en cada cita, como si fuera el único ser viviente en este mundo.

—El sábado tengo un concierto, ¿Te gustaría ir? —Él toca en La orquesta de la ciudad, la orquesta es un trabajo en equipo, pero según él, si no estuviera se caería a pedazos.

Ni loca iría, además no tenía a más nadie para que fuera conmigo y no aburrirme sobre manera.

—Uhm, no —Tragué con fuerza y el frío recorrió mi garganta quemando a su paso, vi el reloj y decidí que ya había tenido mucho de él por hoy—. Me tengo que ir.

Me levanté y dispuse a irme, pero me sostuvo por el brazo atrayéndome más a él. Sentado erguido quedaba casi a mi altura, el ser bastante pequeña no ayudaba a la situación incómoda, intenté zafarme sutilmente, pero su agarre era bastante fuerte, quizás hasta dejaría una marca, ¿Qué se creía ese idiota?
A escasos centímetros de mi rostro vuelve a hablar, su aliento rozó mi mejilla dejando un rastro tibio, ugh.

—¿Por qué tan temprano? —Su mirada recorrió la blusa blanca que llevaba puesta debajo de una negra de tirantes, parecía querer ver "algo" más.

Realmente no podía soportarlo mucho tiempo, no sabía porque aún le aceptaba citas, pero juro que un día de esos lo mandaría a la mierda sin contemplaciones. Busqué una excusa válida en mi cabeza. ¿Por qué tenía que ser válida? Simplemente, no quería respirar su mismo aire ¿Sería tan malo?

Intenté retirar mi mano de nuevo, pero aún la sostiene con insistencia.

—Ya sabes, mi gato esta solo en casa, lleva todo un día sin mí. Debo alimentarlo.

Tan cerca podía respirar su perfume, menta y naranjas inundaron mis fosas nasales haciéndome retener un estornudo, quizás si estornudaba en su cara se alejaría de mí definitivamente.

—Él no notará unos minutos más

Me soltó el brazo y me atrajo por la cintura, unos rizos cayeron rebeldes en su frente, sus ojos brillan a la luz de la lámpara que estaba justo arriba de nosotros, se humedeció los labios y ahí iba, otro intento de darme un beso. Si no fuera por qué realmente me estaba hastiando lo besaría. En un pasado lo hubiese hecho, pero su actitud cavó la tumba de mis sentimientos con su narcisismo.

Vi mi momento, le di un suave beso en la mejilla que lo distrajo un poco y me fui lo más rápido que pude. Abriéndome paso así por la puerta que dibuja en un letrero neón "Abierto". No voltee a verlo, esperaba que siguiera allí sentado.

Afuera el aire fresco acarició mi piel llevando el dulce aroma del inicio del otoño, el cielo rojizo con betas violetas anunciaban el final de aquel día que comenzaba a mostrar los vestigios de la frescura de mi estación favorita. Los verdes en los árboles empezaban a tornarse naranja lentamente. Sonreí mirando el cielo que me hizo olvidar del mal momento con Lucas.

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