Capitulo 7

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-¿cómo te fue?- me pregunto mi tía en cuanto llegue a la casa.

-pues, empiezo el lunes- me quite despacio la chaqueta ya que comenzaba a hacer un poco de calor.

-pero ¿te dieron calificación?- salió de la cocina secándose las manos con un trapo -dijeron algo sobre clases particulares- hice una mueca.

-saque sobresaliente en casi todas las materias, pero es que matemáticas nunca ha sido lo mío- ella río y se metió el trapo en un bolsillo. Aún no confiaba del todo en ella, la había visto al rededor de 5 veces en toda mi vida, pero aún así opte por sonreírle.

-me parece estupendo, si quieres podemos ignorar las clases extra- le sonreí tímidamente una vez mas y asentí, después la seguí a la cocina, no había estado tanto tiempo en la escuela pero el camino era muy largó y ya casi era hora de comer.

-¿dónde esta mi tío?- tome un pan de una bandeja y mi tía me dio un manotazo- hay- me queje. La mire un poco asombrada, pero ella no lo noto en absoluto

-no se come si no estas sentada en la mesa- asentí y me senté, era bastante raro no poder tomar la comida que quisiera además de tener que sentarme en un comedor tan pequeño, por lo general comía en el comedor del hospital con todas las visitas de los enfermos sentados en otras mesas repartidas por la habitación- ¿te sientes bien?- mi tía me saco de los recuerdos de la rica sopa que preparaban en el comedor del hospital.

-Claro que si, tía- le sonreí lo que pareció tranquilizarla.

-¿comerás ahora o piensas esperar a tu tío?- me encogí de hombros pero no me levanté de la mesa así que ella me pasó un plato lleno de fideos, los probé, no eran especialmente ricos pero tenían un toque especial. En cuanto termine me levante de la mesa y di las gracias a mi tía, ella dijo que aún no me servía el resto de la comida pero yo insistí en irme.
-Vaya, que largo que es el viaje hasta acá- salte por el susto y el asombro que me dio ver a la rubia platinada que recién conocí en el instituto del pueblo.
-¡¿qué diablos haces acá?!- le grite y ella me ordenó a gestos que bajara la voz.
-Hola pequeña tonta- me sonrió un tanto exagerado y se recostó en mi casa que estaba llena de ropa ya que aun no desempacaba del todo.
-Me alegraría si te marcharas- la quite de un empujón de mi cama- llamare a mi tía, estoy segura que esto es ilegal- camine hacia la puerta.
-Pero por supuesto que es ilegal- me miro confusa- además no luces tan histérica como creí- ella sonrió y se interpuso entre la puerta y yo, me bloqueaba por completo la salida.
-Estoy acostumbrada a las visitas- me encogí de hombros y regrese a mi casa mirando a la rubia esperando una explicación.
-Vaya, pues me alegro- entonces abrió la puerta y un chico alto entro caminando a paso rápido, era alto, con los ojos perfectamente azules como los que compartíamos la rubia y yo, la melena rosa era notablemente un intento por ocultarlos, trataba de resaltar su pelo para no hacer notar sus ojos, en realidad era bastante hermosa la combinación, parecía una bonita caricatura.
-Maldita sea, Lea- el chico la miro un poco enojado- el viejo de allá abajo casi me mata- la rubia, o más bien Lea, solo sonrió y volteo a verme lo que provocó que el chico también se fijara en mi- awww, pero que bonita- me miraba como si fuera un cachorrito- sus ojos brillan bastante ¿la alimentaste, maldita apresurada?- la miro con horror y se me acerco para mirar mis ojos fijamente.
-Por supuesto que no lo hice- lo miro con un gesto de asco -¿cómo es que siquiera me crees capaz?- fingió indignación.
-Entonces vaya que la niña es rara- hizo como si yo no estuviera allí en la absoluto. El chico resultaba bastante atractivo, su sonrisa no era del todo angosta, la tenía en forma de corazón, perfectamente rozada y ancha, casi me hizo sentir mal si no fuera por el hecho de que su sonrisa era en extremo contagiosa -¿y quien eres?- esperaba impaciente mi respuesta
-Laila- quise sonreírle pero entonces me di cuenta que estaban invadiendo mi habitación- dios, no deberían estar aquí- comenzaba a preguntarme porque no los hice marchar en cuanto llegaron -largo, ni siquiera los conozco- ella bufo y se lanzó por la ventana enseguida, él me miro un poco mas aun con su sonrisa encantadora.
-oh, pero lo harás- me guiño el ojo y siguió de cerca a su acompañante.
Yo me quede sentada en mi cama, ahora mas que nunca quería regresar a la tranquilidad del hospital.

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