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Llega un momento en el que te das cuenta que todo lo que deseas se puede volver en tu contra, a pesar de que estaba seguro de lo que sentía por Marco la verdad es que aún no habíamos formalizado nuestra relación, tenía pensado pedírselo pero luego de escuchar sobre su pasado, lo mejor era esperar a que el me lo pidiera. Si bien mis miedos e inseguridades eran notorias cuando las llegaba a tener las de él eran mucho más difíciles de descifrar, sabía que una parte de el tenía miedo de que lo lastimaría. Debía seguir trabajando en su confianza y cuando el momento adecuado llegará, nos veríamos a los ojos y formalizaríamos la relación.

Algo que también había notado era que cuando nuestros besos se intensificaban, de alguna u otra manera me detenía amablemente, supuse que debía esperar a que lo nuestro fuera formalizado para que sucediera. Lo amaba y me la pasaba muy bien pasando el tiempo con el, pero la atracción sexual iba creciendo cada día, no solo me gustaba estar con él, mi cuerpo y mi ser deseaban estar juntos. Sabía que también lo deseaba pues también se comportaba de una manera apasionada pero lograba frenarse y autocontrolarse.

Debía hacer que las cosas con Marco dieran el siguiente paso, tenía algunas ideas pero como no estaba seguro de quien debía ser el que lo propusiera también le había dado a entender lo que deseaba mientras desayunábamos, le dije que mis amigos me preguntaron sobre que era lo que teníamos y supe que estaría pensando en eso, si para el siguiente fin de semana no veía que avanzara, me tendría que proponer yo, por lo que comencé a pensar en la manera correcta de hacerlo y que fuera algo inolvidable. El tiempo de ser felices juntos había llegado y nadie ni nada nos podría separar.

Mi corazón sabía lo que quería y nadie podía hacerme cambiar de opinión, por lo que en la semana al ver a Ricardo llegar nuevamente a la oficina me prepare para darle un adiós definitivo y que sacará de su mente la idea de que podíamos regresar pero para mi sorpresa no iba a buscarme a mi. Disimule lo mas posible para descubrir sus intenciones y me lleve una gran sorpresa al ver que hablaba con Alberto, pasaron cerca de un par de horas conversando, debía esperar para ir y preguntarle sobre lo sucedido en su oficina, pero al darme cuenta de que aprovecharía para que le diera una respuesta desistí de actuar de inmediato.

Parecía vivir una especie de ironía pues mientras que la persona que amaba no parecía dar señales de querer realmente una relación, tenía a dos chicos buscando una oportunidad. Mi exnovio era quien tenía todo para perder debido a su engaño y debido a que perdió mi confianza, aunque era probable que estuviera arrepentido y que cambiará realmente no iba a pensar en esa posibilidad. Por otra parte Alberto desde que nos conocimos me había querido y seguía estando esperando una oportunidad, la cual sería viable si las cosas no resultaban como yo esperaba, aunque no se me hacia correcto tenerlo como segunda opción, merecía a alguien que lo viera como su primera y única opción.

Tal vez el universo me castigaba con la indecisión de Marco, era el precio a pagar  por permitir que Ricardo y Alberto estuvieran esperando algo que seguramente nunca ocurriría. El karma me daba a probar el amor para luego quitármelo y no podía decir que no me lo merecía. Mis errores y malas acciones nuevamente me harían pagar la factura y esta vez sería  mediante la persona que mas quería. El destino me obligaba a afrontar a los tres y a ser responsable de los resultados por mis buenas y malas acciones.

Si bien mi vida profesional estaba llegando a su mejor momento y las cosas con mi familia y mis amigos iban mejor que nunca, mis problemas del corazón comenzaban a afectar mi concentración, no me había dado cuenta de que faltaban unas semanas para nuevamente cumplir años. Esta vez mi madre podía sorprenderme realmente gracias a la distracción que tenía atrapada toda mi atención mental. Cuando menos lo esperara mi familia y amigos me sorprenderían con un pastel y pediría un deseo nuevamente.

Hay momentos de la vida en la que el universo nos presta atención y se dispone a cumplir nuestros deseos sin importar lo absurdo o disparatados que pueden llegar a ser realmente, no lo había pensado y no me di cuenta de lo que había ocurrido. Tal vez era poco probable pero al pensar en mi siguiente cumpleaños y mientras mas lo analizaba supe lo que ocurría. En mi último cumpleaños al momento del pastel a manera de broma pedí tres novios y de alguna manera el universo decidió darme lo que pedía y los últimos meses me dio lo que deseaba.

No tenía sentido que Ricardo me siguiera buscando ni mucho menos que Alberto siguiera esperando a que le diera un si. Si algo debía formalizarse con Marco no había motivo para demorarse, cuando dos personas se aman nada les impide estar juntos. De alguna manera inesperada mi absurdo deseo de cumpleaños los tenía atados a mi. Sabía que era ilógico y que mis amigos se reirían de mi si les mencionaba lo que había ocurrido, incluso a mi me parecía estúpido el creer que semejante deseo se cumpliera, pero el universo nos da lo que queremos cuando menos lo esperamos y actúa de maneras imaginables o era algo que mi madre solía repetir constantemente. Todo el enredo en el que me encontraba era a consecuencia de mi último cumpleaños.

No sabía realmente lo que hacía cuando entre a la pastelería,  pero tal vez podía funcionar mi idea. Si de alguna manera el universo ya me había escuchado y me dio lo que le pedí, tenía que existir una manera de deshacer el extraño hechizo. Compre un pastel individual y una vela, no podía esperar a mi siguiente cumpleaños, no podía hacer sufrir a los tres por mi culpa. Llegue y me encerré en mi cuarto, pues mis amigos pensarían que había perdido la razón si les decía lo que haría. Una vez que coloque la vela y la prendí me concentre y con todas mis fuerzas le pedí al universo que rompiera el hechizo causado por mi deseo de cumpleaños.

No sabía si lograría mi objetivo pero fue lo único que se me ocurrió para solucionar las cosas. Después de dormir un rato, al abrir los ojos y luego de ver el pequeño pastel y el resto de la vela me reí de mi y mi paranoica actuación, deseando no parecer un loco cuando fui a la pastelería. Era obvio que por diversos motivos me encontraba en ese punto pero nada tenía que ver con mi último cumpleaños.

Al otro día en la oficina me dispuse a hablar con Alberto y saber para que se había reunido con Ricardo, tenían motivos para no ser amigos y ahora hasta se reunían en frente de mi, lo que no tenía sentido. Sabía que la ocasión se prestaría para poder hablar de nosotros pero tarde o temprano debía saber que no podíamos estar juntos. Me dolería romper su corazón nuevamente pero sería peor alimentar una falsa esperanza.

Axel: El universo te escucha.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora