Capítulo 18.

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"Hemos conseguido reanimarlo, aunque su estado es crítico."

Abro la puerta de la casa de mi madre mientras recuerdo de nuevo esas palabras. El alivio que sentí al oirlas no puede describirse, pero aún así no pude controlar mis emociones. 

-Tu madre y yo nos quedaremos en el hospital esta noche, ¿podrías quedarte con Emma?-susurra Mike con la niña entre sus brazos.

Asiento, no tenga fuerzas para nada. Podría haberle gritado que buscara a alguien y dejara de joderme más de lo que ya estaba, pero no soy capaz de pronunciar ninguna palabra. Pone a la pequeña entre mis brazos y se marcha.

-Tu madre te ha dejado una nota en la nevera para que cuides bien de Emma.-grita y después oigo el ruido de la puerta cerrándose.

Genial, me he quedado sola con un bebé de unos meses de vida y mi hundido estado de ánimo. Dejo a Emma en su cuna y me siento sobre el sofá. Enciendo mi teléfono y llamo a Louis.

-Hey.-murmuro secamente.

-¿Qué tal estás Als?-pregunta preocupado.

Hundida, rota, deprimida, cansada, sola, destrozada.

-Bien.-contesto.

-¿Y tu her...-le interrumpo cuando comienzo a sollozar.

-No... no saben si puede...-intento decir.

-Hey Ali, saldrá bien, tranquila cariño.- susurra dulce.

Sus palabras ablandan mi corazón.

-Estoy en Glasgow, se ha adelantado la entrevista, con lo cúal mañana estaremos en Bristol, tendré tiempo libre. No te librarás de mi tan fácilmente.-continúa.

-No tengo intención de librarme de tí.-murmuro.

Nunca.

-Tengo que colgar Als, adiós.-dice sin saber cómo despedirse.

-Adiós.-murmuro seca y cuelgo.

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-Venga Emma, duérmete.-digo mientras la balanceo entre mis brazos.

Pero nada, ella sigue jugando con mi pelo entretenidamente, sus grandes ojos azules me observan mientras balbucea palabras en su propio idioma. Da un fuerte tirón a mi pelo y se lo mete en la boca.

-Ag Em.-digo recogiendo mi pelo.

Son las dos de la mañana, me estoy muriendo de sueño, creo que no me vendría mal descansar un poco después de todo. Sigo balanceándola entre mis brazos hasta que apoya su cabeza en mi hombro y en pocos minutos se queda dormida, me siento con ella en mi regazo y la miro. Se ve tan bonita, es igual a mi madre, esos ojos llenos de vida, ahorra cerrados y su pequeña nariz. Cojo mi móvil y le hago una foto, su cuerpo se ve delicado en ella, su expresión de tranquilidad en su rostro la hace más bonita aún.

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Kenny está igual que ayer, un poco mejor, pero igual. No ha despertado aunque sus constantes han mejorado lo suficiente como para tener un poco más de esperanza. Me quedaré todo el día de hoy aquí, no me vuelvo a hacer responsable del pequeño monstruo.

-Será peor para ella, no debería haber venido.-susurra Mike dentro de la habitación.

Me acerco más a la puerta de la habitación del hospital, intentando oír.

-No, es su hermano, ¿crees que si le hubiera obligado a quedarse allí lo habría hecho? Mike, sabes como es ella.-niega mi madre.

-Imagínate que le ocurra algo a Kenny, que no despierte o ni siquiera sobreviva.-dice susurrando las últimas palabras.- Volverá a recaer, no querrás que pase lo de la última vez, Marta. Ali es muy frágil, y Ken es su punto débil, si el no sobrevive, ella tampoco.- dice enfadado.

Trago sus palabras con dificultad. Ya las había olvidado, las había escondido para que nunca salieran a la luz. Pero parece que la luz ha estado apagada todo este tiempo.

Recaer.

La última vez. 

No entiendo porque se preocupan por mí, nunca lo han hecho. Siempre he ido un poco a la sombra, nunca me ha importado nada. Pero nunca viene mal un poco de amor, ojalá hubiera tenido ese cariño por parte de mi madre, a lo mejor eso me hubiera hecho un poco más fuerte.

-No sabéis nada.-les digo entrando a la habitación.

-Oh Ali, no queríamos...-susurra mi madre.

-No querías herirme.-digo repitiéndo su típica frase.-Pero a ti te doy igual, te da igual herirme, sólo te importa tu nueva familia, intentas esconderme. Si fui un error de tu pasado dímelo ahora.-le escupo.

-Cariño... No, claro que no.-dice dando un paso hacia mí, intentando abrazarme.

Doy un paso hacia atrás, evitando su contacto.

-Fuera.-susurro.

Cuando por fin cierran la puerta, suspiro y apierto mis ojos, evitando las lágrimas. Creo que soy una llorona. Empiezo a buscar en mi móvil, encuentro un vídeo que me envió Kenny hace un mes. En ese vídeo yo tenía quince años y él dieciocho, recuerdo que él me arrastró hacia nuestro jardín porque decía que necesitaba un poco de aire. Pero lo primero que hizo fue tirarme al suelo y llenarme de barro para después irse corriendo, tuvo la mala suerte de que se encendieran los aspersores en ese momento. Se resbaló y cayó al suelo, creo que fue el mejor día de mi vida, no recuerdo haber reído tanto en mi vida. Mi madre nos grabó cuando el me cogió en brazos y empezó a correr, empapándonos.

Una gran sonrisa cubre mis labios y unas pocas lágrimas se apoderan de mis mejillas. Verle en el vídeo tan feliz, riendo y lleno de vida y ahora está apagado, en una cama intentando respirar, intentando luchar contra sí mismo. Me parte el corazón, me parte el corazón que quién menos lo merezca tenga que sufrir así.

Una mano sostiene mi barbilla, girándome para contactar con sus vivos ojos azules. Su cuerpo tan cercano al mío hace que mi corazón se acelere, creando una sensación desconocida en mi interior. Junta sus labios con los míos para darme un corto beso, lleno de amor, dándome fuerzas. Pero lo único que hago es caer en sus brazos, lloro descontroladamente escondiendo mi cara en su cuello mientras sus brazos rodean mi cuerpo, mientras ilumina poco a poco mi oscuridad.

Pero, ¿será capaz de hacerlo? 

Teardrops (Editando).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora