Jessica

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El fin de semana lo había pasado en casa de mis tíos, cerca de la costa. Con mi familia habíamos aprovechado que era fin de semana largo por un feriado, así que decidimos irnos para allá. Había comprado algunos alfajores para compartirlos con Dominic y para que se los diera a su familia.

No me llevaba mal con su madre, sin embargo sentía que no le terminaba de caer bien del todo, más que nada supongo que se veía obligada a llevarse bien conmigo por el bien de su hijo. Ella era ese tipo de mujer. Hacía casi año y medio que salíamos juntos pero no me presentó a su familia hasta que cumplimos seis meses. En el fondo siempre sentí que era porque sentía vergüenza. Su posición económica era buena, pero mi familia tenía más dinero que la de él y tal vez era por eso que se sentía mal.

Desde que tengo memoria me sentía atraída hacia él, pero mis sentimientos se intensificaron cuando hace dos años me salvó de un acoso que estaba sufriendo. Siempre fui extrovertida con la gente, pero me sentí demasiado impotente en ese momento.

A veces me arrepiento de haberme confesado, pero no por mis sentimientos, sino por Leah. Ella fue mi mejor amiga durante casi toda mi vida, aunque siempre sentí envidia. Porque lo tenía todo, tenía una familia amorosa, tenía el cariño de la familia de Dominic, pero por sobre todas las demás cosas lo tenía a él, comiendo de la palma de su mano. Seguramente si yo fuera Leah me llevaría bien con la madre de Dom o tal vez directamente tendría su completa aprobación sin tener que esforzarme tanto.

Cuando me enteré de la separación de sus padres me sentí mal, estuve para ella toda esa semana, viéndola llorar y no queriendo salir de su cuarto. Cambiaba completamente cuando Lucy estaba en casa, sabía que amaba a su hermana más que a nadie en el mundo y que si ella la veía triste se pondría peor. Era mi ejemplo a seguir en esta vida.

Pero como siempre tengo que arruinar todo, constantemente me dije que debía contener mis sentimientos, lo que menos quería era arruinar mi amistad con Leah, ella era más hermana mía que mi propia hermana.

Recuerdo que en la fiesta de Lauren me tocó jugar a siete minutos en el paraíso con Dominic. Estaba tan ebria que no recuerdo mucho, pero cuando estuvimos encerrados en el cuarto todo se despabiló. Me encontraba con el chico que tanto me gustaba hace tanto tiempo, todo estaba oscuro así que decidimos sentarnos en el suelo nos reímos unos momentos contándonos algún que otro chiste estuvimos hablando y de un momento a otro sin darme cuenta me arrojé a sus brazos. Pensaba mantenerlo en secreto pero justo se había terminado el juego y todos entraron al cuarto incluyendo a Leah que fue la primera que vio esa escena. Sentí frustración en ese instante y más que nada humillación. Me había ganado completamente el título de peor amiga en el mundo.

Quise buscarla para contarle que había sido un error mío, que no debería haber ido a la fiesta o quizás que no debería haber tomado tanto como lo hice, pero la última vez que la vi estaba en los brazos de Trevor, no me animé a decirle nada y simplemente me distancié.

Decidí seguir porque no podía frenar lo que sentía y dominic aceptó salir conmigo. Pensé que tal vez él se sentía igual que yo, por miedo a no dañar a Leah nos volvimos cómplices en esto. Muchos chicos me habían invitado a salir, aunque rechazaba a todo el mundo. Decidí cortarme el cabello y empezar desde cero. Siempre había amado mi cabello largo y rubio, pero me di cuenta de que sólo lo tenía así para parecerme a ella un poco, para tener su suerte o tal vez porque en el fondo sabía que ella tenía algo que yo nunca iba a poder tener y ahora mismo lo tenía entonces... ¿Por qué quería seguir siendo como ella? No. Debía cambiar completamente.

Comencé a juntarme con chicas vacías como Ashley y teresa, que sólo hablaban de salidas con chicos los fines de semana, o de algún nuevo rubor o labial que habían comprado, y poco a poco comencé a convertirme en aquello que jamás pensé. De todas formas no había marcha atrás yo seguí con mi vida y Leah siguió con la suya

- Dominic – Lo llamé chasqueando los dedos - ¿A qué hora saldrás del trabajo? ¿Quieres que te pase a buscar?

- Creo que saldé a las cinco, o tal vez un poco más tarde, de todas formas pensaba por pasar por la casa de... -Su silenció me lo confirmó, debía acostumbrarme. Diablos había pasado un año y medio y todavía le costaba decirme que pasaba por la casa de la persona que alguna vez fue mi mejor amiga.

- Ah, sí claro. –Lo interrumpí, no me animaba ni a escuchar su nombre- Está bien no te preocupes, llámame cuando llegues a tu casa ¿Si?

- Está bien –Respondió sin más.  

Siempre TUWhere stories live. Discover now