Pensé que yo era valiente, pensé que podía conseguir todo lo que quisiera ya que mi padre siempre me lo decía, pero esta vez no lo conseguí y solo soy consiente de que soy una persona cobarde.
Pensé que podía enfrentar mis propios problemas con la cabeza en alto pero no soy valiente. No podía ni siquiera hacerme daño, solo logré cortar un poco mi muñeca pero no es nada grave.
Me encuentro recostada en la pared de la cocina mientras que el cuchillo descansa en mis manos. Mis pensamientos vuelan tan lejos que ni siquiera me doy cuenta de que están sacudiendo mis hombros como si fuera una sábana llena de polvo.
— ¡Cassandra! —esos gritos me hicieron reaccionar.
Su voz muestra lo enfadado que está pero ¿porqué? A él no le debe de importa si me suicido o no, él no tiene ninguna responsabilidad conmigo.
— Yo... —solté el cuchillo como instinto y me alejé de Henry como si él me fuera hacer daño, lo cual es ilógico ya que él es quien me está ayudando—. No pude... —mi rostro es un mar de lagrimas.
Escuché que dijo algo inteligible y luego me sostuvo de las mano con suavidad pero se percató de que allí había un poco de sangre, su cara ahora es mucho más inexpresiva que antes, puedo ver cómo su ceño se frunce tratando de buscar algo.
— ¿Quieres morir? —la piel se me erizó ya que su voz sonó ronca, ya no había rastro de su voz suave—. ¿Tan poco crees que tu vida vale para hacer semejante barbaridad? —preguntó suavizando su rostro.
Pensé en su pregunta y la verdad es que ya no vale nada, ya no hay sentido.
— Desde que mi familia murió me siento miserable... sola. Y... yo no quiero seguir así, quiero morirme pero ni siquiera tengo... la valentía para hacerlo porque soy... cobarde —escupí con odio, como si gritarle a él me ayudaría un poco.
Me sorprendí un poco con mis palabras y si hubiera dicho eso cuando mis padres estaban me hubiesen regañado por decir eso.
— No estás sola, me tienes a mí y podremos salir adelante...
— ¿Podremos? —reí con cierta burla—, no, podremos no porque fui yo quien perdió a su familia. Soy yo la que está sufriendo porque ni siquiera "mi familia" vino, ni siquiera una maldita llamada ¡NADA! —grité con rabia.
— No puedes cargar con todo tu sola...
— Estoy y me siento sola, ya no tengo... familia —me estoy empezando a odiar por llorar de solo recordar a mi familia... ¿pero qué hago?
Sus brazos fueron por debajo de mis brazos de una forma lenta y como si ya fuera de costumbre yo me abracé a él.
Cuando nos abrazamos sentí tranquila, olvidándome un poco de lo malo que ha pasado y solo me concentre en su calor. Sus dedos se enredaron en mi cabello todo feo ya que estás semanas no me han dado ganas de tratar de verme bien. Él masajea mi cabeza mientras que yo escondí mi cara entre su clavícula para estar más cómoda.
Mis sollozos pararon pero no quiero separarme de él, porque sentir algo extraño en mí cuando una de sus manos subía y bajada en mi espalda dándome apoyo.
No quiero caer en un abismo, quiero aprender a sobrellevar este dolor y aprender a vivir con ellos. Aunque no sea fácil sé que puedo lograrlo pero también hay algo más que me ayuda en eso.
Y es ese cariño que estoy empezando a tener por él y me voy aferrar en eso porque no hay nada más en lo que pueda aferrarme. Perdí todo y lo único que tengo es el apoyo que Henry me da y me sostendré de eso para no caer en un abismo.
Y desde ese momento sentí que Henry le daría un nuevo sentido a mi vida.
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En El Olvido ©
Short StoryCassandra Jenkins sintió que su vida se derrumbaría luego de haber perdido a sus padres y a su hermana pequeña en un incendio. Sentía que ya nada tendría sentido sin ellos y no tenía ganas de vivir. Pero luego llegó él para evitar que se derrumbase...