Shen QingQiu volvió a mirar hacia atrás de manera disimulada, oculto tras su abanico como siempre mientras Liu encabezaba la caminata. Le resultaba extraña toda esa situación porque, de la nada, había recibido una invitación de su shidi para que acudiera a la arena de entrenamiento de la Cumbre Bai Zhan. Miró con atención a su alrededor, descubriendo que estaban completamente solos. Volteó de nuevo para encontrarse con la espalda de su anfitrión, pero se sorprendió de que no fuera así, pues Liu había volteado y le devolvía la mirada con una intensidad que le provocó que la piel se le erizara.
Normalmente era él quien tomaba la iniciativa para ir a verlo y, la repentina invitación, lo tenía de lo más intrigado. Se sopló con su abanico un par de veces por hacer algo con las manos y no porque tuviera calor mientras los ojos penetrantes de Liu lo taladraban hasta dejarlo harto de nervioso. Ante el silencio incómodo que se había formado entre los dos de la nada, el líder de la Cumbre Qing Jing se armó de valor y compostura para averiguar qué ocurría en la compleja mente de su apreciado amigo.
—¿Liu shidi...? —indagó con suavidad, no quería que se le notara la urgencia de saber qué ocurría—¿Hay algo que quieras decirle a este Shinxiong? —intentó una vez más, logrando que el otro solo soltara un bufido. Su boca se torció en una expresión de fastidio y se cruzó de brazos con aire molesto.
—Estuviste encerrado y en cama por un par de días, obviamente estaba preocupado de que estuvieras enfermo de nuevo.
Al oír esas palabras, el corazón de Shen QingQiu se llenó de una cálida sensación. Había estado temiendo que su adorado Liu QingGe estuviera molesto al grado de dejar de hablarle por los últimos eventos del pasado, pero no podía estar más equivocado con eso. La realidad era que estaba temeroso por su salud y Shen no podía sentirse menos que agradecido por semejante gesto de amor. Siempre que lograba sacarle ese tipo de respuestas tan enternecedoras, sentía que se le iba a caer el abanico de las manos de las ganas que le nacían de abrazarlo. Pero eso era algo que no podía hacer. Ya que... ¿Qué clase de hombre respetable dejaba atrás toda la propiedad y educación que él tenía para colgarse del cuello de otro hombre por un gesto como aquél?
Además, Liu QingGe era un hombre duro, hecho para la guerra, jamás aceptaría ese tipo de comportamientos y solo lograría que su expresión se volviera aún más molesta cuando se refiriera a él. Cerró el abanico de manera repentina y sonrió de la manera que hacía solo para molestar a su shidi. Se trataba de una expresión que servía para atosigarlo al punto de ponerlo a gruñir como el malhumorado que era en el fondo, lo había descubierto poco después de conocerlo. No había nada más fastidioso para Liu que la mirada traviesa de Shen.
—Liu shidi, estoy tan halagado de que me encuentre tan presente en tus pensamientos, pero no debes preocuparte tanto por la salud de este Shinxiong, soy fuerte y este cuerpo es más resistente que el de antes.
—Eso parece... —respondió el otro con una total falta de ánimo y lo miró de arriba abajo con un deje de resignación.
Shen QingQiu no logró descifrar su expresión porque estaba completamente perdido en sus propias ideas: «¿Por qué eres tan adorable, Liu Qingge? ¿Por qué te tienes que comportar como un auténtico hermano sobreprotector cuando esperaba que fuera un duro dios de la guerra?»
El mayor se sopló de la emoción con fuerza mientras su mente volaba en ello. No es como si le molestara, le encantaba que estuviera tan apegado a él. Se sentía como un fanboy en frente de su idol favorita y que esta lo llamara para darle exclusivamente su autógrafo de entre la multitud. Era imposible no sentir que se derretía ante aquella sensación. Aún así, no podía permitirse demostrar tales pensamientos y cerró el abanico de forma repentina, recuperando el aire de sobriedad de líder de cumbre
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Invitación a la cumbre Bai Zhan
FanfictionDespués de los cinco años de lucha por recuperar el cuerpo de Shen QingQiu y de que todo se arreglara de alguna forma, ahora todos viven en paz. Luo Binghe decidió dejar todo atrás y vive con su Shizum pero Liu Qingge aún tiene muchas cosas que deci...