-¿20 puntos? ¿Cómo un videojuego? -cuestionó el mayor confundido-. Pero lo comprendo, porque tendrías que estar muy loco para aceptar el cortejo de un alfa que a penas conoces y te lo acaba de pedir, como tu dices, a la mitad de un pasillo -se rascó...
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Ese día -con una pequeña ayuda de Hoseok- Yoongi se las había ingeniado para lograr dejar la rosa junto a una pequeña nota en el casillero de Jimin. Había despertado bastante temprano para hacer aquello. Para ese entonces el peliazul aún no llegaba, así que en lo que transcurrió del día no se vieron.
Cada uno tenía sus asuntos, no compartían clases y sus descansos no coincidían. Todo apuntaba en contra a que ambos se encontrasen aunque sea por un momento. Un poco desilusionado el alfa se resignó a que ya sería otro día en que sus ojos podrían ser bendecidos con la imagen de Park Jimin.
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Cuando llegó a la universidad y abrió su casillero, se encontró con una hermosa y fresca rosa roja, acompañada de una pequeña nota de color azul. Como ya se había hecho común cada que recibía tal presente, una ligera y tímida sonrisa se pinto en sus labios.
Imaginar cómo es que el peculiar alfa se las habría arreglado para lograr abrir su casillero y dejar el detalle ahí lo dejó pensando por algún momento, si no supiese de donde provenía le habría parecido bastante perturbador y ya estaría caminando hacia el primer deposito de basura para tirar la flor y la nota ahí, pero todo encajaba. Le había parecido un extraño que su primo le dijera que necesitaba recoger cierto libro de su casillero, pero como era común entre ellos compartir cosas no hizo preguntas. Así que ahora sabia quien había sido el compinche de Yoongi en su misión. Se le escapó un carcajada al imaginarse al alfa pelioscuro ideando junto a su primo algún plan.
Era la primera vez que Yoongi dejaba la rosa y no esperaba o lo buscaba para entregársela. Muy en el fondo una pequeña parte de su ser se sintió desilusionado de no ver al alfa. Ante eso, el omega frunció su ceño confundido y un poco molesto por estar cediendo tan rápido, pero es que el alfa realmente parecía estar poniendo mucho empeño en ganar los 20 puntos, no podía evitar emocionarse de que alguien estuviese dispuesto a hacer algo como aquello por él. Tal vez, Min Yoongi no era tan tonto como los demás alfas.
Decidió que después de clases buscaría al mayor, si tenía suerte éste aún no se habría ido y podría verlo para agradecerle por la rosa. Solo agradecerle por la rosa, no es como que fuera una escusa para ver al alfa, no, claro que no. Sacudió su cabeza y emprendió su camino hacia su primera clase.
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—¡Yoongi! —gritó alguien, haciendo que el alfa interrumpiera su andar hacia la salida.
—¿Si? —preguntó viendo como esa persona se acercaba con rapidez.
—¿Por qué tan apurado? —cuestionó un alfa rubio con una sonrisa divertida. Compartían algunas clases y habían cruzado si a caso como tres palabras en lo que llevaban de carrera.
—Tengo mejores cosas que hacer —se encogió de hombros, restándole importancia esperando a que el chico tomara aquella indirecta y dijera rápido la razón por la que lo buscaba— ¿Tienes algo más que decirme? Porque si no, yo me voy.
