Viernes, 3AM

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  Ahí estaba otra vez esa sensación. Ese cosquilleo horrible. Esa voz en mi cabeza que me decía “hacelo, hacelo, nadie se va a enterar, a nadie le importa, ya no te queda nada que perder”

  -No -dije.- No quiero, no voy a hacerlo, a pesar de todo hice una promesa y se que soy mejor que esto, se que soy fuerte, sé que puedo.

  Eran las 3:57 am y yo estaba muerto. Temblaba, sentía mucha irá, mucho enojo, mucho dolor, mucha pena, muchas cosas horribles. Estaba roto, indefenso, desnudo ante la soledad, sin ningún velo que pudiera esconderme de la oscuridad abrasadora que me quemaba el alma. Estaba… perdido.

  Desanimado, miré la pared con ansias y un nerviosismo bastante fuerte.

  “Dale, pegale, metele una piña y rompete las manos, descárgate” decía cada vez más fuerte esa pequeña vocecita en la parte de atrás de mi cerebro. Me negué a hacerle caso y preferí en cambio hacer algo distinto, algo que nunca había hecho.

  Con miedo, golpee la puerta.

 
  -Que pasa?- respondió una trémula voz desde la nada.

  -Puedo dormir con vos?- le dije, en un quiebro.

  -Pasa algo?

  -No me siento muy bien.

  -Si, vení hijo, acostate.

  Despacio para no hacer mucho ruido ni chocarme nada, me acerqué hasta la cama y me acosté en posición fetal y ahí empecé a llorar. Lloré como hacía rato no lloraba, como un nene perdido que busca consuelo en alguien que pueda ofrecerle un camino. Lloré y mi viejo empezó a acariciarme el pelo, a abrazarme con una mano y a contenerme; a consolarme.

4:20 am y yo ahí, mejorando de a poco mientras el me aconsejaba a pesar de que debería estar durmiendo para descansar y encarar la jornada laboral con pilas pero no le importó mucho. Constantemente le pedía disculpas por despertarlo, por molestarlo hasta que me dijo no jodas, los padres estamos para eso.
 
  No pudimos volver a dormir hasta las 5, pero yo estaba tranquilo, ya no temblaba y podía respirar sin dificultad.

  Fue una noche difícil, muy difícil, pero gracias a él pude dormir, pude vivir.

  A la mañana pudimos hablar, yo seguí llorando y el sacó viejos consejos dados desde la experiencia propia y pude entender que era lo mejor, que quizá así ambos dos podríamos estar bien. Estabamos yendo a mi escuela, yo me juntaba con los pibes del curso para festejar que todos nos graduamos; no tenía muchas ganas de ir pero el me convenció

  -Para que te vas a quedar? Para estar solo?- Dijo.- Necesitás a tus amigos, necesitás más que nunca estar con gente que te quiere y que te escucha y que puede ponerte el hombro para salir de esta. Porque vas a salir. Vas a salir porque de todas se sale y de esta más. Tranquilo

  Y así me fui, me lavé la cara y me vestí con mucho pesar pero ya estaba en el baile, tenía que bailar.

  Pasamos una tarde espectacular y mis amigos me dieron lo que necesitaba y estoy eternamente agradecido por todo

Ahora viene lo jodido, ahora viene el duelo, ahora viene sanar la herida…
Pero estoy tranquilo, porque de esta, se sale.


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⏰ Última actualización: Dec 23, 2018 ⏰

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