parte única.

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   Cuando Louis aparece en la puerta de tu casa a las 10:00 pm, con un chaleco de diamantina y lentes de sol con forma de estrella, lo único que puedes hacer es esperar lo peor.

Era el cumpleaños número dieciocho del prodigio hijastro de la rectora de Raynehall University, quien se proponía a aburrirse en la monotonía de su habitación mientras que su padre acompañaba a su madrastra a la junta administrativa de la universidad.

—¿Estás listo para perder la virginidad? —preguntó Louis, quizá un poco demasiado fuerte— tenemos dos botellas de vodka, una camioneta robada, y muchos billetes de una libra para meter en los calzones de alguna bailarina.

—¿Y cómo planeas que me escape de mis padres?

—De eso me encargo yo. —Louis tronó sus nudillos, se estiró el cuello como si estuviera a punto de entrar a un ring de combate, e hizo a su mejor amigo a un lado para entrar a su casa—. Buenas noches, señora Horan, siempre es un placer verla tan deslumbrante...

—¿Qué es lo que quieres Louis? —interrumpió Beatriz, sin dedicarle una segunda mirada al adolescente— estoy a punto de salir y necesito encontrar mis pendientes.

Beatriz continuó revoloteando por la sala de estar, buscando detrás de los costosos cojines del sofá, e incluso debajo de la mesa, sin rastro alguno de sus pendientes favoritos.

—No tomará mucho tiempo señora Horan, Niall y yo tenemos que entregar un proyecto muy importante para la clase de salud este lunes y acordamos reunirnos hoy en mi casa. Supongo que Niall se entretuvo ayudándola, así que vine a recogerlo.

—¿Y necesitas un chaleco tan... —Beatriz escaneó a Louis de arriba a abajo— excéntrico, para hacer tu tarea? Además, ¿son esos lentes de sol? ¿en plena noche?

—Sabe mejor que nadie que me gusta lucir siempre elegante cuando dejo mi casa —Louis hizo una reverencia exagerada, luciendo su chaleco.

Beatriz rio, parándose frente al espejo del recibidor para colocarse los pendientes que por fin había encontrado enterrados en algún rincón de su bolso.

—Y este proyecto, ¿es importante?

—¡Oh, muy importante! —mintió Louis— vale 70% de nuestra nota.

Louis sabía muy bien lo esencial que era para la madrastra de Niall que el muchacho tuviera buenas calificaciones. Ella, al ser la rectora de Raynehall, y Bobby siendo uno de los profesores más remunerados y premiados que trabajaban en esa institución, podían conseguirle a su hijo una beca fácilmente, Niall solo tenía que mantener sus calificaciones.

Con eso dicho, Beatriz escudriñó al par de estudiantes, como si con sus ojos penetrantes, pudiera persuadir a los dos estudiantes de escupir la verdad. Ella conocía al mejor amigo de su hijastro desde hace ya varios años y con el tiempo, se había dado cuenta de que era un maestro de la persuasión, pero solo por esa noche, decidió dejarlo pasar; después de todo, era el cumpleaños de Niall, merecía tener un poco de diversión.

—Te quiero de regreso antes de media noche —dijo, regresando su atención al espejo para terminar de colocarse los pendientes— y espero que tengan su proyecto terminado para entonces.

Ambos asintieron vehemente, con alargadas y blancas sonrisas en sus rostros. Louis no perdió tiempo en tomar la mano de su mejor amigo y arrástralo hasta afuera de su costosa residencia.

Una camioneta de carga roja y oxidada los esperaba estacionada frente al garaje. Al volante, estaba Zayn, con una mano sobre la ventanilla y un cigarrillo entre sus dedos.

—¿Listos? —preguntó en cuanto los vio venir.

La respuesta ya estaba impresa en las amplias sonrisas de ambos.

tainted; nsWhere stories live. Discover now