Capítulo 3: Hogwarts

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Marzo, 1962.

—¡Jenny, sube rápido, ya lo va a hacer!
Las palabras de su marido hicieron que Jennifer dejara de prestar atención a las cartas traídas por diversas lechuzas, ofuscada subió con su marido, quien estaba en la habitación de su hija, Kathleen.
—Vamos, Kath, Kath, Kathy. Tu puedes, ven con papá, ven con tu papi.
Joseph Fortbront estaba de cunclillas, Kathleen estaba parada, con poco equilibrio intentó dar un paso, luego otro hasta llegar donde su padre quien al tenerla entre sus brazos la elevó y abrazó con orgullo.
—Mirala Jenn, es hermosamente fuerte y valiente, toda una Fortbront.
La pequeña Kath de un poco más de un año se rió con su padre y luego en brazos de su madre cuando esta feliz la tomó en brazos, la niña feliz hizo gestos al colgante de lechuzas que había en su habitación, las lechuzas comenzaron a moverse con el viento, luego se desprendieron una por una y comenzaron a rodear a la familia como si fuera lechuzas miniatura.
Jennifer y su esposo se miraron a los ojos, comunicándose silenciosamente mientras su hija reía por el espectáculo, estaban tensos pero aún así sonrieron, esperando internamente que nada malo pasara.

...

James Potter estaba contento ese día, era un bello día caluroso, todo era claro y bonito, todo le parecía brillante. Estaba a dos semanas de volver a Hogwarts, se supone que su hermana llegaba anoche pero por un contratiempo que James llamaba «Insoportable Jean Delà Pur» se pospuso para esa tarde, no sabía hace cuanto no veía a su hermaba, tal vez desde el verano antes de que fuera su primer año en Hogwarts y ya van cerca de 2 años de eso.
Si bien, las cartas habían sido abundantes, extrañaba a su hermana, abrazarla y jugar con ella, que en las tardes ella le leyera algún libro aburrido de historia que ella convertía en una verdadera aventura entretenida, ella al contrario de Binns, ella podía hacer que la guerra de los ogros fuera interesante.
Sus padres habían ido a buscarla a la estación de trenes en Londres, James se había quedado para que fuera más sorpresivo, o eso creía James.
Al medio día James sintió a sus padres aparecer, corrió desde su pieza hasta la puerta de entrada, su padre venía con una maleta, James emocionado esperaba que su hermana apareciera detrás, pero sólo apareció su madre con una carta.
—¿Mamá? ¿Dónde está Kathleen?
Su madre le tendió el sobre, le sonrió tiernamente, aunque él sabía que estaba triste y enojada, tomó el sobre y comenzó a leer la carta.

«Querido James:
Sé que esperabas verme llegar hoy y realmente siento no estar aún.
Las vacaciones con tía Jean estuvieron bien, es mucho mejor que haberla tenido como maestra de pociones el año en Beauxbatons.
Con Phillip nos divertimos tanto en Ilvermorny, como ya sabes quedamos en la misma casa. Ahora que sus padres están en Londres iremos a Hogwarts, pero aún no puedo volver, mi gata, Snitch está enferma.»

James no había conocido a la inoportuna gata aún, solo tenía fotos de la gata rubia de ojos amarillos, su pelaje era largo y estaba brilloso -según las descripciones de su hermana- se parecía a la Sntich de Quidditch.

«Me encantaría poder estar contigo estás últimas semanas de verano, mamá me contó que invitaste amigos, que bien por ti, supongo que te gustó en esos momentos que no estuviera en casa»

Eso no era verdad, pensó James, le habría gustado que se conocieran, imaginaba a su hermana y a Remus hablando de libros y cosas así mientras que Sirius y él jugaban en escobas, seguramente en un momento Kath también se hubiese subido a una escoba. Peter no pudo ir a su casa y todos lo lamentaron.

«Como sea, solo alargó y alargó esta pequeña carta que debía servir de consuelo por mi tardía llegada.
Se despide,
Kathleen Jennifer Fortbront Potter.»

Cambiaremos El Destino. «Era De Los Merodeadores»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora